martes, septiembre 30, 2014

Frases célebres

“No sé ni manejar una lavadora, voy a estar lavando dinero…” 

“Les estoy malogrando el negocio…(sobre el odio de la izquierda a su candidatura), el negocio de los pobres”

Se acuerdan de:

“O sea que ahora soy narco, pero si yo ni fumo ni bebo”

Y cuántas más.

¿De qué se trata? ¿De alguna dislexia o dificultad expresiva? ¿O tal vez de alguna complicación para relacionar coherentemente las cosas? ¿O es que realmente se cree chistoso lanzando pachotadas?

Parece que vamos a estar sufriendo desde enero enormes dificultades de comprensión con quién se vislumbra como alcalde, y que sin duda apunta a la presidencia.

La solución para evitar nuevos Comunicore, será eliminar la mayor cantidad de lavadoras. El negocio de los pobres seguirá mientras estos sigan pobres pero contentos con algunas bagatelas. Y si Urresti pide un consejo que detenga a todos los que fuman y beben y acabe con el narcotráfico.

Se dan cuenta del nivel de esta campaña.

Y miren que para declarar, en su estilo clandestino, a sus dos hinchas (Aldo Mariátegui y Mónica Delta), el otrora mudo los lleva a pasear en una combi, con lo que agrega un simbolismo adicional a sus palabras: este es el vehículo emblemático de mi campaña con el que haremos frente a los buses azules y a la reforma de Villarán.

Nadie le dijo que hiciera eso, pero es evidente que era consciente del significado de hacerlo. ¿O no? Si no lo era, el caso sería grave. Pero más penoso es que sus pasajeros no le hayan hecho notar lo espinoso del detalle y hayan preferido reventar en carcajadas con chistes tan elaborados como esos dos que abren esta nota.

¿Se dan cuenta? Nadie ha dicho una sola vez que Castañeda sea narco o lavador de dinero, sino que la operación que se realizó desde la Municipalidad, sin duda con su conocimiento y tomando los recaudos para no verse involucrado (vacaciones), tiene rasgos típicos de una operación en la que participan lavadores de dinero, sólo que con plata del Estado.

Castañeda podría tomar en serio el tema y aclararlo de cabo a rabo, si realmente no tiene nada que ver con la operación por la que desaparecieron 21 millones, pero el tipo se dedica a hacer comentarios chistosos, como hacen los patas que responden: yo que voy a haber agarrado la plata, ustedes me conocen. Y, vaya que lo conocen como lo muestra la Encuesta de Datum.

Y, sobre que ha ganado en el negocio de los pobres, hay que decir que es una frase que le pertenece exclusivamente. Hace unas semanas había dicho que le preocupaba hacer cosas por los pobres (escaleras) para que no surgiera otro Abimael Guzmán; ahora que es un negocio exitoso de su collera.

No sé si decir que se trata de un caso del pez por la boca muere. Parece algo más serio.

30.09.14

lunes, septiembre 29, 2014

Mi voto por Susana

A Susana Villarán le pueden decir que no estaba preparada para la victoria electoral del 2010, que le cayó casi de sorpresa, en una ciudad que poco antes se dividía entre dos derechas crudas: el PPC de Lourdes Flores y el partido de ocasión de Alex Kouri. También esta era la ciudad que le dio el triunfo a Alan García el 2006 y la que votaría mayoritariamente por Keiko Fujimori en el 2011 aunque esa vez de forma más apretada y en medio de una avalancha provinciana que daría el poder a Humala.

El hecho es que Susana ganó, con 35%, pero ganó, reflejando seguramente el cambio que venía operándose en el espíritu de los peruanos que los inclinaba a la izquierda y al cambio, y que se encontraron con una candidata que estaba distante del establishment. Fuerza Social tenía un discurso municipal que estaba cargado a un nuevo espíritu: impulso cultural, participación ciudadana, derechos para las minorías, etc., que muchos de sus electores probablemente no tomaron en cuenta y que luego iba a sonar como cosas raras en una metrópoli manejada históricamente de manera vertical y personalista, en la que el Municipio era entendido como proveedor de servicios y obras públicas y el alcalde como un rey.

El hecho es que la inexperiencia jugó al momento de manejarse frente a los trabajos en ejecución o ya contratados por la anterior administración, que estaban plagados de irregularidades, defectos técnicos y concesiones indebidas a los contratistas. Pero pronto dio la idea de que se estaba frenando obras, como en el caso emblemático del túnel de San Juan de Lurigancho que estaba mal hecho y se empezó a desmoronar, pero que el castañedismo culpó a Villarán por no terminar, logrando eco en el distrito. El plan de continuidad y el de reorientación estaban crudos en los primeros meses cuando ya empezaban a tachar a la alcaldesa de “vaga”, “haragana”, “inepta”, que se veía además aderezado con que así son los rojos, los caviares y la ONG, mientras los políticos de derecha, serán duros y corruptos, pero contratan buenos técnicos que lo hacen mucho mejor.

En los primeros días de gestión, Susana, tuvo sin embargo que decidir sobre dos asuntos fundamentales, que son la base de su profundo conflicto con los grupos de poder: (a) el equipo de gerencia y asesoría técnica de la Municipalidad, que según la derecha debería haber sido escogido de los gerentes previos o de los que viniesen avalados por ellos, y que hubieran reproducido a escala municipal lo que fue el copamiento que Humala sufrió en el gobierno nacional; (b) la investigación de los casos de corrupción pendientes en la Municipalidad.  Son las dos decisiones imperdonables; Villarán decidió gobernar con lo que tenía y cometió errores inevitables, tuvo gerentes fatales, pero fue formando un grupo técnico que la izquierda no tenía ni de lejos y que tenía que ponerse al frente de una gigantesca ciudad. Adicionalmente no perdonó el robo sofisticado a lo Comunicore, que la gestión Castañeda había querido enterrar y que aún hoy dicen que no tiene que ver nada con ello, cuando es cada vez más evidente que se hizo un lavado de dinero probablemente de narcotráfico mezclando plata corrupta con la de la Municipalidad, se le regaló un supercontrato a Relima por allanarse a la jugada, y se pagaron jugosas coimisiones a los involucrados.

No señor, en este país sólo puede gobernar la derecha y cuando no gana –casi nunca gana-, los que llegan por la izquierda tienen que hacerlo con ellos. Aquí no caben apuestas autónomas ni investigaciones sobre corrupción que “dividen a los peruanos”. Estas reglas, mal que bien, fueron violadas por Susana y el costo que ha pagado es bastante alto.

Las alianzas políticas


Nunca hay que olvidar que Susana venía influida por dos vertientes recientes de la historia nacional: una militancia en la izquierda, que la lleva por Chile, más adelante al Municipio de Lima con Barrantes y que la coloca como uno de los puntales del movimiento pro derechos humanos; y al mismo tiempo, de una participación de primera línea en las convocatorias antidictatoriales de finales de los 90 y que se cierran con los Cuatro Suyos, la fuga de Fujimori y el gobierno provisional de Paniagua que la convirtió en ministra. ¿Cuánto pesaban cada una de estas experiencias en su mirada de la política? Pienso que Susana dejó de ser hace mucho tiempo un militante típico del mundo de las izquierdas, con sus burós y comités centrales, y se creyó, quizás demasiado, lo de la apertura política y de los nuevos aires de democracia y anticorrupción que se sentían en al país.

En todo caso apostó a una doctrina de honestidad, democracia y modernidad, que encajaba a medias con los discursos de izquierda. Y que sería parte de los errores en la eleción del 2006, cuando pididó sumarse a Paniagua y fue descartada, y en el 2011 cuando buscó la cercanía con Toledo y otra vez quedó sola y derrotada. Pero esa misma mirada resultó superior a la de las izquierdas durante la revocatoria 2012-2013 y ayudó a construir un movimiento amplio y multidimensional que derrotó el plan de las derechas encabezada por Castañeda.  Todo lo que viene después, entre marzo 2013 y octubre 2014, era dirimir si la batalla contra la regresión amarilla, era enfrentada convocando una vasta corriente de resistencia, o presentando la mejor candidatura de izquierda “para acumular”. Puede que en las movidas precisas para sacar la candidatura hayan habido hechos que no gustaron a alguna de las partes y han alimentado resentimientos. Pero quién crea que lo de este año se resolvía buscándose otra candidata entre las jóvenes capaces que tiene la izquierda, es que no entiende qué clase de pelea era esta y cuál su articulación con las elecciones del 2016.

Mi voto


Lo más cercano que hay a un escenario como el de estos días, con un ganador anticipado y hegemónico, pasando por encima del resto con el apoyo de los grandes medios de comunicación, con adversarios dispersos que no encarnaban una alternativa, en el que la gente a favor y en contra estaba consciente de la corrupción, el autoritarismo y la manipulación de elecciones, pero a pesar de ello se mantenía un altísimo porcentaje que votaba por el candidato que robaba y mataba, pero traía inversión y pacificaba aunque fuera a la mala. Lo que está pasando, por tanto, es menos sorpredente de lo que podría creerse. Muchos indicadores estaban abonando hace tiempo, a la idea de un giro autoritario y de orden en el país, le faltaba el componente psicológico y amoral que Datum ha reflejado en sus encuestas.

No me he puesto aquí a sumar las obras de Susana, que no son pocas y sobre todo son ambiciosas: Vía Parque Rímac, Costa Verde, intercambio Alipio Ponce, ampliación de la Avenida Universitaria, pavimentación de Canta Callao, ampliación de áreas verdes, reorganización y potenciación del sistema de Hospitales municipales, escaleras y muro de contención en los cerros, etc. Podemos discutir si se hizo lo suficiente, pero las obras en construcción y las ya contratadas tienen un sentido de integralidad que no había antes, que articulará la ciudad. Pero, sin duda, la batalla principal de estos años ha estado destinada a doblegar a las mafias de los mayoristas, sacarlos de la Parada y llevarlos a l nuevo ,ercado después de 40 años; y soportar el boicot de los empresarios del micros y coaster que atacaron con paros, movilizaciones y boicot la reforma del transporte.

Estas ya serían razones suficientes para que alguien que sabe que Lima debe cambiar, entregue su voto a la alcaldesa reeleccionista. Pero prefiero decir que lo hago por lo que representa en decencia, respeto a la ley, espíritu democrátcio y esfuerzo por superarse. Después de los cuatro años más difíciles de la vida de Susana, yo voto para que continúe y para que roba y hace obras, o hace obras para robar, quede desterrado para siempre. Si mi voto no puede cambiar la tendencia, esta es cualquier caso mi verdad.

29.09.14

Publicado en Hildebrandt en sus Trece

Hospital Rebagliati

Volví al Hospital Rebagliati en el que viví horas dramáticas hace dos años con un cáncer que no pudo vencerme. Llegué esta vez afectado por un proceso infeccioso y febril que ya lleva tres meses y que puede estar relacionado con la baja de mis defensas y el maligno clima que esta ciudad ha evidenciado desde hace algún tiempo.

El hecho es que para ingresar al piso de hospitalización tuve que pasar dos días en el área de Emergencia por ese extraño sistema que hace que los que vienen de servicios especializados, sean revaluados por el ya sobrecargado personal que debe a su vez atender a la gente que está afectada por enfermedades o accidentes graves y con riesgo para la vida, y ver casos como el mío que requieren de internamiento para descubrir por fin que es lo que me está afectando.

En la Emergencia a uno lo interrogan como si lo que estuviera en su historia clínica no explicara la causa por la que ha llegado a ese trance y le ordenan exámenes de sangre, orina o lo que sea, que deben justificar el internamiento. Es extraño que se haga todo eso, mientras la sala de espera está copada de pacientes que se retuercen de dolor, vomitan, piden ayuda, y les señalan que esperen ser llamados. Entretanto los biombos que cubren el espacio en el que se colocan las camas para internados en la propia Emergencia, se expande y le va robando sitio a la sala de espera, donde las horas pasan en una rotación interminable de dramas personales.

Pienso si en medio de los programas de inversión que Essalud anuncia con tanto entusiasmo no debería caber la creación de centros de emergencia muchos más amplios, equipados, cómodos para enfrentar la demanda de estos servicios, y si los aspectos de coordinación y admisión hospitalaria no debieran ser autónomos, recibiendo el flujo de pacientes de distintos orígenes, incluyendo por supuesto a los de la Emergencia. Dentro de eso, además, eliminar los internamientos prolongados en esta misma unidad. Tengo muy duro el recuerdo de mi madre que quedó anclada en una cama de la Emergencia de Rebagliati por varios días y cuando logramos conseguirle el internamiento, falleció.

El Seguro Social es una inmensa organización con un montón de flaquezas. Pero cuando uno está internado es como si pasara a otra dimensión. Las colas, las citas espaciadas, las malas caras de las técnicas y los administrativos, los médicos que a uno no le hablan, quedan básicamente atrás. ¿No puede hacerse algo por una reforma integral que implique hasta un cambio en la cultura de los trabajadores? No niego que muchos sean atentos y colaboradores. Pero a veces me sorprendo del poder que puede tener un guachimán en organizar los ingresos a los tópicos, responder a las preguntas de los pacientes y otras funciones para las que no parecen haber sido capacitados.

29.09.14

domingo, septiembre 28, 2014

Corrupción y poder

Mi padre que yo sabía que era un hombre atento a los detalles, me llevó una vez a caminar por el malecón de la playa de San Bartolo y se detuvo frente a una casona elegante que ocupaba en el largo de su frontis casi media cuadra:

-       Es la casa de Odría, me dijo, se la regalaron sus amigos.

Otra vez fue en Ancón y ahí mi padre me mostró otra casa del general, que también era un presente de buenos amigos. Me dijo que en Lima había otras, y en Tarma yen el exterior.

-       Para  que quería tantas casas el dictador, pregunté.

-       Dice que no podía desairarlos. Y el asunto no sólo era de inmuebles, sino de vehículos, mobiliario, viajes de la familia al exterior, etc.

Fue mi primera lección sobre el terreno, de lo que era corrupción. Y mi primera sorpresa acerca de la reacción de la gente, que respondía al mensaje de hechos y no palabras, que quería decir colegios, hospitales, pistas, carreteras, y no me pregunten más. Odría  gobernó ocho años y tuvo apoyo entre los muy pobres basado en los repartos de alimentos que hacía su mujer.

El país básicamente toleraba los regalos inmobiliarios y otros, así como  medía las bondades del poder por las obras realizadas en un época de abundancia de dinero, sin preguntarse si al contratarlas y ejecutarlas, corría dinero por lo bajo. Este fue un ciclo de corrupción autoritaria que se cerró por la presión democrática. Odría dejó el poder sin responder por nada y volvió a presentarse en 1962, en la elección presidencial en base a un acuerdo con sus antiguos enemigos del APRA.

Ciclo de menor corrupción


Poco antes que los militares desalojaron a Prado de Palacio, y evitar que Odría se llevara la presidencia, El Comercio publicó un aviso propio a página entera, en el formato que dura hasta ahora. El aviso era una página totalmente en blanco, con un título que decía “La obra de seis años del señor presidente”. Quería decir que al hombre del tarro, le imputaban lo contrario que al general golpista: no tenía necesidad de robar porque era super-rico como efecto de la herencia de su familia que si era bastante discutible pero venía de un siglo atrás, pero no era un dechado de obras, tal vez porque el contexto era otro, lo que no impedía que la gran familia de la prensa lo marcara casi como “vago” e “inepto”.

Belaúnde ganó la elección de 1963, y a pesar de algunos escándalos de su gobierno (contrabando), el presidente no fue tocado por ninguna denuncia. Los más irónicos lo dibujaban en una nube, como si no pudiera ver lo que pasaba en tierra. En 1968, Belaúnde fue derrocado pero no hubieron procesos en su contra  aunque sí contra algunos de sus funcionarios como PPK que huyó del país. Tampoco a Velasco y lo generales revolucionarios los marcaron por hechos corruptos significativos, aunque despistados como Aldo M y Martha M andan buscando imputarles la condición de ladrones uniformados, para balancear con las acusaciones en contra de Fujimori. En fin, tanto Prado (que ya era rico), Belaúnde que era un típico profesional de clase media, Velasco que vivía en San Borja y Morales que tenía una casona que era de la familia,  no aparecen como personas que dieran algún salto desde lo que eran antes, al ejercicio del poder.

Hasta Belaúnde y Haya de la Torre, los políticos de primera línea, habrían saltado hasta el techo si una encuesta decía que le gente pensaba que eran ladrones que traían beneficios. Haya nunca quiso tener propiedades y bienes propios. Los presidentes de cinco gobiernos sucesivos, enfrentados entre si, llegaron al poder por elecciones o golpes de Estado, pero se quedaron en sus casas de origen.  Nunca a nadie se le ocurrió regalarles casas o departamentos, y es bien difícil pensar que en esos años convulsos y definitorios quisiesen sacarle una tajada a las obras públicas.

Es en el 85, que gana Alan García, encarnando al muchacho de clase media baja, barranquino, estudiante de colegio fiscal, que aún antes de juramentar ya había cambiado de carro (una camioneta Volvo 4x4) y de vivienda (desde un departamento en edificio de la avenida Pardo en Miraflores, a la casa de Chacarilla del Estanque, de la que huyó por los techos durante el autogolpe de 1992).

Los empresarios amigos decían que “había que ayudar al muchacho” para que se dedicara a gobernar el país. También de Venezuela su compadre Carlos Andrés que había contribuido con la campaña, le enseñó que nadie pasa por el poder sin juntar el dinero para regresar. Así García inauguró otro ciclo de corrupción que se hizo endémico bajo Fujimori y que pareció que sería cortado con la apertura democrática y anticorrupción el año 2000.

Ya se sabe que estamos llegando al final de un ciclo de ilusiones de cambio que fueron asesinadas sistemáticamente por Toledo, García y Humala. La fuerza que tiene en estos días la fórmula roba pero hace obra, resume el cambio de ánimo de la gente engañada por los políticos. Es como decir ya sabemos que usted es un ladrón, pero por lo menos nos puede servir para algunas obras y para darle marcha atrás a reformas que tocan intereses creados.

Año 2014


Lo más parecido a las elecciones municipales de este año, son las presidenciales del año 2000, con un candidato super-favorito y opositores dispersos y minimizados, en un contexto de apatía y despolitización, y con un voto popular consciente de que el favorito estaba involucrado en una megacorrupción. Desde comienzos de este año, las encuestas dicen que Castañeda lleva cuarenta o cincuenta puntos de ventaja sobre Susana Villarán. Y nada ha hecho variar esta relación. Esta semana los candidatos debatieron bajo el auspicio del diario El Comercio y la sintonía era de menos de 0.5%.

O sea a nadie le interesa lo que tienen qué decir los candidatos y menos se hace la pregunta de las obras que se dicen que vuelven: cuáles son, en qué beneficiarán a la gente. La elección que se proyecta para el 5 de octubre, podría marcar un cambio en la situación nacional por la conciencia que está madurando sobre la relación entre corrupción y poder. Las implicancias podrían ser muy graves.

28.09.14

Castañeda el elegido del pueblo

¿Es muy popular Castañeda, como indican las encuestas? Depende de lo que eso signifique. Si se refiere a que este hombre encorvado, con la cabeza hundida sobre los hombros, la mirada esquiva y las respuestas evasivas que lindan a veces con la taradez, desata pasiones, moviliza voluntades o señala rumbos que la gente estaría dispuesta a seguir, definitivamente no es popular, al contrario es muy odioso para amplios sectores (recuérdese la revocatoria de su hijo el 2013).

Pero si se trata de señalar quién encarna el estado de ánimo mayoritario de una elección en la que la sintonía del debate entre candidatos llegó al 0.05%, en el que las tachas y contra-tachas han absorbido la mayor parte de las energías de los participantes y donde los únicos problemas que cuentan son los miedos sembrados a las reformas de la actual gestión y modestas expectativas en atenciones populistas, la apreciación cambia.

¿Por qué ese sentimiento que mezcla una serie de antis más o menos confusos y manipulados, que esconde detrás de la palabra “obras” la restauración de un estilo de gestión del pasado, y que lleva además implícita una alianza con poderosos grupos de informalidad cuasi mafiosa, que se desmoronó en la revocatoria, se ha reconstruido y está cerca de imponerse en una elección apenas un año y medio después?

La razón parece evidente. Los votos por el Sí, que no alcanzaron para revocar, pero fueron importantes, se parecen bastante a los guarismos que se están dando en las encuestas desde hace meses y que no han sufrido cambios realmente dramáticos. En cambio los votos del No se han licuado, ni siquiera suman lo que sería el total de partidos del No participantes en la actual elección, y por cierto salvo la alcaldesa, nadie más, ni siquiera la izquierda, ha dado muestras de entender en el tipo de combate en que estaban metidos. Nadie organizó el rechazo a la restauración mafiosa que había sido frenada en la revocatoria.

Entonces: ¿de qué sorprenderse de lo que está pasando? Ninguno de los revocadores se desgastó en la tonta elección de noviembre del año pasado, o cayó en la vanidad del PPC que se creyó “el ganador verdadero” de la revocatoria y las complementarias, y que pasó a convertir a Susana en su peor enemiga, con el resultado penoso de estar a punto de ser borrado del mapa? ¿O que decir de Somos Perú que imaginaba que con el corazón como símbolo,resucitábamos a Alberto Andrade? Y así sucesivamente.

Aquí se quebró un curso democrático y se desconcentraron fuerzas frente a un enemigo concentrado. ¿Qué otro resultado podía producirse? Solo uno, que era que una candidatura (la de Susana), absorbiera la dispersión y se convirtiera en polo alternativo. Pero ahí justamente es que ha jugado el hecho que en su propio campo, la izquierda no estaba unida y preparada para liderar un gran movimiento; quería ser capilla y así va a quedar consagrada pase lo que pase el 5 de octubre.     

28.09.14