domingo, junio 30, 2013

Los miércoles serán de política

Estamos en las vísperas de la aparición de una nueva publicación que lleva el sello del diario LA PRIMERA, pero que apunta a cubrir una necesidad de mayor información y análisis político para nuestros lectores de siempre y a los que decidan enrolarse a partir de ahora.

Cada miércoles sacaremos a la venta una revista de 24 páginas de política, investigación y cultura, que sin rodeos ofrecerá un Miércoles de Política para sus lectores. ¿Por qué creemos que esa oferta tiene algún futuro?

Simplemente porque sabemos que en el Perú la política está en crisis, que muchos creen que aquí no hay en quién creer, que la corrupción no se castiga, que a los más débiles económica o políticamente nadie los escucha. Un semanario político como el que proyectamos pretende ser una respuesta a todo eso.

Miércoles de Política nace sobre la huella marcada por seis años del diario LA PRIMERA y apunta a reforzar el compromiso periodístico que mantenemos con las causas justas, con la democracia y los intereses nacionales. Lo nuestro, sin embargo, va a ser profundizar el debate, aportar ángulos de análisis, destapar casos que den que hablar, perseguir la corrupción y la mentira, recoger denuncias, conseguir entrevistas notables, promover la cultura, etc.

Para mí, que como se sabe estoy venciendo una grave enfermedad, este es un reto mayor para el que estoy tensando todas mis fuerzas. Algo que he aprendido, sin embargo, es que para alguien que lleva sangre de periodista la peor opción sería la de quedarse sin un lugar donde expresarse. Como yo lo tuve aún en los momentos más críticos me ayudé de mi vocación para superarme.

Por eso ahora agradezco la confianza de haberme convocado para esta nueva tarea y espero estar a la altura de lo que se exige. Lo mismo digo del equipo que me acompaña integrado por gente joven y entusiasta. Nuestra mayor aspiración con Miércoles de Política es que ofrezcamos algo diferente y los lectores que nos compren una vez tengan ganas de volver a hacerlo.

Julio es el mes en el que comienza el tercer año del gobierno de Ollanta Humala y en el que hay numerosos temas que reclaman definiciones: ¿se gobernará con la agenda de la CONFIEP, que es la de la llamada confianza de los empresarios?, ¿se insistirá en enfrentar la crisis de los precios de los minerales que está debilitando la economía con más inversiones mineras?, ¿se invisibilizará la protesta de los campesinos de Cajamarca para seguir con el proyecto Conga?, ¿habrá cambios en la conducción del MEF y la PCM y eso traerá algún cambio de política? 

Y siguen, por supuesto, las preguntas. Y para que no queden sin repuesta, los miércoles van a estar llenos de política, de la buena, de la crítica, de la que no se casa con nadie. De la que usted quiere leer.

30.06.13

sábado, junio 29, 2013

Desigualdades y confusiones

Me tinca que el presidente Humala tiene una extraordinaria confusión en la cabeza cuando declara: “el Perú no puede hablar de crecimiento económico si no resuelve los problemas estructurales de la desigualdad, que el crecimiento llegue a todos. Ese es el gran reto que tenemos como Estado” (Cita Perú-España 27 de junio 2013).

El Perú, sin embargo, habla y habla de crecimiento, y el propio Ollanta estaba en la reunión donde hizo estas afirmaciones para convencer a los empresarios españoles que están pesimistas de invertir en su país, para que lo hagan en el Perú, donde realmente no hay peligro de que políticas públicas puedan afectar sus expectativas de ganancia en algún esfuerzo por corregir la desigualdad. 

La referencia entonces resultaba vacía, sobre todo si la resolución de los problemas estructurales, se convierte en el reto del Estado de “hacer que el crecimiento llegue a todos”. Dos ideas saltan a la vista: de un lado que lucha contra la desigualdad es igual a lo que ahora se llama inclusión social, es decir que a todos los toque algo del crecimiento; de otro, que este es un asunto del que se ocupa el Estado, sin que el modelo y sus gestores tengan de qué preocuparse.

El Perú que remodelaron más de 20 años de neoliberalismo, rebosa de desigualdad, por ejemplo en velocidad de crecimiento de las utilidades y los salarios reales; en el reparto de recursos entre ciudad y campo; como equilibrio o desequilibrio entre regiones; como ingresos generados entre la minería y el resto de la economía; como productividad de las PYMES; como acceso a servicios públicos; etc. De una sociedad muy desigual, nos hicimos una de desigualdad extrema, dizque para concentrar los recursos de inversión.

Y el Estado no sólo fue impasible, sino cómplice de estas nuevas estructuras injustas contra las que ha reaccionado la gente de diversas formas en estos años, una de ellas votando por Humala cuando se le veía como el candidato del cambio. El hecho es que el presidente no ha querido mover un centímetro el ordenamiento económico existente, y si ha respondido a algunas de las presiones que recibe ha sido para que los inversionistas refuercen la idea de que el Estado trabaja para ellos, como ha ocurrido con las recientes medidas en pro de la “confianza”.

En ese curso, ¿cómo es que se resuelven los problemas estructurales de la desigualdad y no se camina a un escenario de indignados como ya se ve en distintos países del mundo? En realidad el gobierno sigue sin dar una respuesta, salvo la insistencia en dividir responsabilidades entre un crecimiento basado en ventajas al gran capital y un Estado ocupado de programas sociales para muy pobres.  Si esta es toda la oferta política a la que llega Humala, el margen de este gobierno va a ir quedando cada vez más corto.

29.06.13

viernes, junio 28, 2013

Intelectuales acartonados “

…tenían la soberbia de creerse los únicos intelectuales del país y despreciaban al resto porque no eran marxistas, una izquierda acartonada.
Ollanta Humala, entrevista con El País

En junio del 2006, apenas conocidos los resultados de la segunda vuelta que daban por ganador a Alan García, acudí al local de la campaña de Ollanta Humala en la avenida Parque Sur en los límites entre San Borja y San Isidro. Iba a expresar mi solidaridad y felicitación por lo que consideraba una buena batalla, pero en esos momentos ya se estaba produciendo el primer desenlace en la relación con personajes como Torres Caro, Espinoza y otros que lo tomaron como pretexto la propuesta de Carlos Tapia para forjar un frente más amplio para el siguiente período como una desviación al extremismo, cuando adonde estaban apuntando era a conciliar con los nuevos gobernantes.

Esa misma tarde. Humala me invitó a trabajar con él, que equivalía a presentarle mis ideas todos los días temprano por la mañana para evaluar la coyuntura política y definir líneas de acción. Entiendo que hubieron muchos otros casos en que se repitió esta forma casi espontánea de armar un compromiso político pensando que había un largo camino por recorrer. En torno a Ollanta circulaba una gran cantidad de gente proveniente de la izquierda, entre ellos algunos de los mejores intelectuales, dirigentes sociales y mucha militancia de base. Nunca vi a nadie ser soberbio al punto de despreciar otras ideas diferentes. Al contrario aprecié personas dispuestas a discutir una y otra vez sobre temas como el del gas de Camisea, el modelo minero-exportador, los TLC; las fronteras con Chile, la Comisión de Verdad y la guerra interna, hasta alcanzar criterios comunes.

Tampoco tuve ocasión de presenciar alguna vez que Ollanta dijera algo del supuesto acartonamiento de las personas con las que fue elaborando su propuesta de gobierno. Al contrario lo que ocurrió –y nunca debió ser así-, es que el nacionalista dejó en las manos de los profesores redactar el Programa de la Gran Transformación que se dio por aprobado apenas fue entregado. Había un obvio pragmatismo y una ingenuidad de la otra parte de creer que la entrega del documento ante el JNE generaba una obligación de respetarlo como la propuesta que se le hacía al pueblo peruano. En el verano del 2011, en plena campaña, la lógica de OHT era ir dejando pedazos del programa para evitar temas polémicos (por ejemplo la reforma tributaria), lo que sólo al final se evidenció como un cambio de identidad política.

¿De dónde sacó Ollanta que los intelectuales de izquierda son soberbios con los que no son marxistas, como sería su propio caso? En realidad eso nunca estuvo en la mesa de sus relaciones con la izquierda. Tal vez cuando cambió a Félix Jiménez por Castilla, empezó a descubrir nueva ideas. Pero decir que esas que hoy dirigen el Estado no son soberbias o acartonadas es demasiado.

28.06.13

jueves, junio 27, 2013

No al narcoindultador

García consultaba con Dios antes de otorgar la gracia del indulto o la conmutación a favor de los sentenciados que su gobierno iba poniendo en libertad a un ritmo que se fue haciendo frenético: casi dos por día en el 2008; alrededor de 8 diarios en el 2009;  aproximadamente 5 en el 2010; y más o menos 4 en siete meses del 2011.

Pero Dios no debe haberle estado escuchando o no estaría en los problemas que se ve ahora cuando ni la promesa de volver a hacer crecer la economía al 8%, ni los carteles apristas en el zanjón contra la reelección conyugal, ni los temas de distracción que levanta la prensa amiga del expresidente, logran sacar del foco de atención las reactivadas denuncias sobre los narcoindultos y narcoconmutaciones.

Alan García debe estar lamentando hasta el fondo las expresiones que ha dejado consignadas en las actas de la Megacomisión que califican a Facundo Chinguel como un hombre probo, por el que sí pondría la mano al fuego (como ya no lo hace por Del Castillo, Pastor o Garrido Lecca) y que él revisaba personalmente todos los expedientes.

Cada una de estas palabras es un petardo que le está reventando en la cara, por más que ahora aplauda la detención del exjefe de la Comisión de Gracias y que se pretenda haber sido sorprendido en los documentos que llegaban a su despacho. Cortar la cadena que jala de abajo hacia arriba la estructura de lo que fue el régimen aprista va a ser muy difícil, aún cuando se pueda decir que en el Ministerio Público y el Congreso hay verdaderos expertos en investigar para no llegar a nada.

Si se mira bien, el tema de los narcoindultos y narcoconmutaciones nos introduce en el lado más sórdido de un gobierno que ya arrastraba grandes vergüenzas como las del FORSUR, los petroaudios, BTR, decretos de urgencia, Agua para Todos, COFOPRI y otros. Pero pensar que decenas de promotores estaban ocupados, sin que el país lo supiera, en difundir la buena nueva de las gracias presidenciales al mejor postor, sería muy difícil de creer si no hubieran tantas evidencias.

Y el caso es que lo que estaban ofreciendo era una firma presidencial para salir de la cárcel, por lo que el mecanismo llevaba implícito o que el gobernante era un perfecto distraído que estaba confiado en sus oraciones o que era la cabeza de todo el tinglado que es lo que piensa la gran mayoría de la gente. Así el hombre que se codeaba con lo mejorcito de la elite económica global, que recibía en Palacio a miles de empresarios (entre ellos un montón de tramposos), era también un turbio fisgón de las cárceles en busca de narcos y otros reos pudientes que pudieran pagarles el precio de su libertad. AGP debería consultar otra vez con Dios cómo hace ahora para salvarse.

27.06.13

miércoles, junio 26, 2013

Ahora la cabeza de Antauro

Desde antes que comenzara el gobierno de Ollanta Humala, la prensa de derecha ya había descubierto que su familia era uno de sus principales puntos débiles. Por eso masacraron a Alexis que fue encomendado a tratar con los rusos y al que Ollanta no defendió, lo que muchos vieron como el ablandamiento previo a la que iba a ser la concesión estratégica clave del nuevo régimen: la ratificación de Velarde en el BCR y el nombramiento de Castilla como ministro de Economía.

Luego han seguido las historias con el papá (lo quiero, pero pensamos diferente), que llegan al límite cuando le prohíben viajar a Cajamarca; otras de Alexis (la empresa Krasny y sus intereses en la pesca, todos magnificados); y, la de fondo, los sube y baja del caso Antauro: cambiado de penal en aparente mejora de su situación carcelaria, luego enviado a la Base Naval con Abimael Guzmán, y finalmente regresado por decisión judicial a la prisión de Chorrillos, con oposición del gobierno a través del INPE.

Cada caso ha sido manejado como si el gobernante creyera que efectivamente tiene una familia disparatada, que quiere pero no puede ayudar porque los medios lo tienen cercado y porque es incapaz  de hablar claro. Nunca Ollanta ha dicho que no existieron compromisos en nombre del Estado y negocios particulares de parte de su hermano que viajó a Rusia. Ni siquiera ha presionado para una investigación acelerada dejando que flote la idea que hubo algo turbio que el oficialismo trata de esconder, mientras hace aparentes maniobras para que el caso vaya a archivos.

En el asunto de Antauro el tema es mucho más crítico porque está de por medio su libertad. Sin embargo Ollanta ha permitido que se le acuse de privilegios por los mismos que jamás les han parecido mal los que se aplican a favor de Fujimori. Pero lo fundamental está en el fallo contradictorio de la Suprema que die que los participantes del andahuaylazo no incurrieron en secuestro, sino sedición, salvo el jefe de la asonada, condenado como si fuera el único “secuestrador” de aquella jornada. Evidentemente se trataba de una aberración que sólo se explica por la presión mediática, que no discutía el tema en sí, sino la consecuencia que sería la de permitir al reo acogerse a beneficios penitenciarios y lograr su libertad en corto plazo.

Ollanta que apoyó el movimiento de Andahuaylas en su primera etapa, jamás ha sacado la cara por su hermano, por más errado que estuviera en sus métodos, y según los medios de extrema derecha lo que está haciendo es buscarse votos en el Tribunal Constitucional para que le retiren la figura del secuestro. Así lo que es justo está pareciendo oscuro y empujando una nueva ofensiva mediática, que puede terminar como las anteriores, haciendo pagar pato al procesado, para salvarle la cara al presidente.  

26.06.13
www.rwiener.blogspot.com