jueves, julio 30, 2015

Cambio versus continuismo, ¿nada más?

Leía a un dirigente de la izquierda analizar la situación política y planteando como disyuntiva de 2016, el continuismo de derecha, incluido Humala (precisión suya), y el cambio que encarnaría la izquierda, para lo cual tendríamos que unirnos para ganarles las elecciones. Me puse a pensar si no era un resumen demasiado simple, y al mismo tiempo me di cuenta que a pesar de que otros no lo cuentan así, en el fondo hacen el mismo razonamiento: neoliberalismo desde Fujimori y nueva elección con más de lo mismo.

La primera pregunta que queda en el aire, es si el paso del régimen re-reeleccionista y claramente autoritario de Fujimori, al gobierno provisional de Paniagua y a los primeros meses de Toledo, era solamente una forma de seguir adelante con el neoliberalismo y su marco la Constitución de 1993, o tuvo un significado más profundo, que de alguna manera nos advierte de lo que se jugará el próximo año. Para algunos, es verdad, la rebelión de Toledo contra la primera vuelta del 2000 y los Cuatro Suyos, fueron casi nada, y las cosas se resolvieron por el azar de la Pinchi Pinchi y el video de Kuori Montesinos, que Iberico quisiera ahora que nunca hubiera existido.

Pero lo que ocurrió el 2000 fue una victoria popular democrática, que nadie anticipó ni preparó, que desmontó una parte importante del sistema político imperante. Desde entonces en el Perú se cruzan líneas autoritarias y democráticas, demandas de cambio y miedos al cambio, y en lo que parecía que se había establecido un límite: ni una vuelta atrás con el fujimorismo, como se evidenció en forma nítida en la elección de 2011.

En quince años post dictadura, y sobre todo, en los cinco últimos, la corriente del viejo régimen ha ido recuperando terreno poco a poco, las resistencias han bajado y se ha ido convirtiendo en “más natural”, que tipos que tuvieron papeles destacados en alguno de los episodios que llevaron a su desmontamiento, luego se hayan ido sintiendo cada vez más próximos a un fujimorismo que dizque que se ha convertido ya en una fuerza democrática, y que partidos políticos hayan seguido aún con más fuerza ese camino. La reciente alianza fujiapropepecista, para la mesa del Congreso y que está reflejada en el funcionamiento de la llamada Comisión Belaúnde Lossio, demuestra qué clase de maquinaria se está armando para el siguiente período.

Estamos a punto de dar una vuelta en redondo en la historia, para regresar a un pasado que tiene que ver con la economía y la política, pero también con la ética y la limpieza en el ejercicio del poder. Entonces el dilema es más complejo que el de los procesos anteriores, porque ahora sí las mafias, las corrientes conservadoras y los neoliberales de diversos matices, se están colocando frente a nosotros, para encarnar un cambio al revés. Esta será una gran responsabilidad de Humala, pero también de los que no logren captar lo que está realmente en disputa.

28.07.15

Humala sin nada nuevo que ofrecer, ignorando la crisis política

Antes del discurso de 28 de julio, todavía quedaban ilusos que aseguraban que Humala utilizaría la tribuna para mostrar medidas que podían despertar algún entusiasmo social. La más mencionada la del salario mínimo, que hubiera podido tomarse como un gesto hacia el movimiento sindical. Pero no. El esquema de lo que fue a decir el presidente era básicamente el mismo de otros años, como si ni siquiera fuera consciente que tenía que transmitir entre otras cosas un plan de retiro y transición del poder hasta julio 2016.

Humala debe haber dicho a sus más cercanos que lo que él quería era el más detallado recuento numérico: dinero invertido, kilómetros construidos, colegios y hospitales que ya se vienen, oferta de viviendas, etc. Cada ministro le dio su lista, pero ninguno de ellos podía encajar sus inversiones dentro de un plan global. En el extremo, el presidente dijo que habían cumplido la “hoja de ruta”, y que habían sobrepasado sus propuestas, lo que en buena cuenta quería responsabilizar al famoso documento de la forma tecnocrática cómo se ha desenvuelto este gobierno y que agregarle más inversiones era algo así como mejorarlo cuantitativamente.

Pero claro, los mensajes de fondo de este 28, apuntan a las siguientes conclusiones: (a) que mientras sus adversarios han estado rebuscando las carteras, los chocolates y los espacios de playa en los que Nadine pasa el verano con sus hijos, el gobierno ha estado “full chamba”, superándose a sí mismo, como un constructor y gestor público, que está convencido que los problemas del Perú se miden en inversión y cemento, y que no hay relaciones sociales que reformar y poder que distribuir hacia las mayorías.

(b) que cuando las encuestas le dan al presidente guarismos que van de 15 a 10%, la verdad de la calle es que una masa “espontánea” llena la plaza de armas (que normalmente está restringida) y se llena el patio de Palacio, además durante todo el discurso oímos gritos y aplausos, como si todavía hubiera espacio para declarar el comienzo de una nueva era.

Notoriamente los problemas de desaceleración económica (que se agravan ahora con la crisis china), inseguridad ciudadana, libertades políticas que se han estado moviendo antes del discurso, han quedado sin respuestas del presidente. Tampoco aludió a la crisis de Tía María, como si se hubiera olvidado del tema. El gobernante seguro estaba convencido que había sorprendido a su pobre oposición que venía de ganarle la mesa directiva del Congreso y que los tiene contra las cuerdas con el asunto de Nadine y la presión de prensa.

Si cree que la ofensiva amainará, puede estarse equivocando de medio a medio. Y si imagina que el pueblo habrá despertado de su letargo y dado cuenta de las muchas cosas que el gobierno está haciendo por ellos, también va a errar, porque los beneficiarios de este gobierno, que los hay, no se van a movilizar más que cuando los traigan como portátil y eso no va a ser posible los próximos meses, salvo una crisis brutal que ahora no se vislumbra.         

29.07.15

lunes, julio 27, 2015

Los conversos

La política peruana registrará el día 26 de julio de 2015, no solo porque le quitaron  la mesa directiva al oficialismo, que empezó con 47 congresistas y pronto tendrá menos de 30, sino porque esta fecha simbolizará de aquí en adelante el momento del pase con todo su equipaje al fujimorismo de dos políticos que pretendieron ser de derecha y a la vez enemigos de la corrupción de los 90.

Iberico, radical universitario, pro Ivcher cuando la pelea con Fujimori y Montesinos, pro Acuña-PPK en el 2011, preside ahora el Congreso, y su caso pudiera fácilmente calificarse como el del oportunista que se acomoda donde está el dinero y el poder. Pero ahora se pasó de la raya convirtiéndose desde el hombre del video Kuori-Montesinos, que precipitó la crisis final de la dictadura, en el que ha puesto a los herederos del régimen más corrupto de la historia a un paso de su regreso al poder.

Su justificación es que se trata de una alianza política. Pero para los fujimoristas puede efectivamente ser, al tomar indirectamente el Congreso, y avanzar a la completa naturalización de que el régimen que los peruanos echaron con su lucha sea ahora el favorito mirando el 2016. Iberico ha borrado con los codos su papel del año 2000. De aquí en adelante, toda la historia de Olivera, Iberico y los videos, se  ha desvalorizado, cuando menos en el papel de sus actores principales, que han quedado mucho más como amantes del poder, que como capaces de mantener una línea de principios a lo largo del tiempo.

Pero, no por casualidad, en el mismo día en que Iberico eliminaba su único antecedente que valía la pena, su partner Fernando Rospigliosi alimentaba el fuego de la nueva correlación, reclamando contra la “guerra sucia”, que vienen sufriendo dos personajes y que son lo únicos a los que le cae con palo por no poder explicar como financian su alto nivel de vida. Después de la historia de las carteras y los chocolates Govinda, parece realmente un temeridad meterse con la economía de Keiko y el fujimorismo.

¿De dónde sale la masiva campaña de pintas en los pueblos de provincias y las carreteras, o el dinero que solventa los mítines y viajes de la dirigencia? ¿No es acaso legítimo preguntarse sobre esto? Pero Rospigliosi que hace algunas semanas había anunciado que le había ofrecido asesoría en seguridad a la hija de su papá, ha saltado rápido a justificar el poder económico y el nivel de vida de la gordita, aunque no exista respuesta posible para alguien que no ha trabajado en su vida.

Rospigliosi es más flexible que Iberico, que ya lo es bastante. La ventaja es que lo hace con cara de malo, de permanente molestia, y con eso oscurece sus volteretas. En los 90 fue un investigador de los servicios secretos, pero luego la barajó para decir que Keiko y Montesinos eran totalmente opuestos.

27.07.15

domingo, julio 26, 2015

El Humalismo segunda parte

El 15 de julio prometí seguir con el tema de desentrañar las causas de la victoria de Humala y su rendición tan inmediata hacia los que habían sido sus enemigos más implacables. Razones de salud y apremios de la coyuntura me desviaron un poco de lo que tenía planeado. Sin embargo, rescataré una idea que parece clave de mi texto “Historia del humalismo” y es la que dice que a diferencia de otros casos, la primera vuelta del comandante nacionalista se cumplió en el 2006, cuando el candidato fue tan a la izquierda como podía en su discurso político y llegó hasta 48% en segunda vuelta, sin variar sus propuestas.

Esta parecía la prueba de estar creyendo en lo que decía y en la posibilidad de sobrepasar el 30% histórico de los descontentos y aproximarse a la mayoría. Para muchos, lo lógico que seguía a la primera zambullida electoral era mantenerse en el lado en que estaba y demostrarle a la gente dónde estaba la consecuencia. Pero ya desde comienzo de 2010, los debates en torno a la candidatura, pensando en una combinación de dos vueltas, brotaron en torno a Humala. Unos pensaban que necesariamente caminaríamos a una segunda ronda y que eso exigía imaginar desde el inicio los que podrían ser aliados en el desenlace; otros decían que había que entrar fuerte y radical, como si pudiéramos ganar en un solo round, de manera que las concesiones posteriores fueran más limitadas.

La secuencia de que todo lo que se vivió en el 2006, equivalía a una super primera vuelta en  la que Humala ya había convencido a un porcentaje importante de la población y que de allí había que mover su figura para hacerla más amigable a las capas medias y más afín a sus zonas de interés: democracia, derechos, sensibilidad social, etc. Humala fue inconsecuente en esto, como en todo, lo que se vio en su adhesión al informe de la Comisión de la Verdad, donde ha terminado de encubridor de violadores de derechos humanos. También ofreció recuperar derechos laborales y mejorar el ingreso de los trabajadores, y después de algunos efímeros gestos dejo las cosas en la nada.

Toda la elección 2011, con su primera y segunda vuelta mucho más apaciguadora que la de cinco años antes, respondió al concepto de que el discurso radical había tocado su tope y que la gente que respondía a estos llamados, lo seguiría haciendo, pero que no alcanzaba para ganar. Antes de empezar la campaña, Ollanta se había convencido que sus creencias y estilos originales, no le iban a servir en la nueva etapa. Pero no lo dijo a sus bases, sino que trato de hacer pasar por ideas de “táctica electoral”, que se despejaría con el poder en la mano.

El equívoco gigantesco de estos cinco años está vinculado a un reacomodo que llegó de a pocos y algunos no se dieron cuenta a tiempo.    

25.07.15

viernes, julio 24, 2015

Unidad por la unidad no, pero división peor

Puede parecer una paradoja, pero la unidad (las distintas “unidades”) con que tantea la izquierda, despiertan muy poco interés en la gente. Se forman mesas, se crean coordinadoras, se sacan pronunciamientos, pero la sensación es que se camina hacia lo inexorable, es decir que los grupos que puedan agarrarse de alguna inscripción vigente, van a defender ese lugar aparentemente de protección y el rollo que elaboraron para agruparse. Y que al final , la izquierda será golpeada hasta el fondo por las encuestas antes de terminar noqueada en las elecciones.

Es tan evidente la confusión, que los bloques mayoritarios están ya ensayando sus precandidaturas donde aparecen nombres que serían inimaginables en una disputa de envergadura nacional, pero en vez de producir el efecto de entusiasmo democrático al que seguro apuestan sus animadores, lo que alimentan es una mayor confusión: con varios bloques con varios precandidatos, que todavía piensan en dirimir su propuesta entre ellos, y supuestamente de ahí ir a una votación general.

¿Cuánto efecto se produce en la sociedad menos politizada y mayoritaria, que vive del día a día, una serie de “primarias” izquierdistas para dirimir entre sus precandidatos? Creo que muy poco. A estas alturas debería haber no más de tres propuestas (Verónika, Sergio, Carmela, por empezar a resolver el problema), una línea clara para impedir el acaparamiento de la elección y el poder por la reacción extrema, y un espíritu amplio, para incluir en la unidad fuerzas democráticas y progresistas.

Esto en vez de producir Congresos cerrados de algunos cientos de delegados, de hacer declaraciones por la unidad que los firmantes a veces ni respetan o son contradichos desde sus organizaciones, o de lograr alguna mención de la prensa.
Lo que se exige de la izquierda son actos fuertes, como los que llevaron a las victorias contrasistema en casi todos los procesos de los últimos años, y que se explican siempre por la intensidad de la contradicción entre los principales adversarios.

Si a esto le añadimos mecanismos democráticos y de frente único, se puede con suerte despertar inquietudes nuevas como las que se ven en España y otros países. Pero lo que cuenta es el contenido. En un país que ha pasado por la traición de Humala, del que ahora la derecha pretende sacar provecho afirmando que así, mediocres, fallidos y corruptos, son todos los izquierdistas, cuando precisamente se trata de romper con un modelo de por lo menos 25 años, del que Ollanta Humala no pudo escapar.

Lo que tenemos a vista, en cambio, es una izquierda parada en el sitio,  asegurando estar haciendo trámites internos, sin mucho criterio de cómo se pasa a acuerdos de unidad que nos metan nuevamente en un enredo de reuniones de tanteo y proclamaciones. Podríamos decir que el tiempo ya acabó. Y si no hay respuestas las siguientes semanas, habremos agregado a nuestra historia de divisiones de muchos años, una peor, que no se sabe dónde nos lleva.

24.07.15