martes, mayo 31, 2011

Domingo de debate

En el debate del domingo el país vio un Ollanta Humala que no recordaba. Hace dos meses había eludido la confrontación con sus adversarios (que eran los otros cuatro candidatos) con el recurso de la lectura. Estaba calculando, seguramente, que tenía el ticket de pase a segunda vuelta y no quiso arriesgarlo en una pelea en desventaja. Pero en el Marriott, apareció otro Ollanta, dispuesto al combate, parecido al que se enfrentó a Alan García el 2006, pero que muy pocos recordaban.

El resultado es que si se mira desde el ángulo de las habilidades oratorias, el nacionalista mejoró notablemente y la fujimorista se mantuvo en su nivel. En ese balance gana el que mejora y reduce resistencias y valoraciones negativas que podían haber quedado de la vez anterior. Keiko no mostró nada nuevo, mientras su adversario habló claro, que era precisamente lo que la chica naranja quería mostrar como su peor baldón.

En el aspecto de fondo del debate había dos grandes hipotecas a levantar: (a) Ollanta tenía que demostrar que no era Chávez, o que se proponía transformar el Perú en una nueva Venezuela y que, por inferencia, todos los defectos del otro comandante rebotaban sobre él; (b) Keiko, debía, por su parte, explicar su relación actual con su padre, a la luz de los elementos de memoria histórica que han estado brotando en la campaña, y tratar de aparecer como una propuesta independiente.

Sorprendentemente, los asesores fujimoristas no orientaron a su candidata a enfrentar a su adversario en el tema que todos decían que era el principal y al no hacerlo confirmaron que no era ni siquiera secundario. Quisieron picar al nacionalista con el sambenito que creían había tenido el mayor éxito: que tiene cuatro planes y ellos sólo uno, pero no lograron transmitir el mensaje de porqué era malo variar los planes y positivo empeñarse en el mismo del inicio. Tal vez cuatro planes buscando la amplitud pudiese ser visto como mejor, que decir que la Constitución del 93 es su programa y de ahí no se van a mover.

Ollanta Humala, en cambio, si centró el ataque en la debilidad fundamental de la candidata. El papá en la DIROES y el pasado de los 10 años de régimen autoritario, de violaciones de derechos humanos y corrupción. La hija tuvo que resistir la andanada por los delitos y crímenes del padre, sin poder romper con él, ni renegar tampoco del entorno, ni cortar amarras con el legado de los 90, que es a su vez el que le provee la parte más dura de su voto.

Si en los últimos días ha venido creciendo el repudio a la posibilidad de que el Perú vuelva a ser manejado como la chacra de los Fujimori, y eso se ha reflejado no sólo en marchas sino en las encuestas que al margen de sus diferencias coinciden en que hay una merma de la opción K, la intervención de Ollanta se ha encarrilado claramente con esa onda anímica del país. Y ese es, me parece, su mayor victoria en el debate.

31.05.11
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lunes, mayo 30, 2011

Un caso en que matamos menos, pero matamos mejor

Alan García tiene en su haber 300 muertos en los penales en 1986 y Alberto Fujimori 51, en la operación Mudanza I, realizada en Castro Castro en 1992. Sólo que en este caso los tiros seleccionaron a los principales dirigentes.

Uno de los procesos que la Justicia peruana requirió hace poco ante la chilena, para ampliar los casos de juzgamiento a Alberto Fujimori en el país, es el referido al asesinato de dirigentes e integrantes de Sendero Luminoso, internos en el penal de máxima seguridad Miguel Castro Castro, entre los días 6 y 10 de mayo de 1992, a un mes del golpe de Estado.

Este proceso es particularmente importante, porque a diferencia de los de La Cantuta, Barrios Altos y otros, ejecutados por el Grupo Colina, en los que el ex presidente trata de salvar su responsabilidad indicando no haber dictado las órdenes directas (se le condenó por “autoría mediata”, es decir porque los crímenes no podían haberse cometido si el no permitía la actuación de un pelotón de aniquilamiento selectivo), aquí la operación se dio dentro de un plan explícito de las más altas instancias del Estado.

El 6 de abril de 1992, apenas al día siguiente del llamado autogolpe, la dictadura recién instituida aprobó el decreto ley 25421, que declaraba en reorganización el Instituto Penitenciario INPE, entregando el control de los centros de reclusión al ministerio del Interior, que derivó en que la Policía se hiciera cargo del control externo e interno de estas instalaciones. El 4 de mayo de 1992, Alberto Fujimori visitó obras en el penal “Santa Mónica” en Chorrillos donde se habían construido dos pabellones especiales para internas que serían trasladadas de Castro a Castro.

Asimismo, el presidente repitió varias veces la frase: “eliminar a los terroristas y su veneno”, que como otras que había lanzado anteriormente: Congreso corrupto, Palacio de la Injusticia, iban creando opinión en el sentido de sus intenciones. Eran los días en que los golpistas tenían que demostrar que la “medida excepcional” (como ahora la llama la candidata Fujimori) servía para acabar con la subversión armada que produjo algunas de sus más feroces acciones después del 5 de abril: ataque a comisarías en Lima (Villa María, Villa el Salvador), camión bomba en Frecuencia Latina, Tarata, etc.

Por todo ello y siguiendo un razonamiento parecido al de Alan García cuando ordenó acabar con los presos senderistas en tres penales, y derrotó a los que ya tenía derrotados, provocando 300 muertes inútiles, Alberto Fujimori decidió golpear a las huestes de Abimael Guzmán donde no podía fallar, en la cárceles, con la diferencia de en este caso ordenó que luego de vencer las resistencias se eliminara uno a uno a los principales dirigentes, para “enviar el mensaje”, dejando vivo únicamente a Osmán Morote, tal vez para matizar la intención o para tener algún interlocutor para futuras negociaciones.

En el caso Mudanza I, Fujimori estuvo detrás de cada una de las decisiones que llevó a la matanza, controló la actuación de los que realizaron las ejecuciones y luego recorrió el patio con los prisioneros rendidos, boca abajo, en una imagen precursora de lo que sería su paseo sobre los muertos después de la recuperación de la casa del embajador japonés, tras la crisis de los rehenes en 1997. Obviamente que el presidente creía que el ánimo del pueblo fatigado e intimidado por la guerra estaba predispuesto a aceptar como válido el método brutal de asesinar rendidos y prisioneros si eran del bando que se considera enemigo. Pero la Justicia no se guía por corrientes de opinión temporales.

Los documentos

La Corte Suprema de Justicia y el segundo juzgado penal supraprovincial a cargo del Dr. Oscar Antonio Pimentel Calle, recogiendo la denuncia fiscal del Dr. Mario Gonzales Díaz, que acusa a Alberto Fujimori Fujimori y otros por asesinato, dispone el 29 de agosto del 2006, “abrir instrucción en la vía ordinaria contra Alberto Fujimori Fujimori, como presunto autor del delito contra la vida, el cuerpo y la salud, en la modalidad de homicidio calificado en agravio de … (siguen 51 nombres, entre ellos Janet Talavera, directora del “Diario”, órgano senderista; Yovanka Pardavé, Tito Valle Travesaño, Elvia Zanabria, Deodato Juárez Cruzatt, entre otros dirigentes del Comité Central de la organización subversiva)… que existen suficientes elementos probatorios que lo vinculan con el ilícito penal…”

Y sigue el expediente: “al tiempo de acontecidos los hechos el denunciado se encontraba ejerciendo sus funciones como presidente del gobierno de reconstrucción nacional y jefe supremo de las Fuerzas Armadas y Policiales, quién dispuso la proyección y ejecución de un plan destinado a victimar a elementos integrantes y cabecillas de la organización subversiva Sendereo Luminoso recluidos en el Establecimiento Penal de Régimen Cerrado Especial Miguel Castro Castro en el marco de la estrategia integral de lucha contra el terrorismo… existiendo claros indicios que permiten inferir que en dicha operación se produjo el uso excesivo dela fuerza, así como de armas de fuego y explosivos, además de producirse ejecuciones arbitrarias, lo cual se advierte de los correspondientes protocolos de necropsia y dictámenes periciales de balística forense obrantes en autos, así como diversas declaraciones prestadas ante la Comisión de la Verdad y la Reconciliación…”.

Finaliza, la resolución con una reflexión sobre la gravedad de los hechos, la resistencia del encausado a someterse a la justicia (estaba en trámite su repatriación) y la impone la medida de: “detención, ordenándose su inmediata ubicación y captura a nivel nacional e internacional”. Ese es el ex presidente que quiere volver a gobernarnos, directamente o a través de su hija, mientras tiene tremendos expedientes de gravísimos delitos aún por resolver, sin contar aquellos casos por los que ya fue condenado y que pretende también ponerlos a un lado.

Matamos mejor

Cuando escuchamos la reveladora confesión de Jorge Trelles, dirigente de primer nivel del fujimorismo 2011, que decía orgulloso “nosotros matamos menos”, se nos planteó la pregunta de a qué se estaba refiriendo, si al registro de víctimas por períodos, que efectivamente muestra que en los tramos 1980-1985, y 1985-1990, hubieron más muertes totales que 1990-1993, lo que se debía al tipo de guerra (arrasamiento de zonas rurales y desconocimiento del enemigo), aparte de que el 92 cayó Guzmán y amenguaron casi inmediatamente los enfrentamientos.

Pero esos datos se refieren a cifras totales que incluyen muertos en enfrentamientos y víctimas de la subversión. ¿Cuántos mató el Estado en cada gobierno excediéndose de su función de reprimir a los insurrectos y restablecer la paz? Ahí sí las cifras con más discutibles, porque como se ve en el caso de los penales, García mató más, pero Fujimori apuntó mejor y eliminó a la dirigencia en una operación de aniquilamiento selectivo.

Al final el grupo Colina no era más que eso: una maquinaria de eliminación selectiva, que incluyó muertes como la de Pedro Huillca máximo dirigente de la CGTP, el periodista Pedro Yauri y muchos otros. Otro dato calve, es que Fujimori desapareció más personas, cuyos cuerpos hasta hoy no aparecen, lo que de acuerdo a la ley es un delito que no termina, y por el que será perseguido, por la ley internacional y su conciencia, hasta el día de su muerte.


30.05.11
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domingo, mayo 29, 2011

Fujimorismo

El fujimorismo nunca fue un partido, en el sentido que expresara algún proyecto por el cual agruparse con ellos, alguna ideología que los diferenciase del resto, alguna organización permanente a la que sus seguidores tuvieran como referencia. El fujimorismo nunca fue eso y ni siquiera entendió qué cosa era ello. Más bien tipificó al partidismo en general (no a determinados partidos), como la verdadera lacra del país y alentó a la sociedad a desconfiar a los que se organizan para la política, como si se tratara de conspiradores contra el resto.

Para Fujimori, el partido era sólo un requisito de participación electoral y nada más. Esto se puede comprobar en la multitud de “partidos”, creados por el dictador y sus seguidores, uno para cada elección. Nadie sabrá jamás que separaba Cambio 90 de Nueva Mayoría, o de Vamos Vecinos, Perú al 2000, Sí cumple, Alianza para el Futuro, Fuerza 2011, salvo que el detalle del cambio de nombre venía acompañado de nuevos dirigentes y relaciones cambiadas entre ellos. El único que no se movía era el jefe y ahora su primogénita.

En esa perspectiva, el fujimorismo o los partidos formados por Fujimori, son meros vehículos para llevar al poder al jefe de banda. Aún hoy que la candidata es la hija, lo que se está jugando es la recuperación de un lugar para Alberto Fujimori en la vida política nacional. Entre 1990 y 2000, sin embargo, el presidente que se hizo elegir con la variedad de nombres que hemos recordado, jamás tomó en cuenta a la gente detrás de los membretes salvo como masa de beneficiarios de los programas sociales o como individuos para determinados cargos.

Más allá de eso Fujimori gobernó como si el Estado se hubiese encarnado en él, y su régimen no fuera el de un sector político elegido en elecciones, sino el de un salvador que se alía con los militares, la tecnocracia, los grandes empresarios, la inversión extranjera, como un comité de emergencia para afrontar una situación excepcional. Es cierto que en 1990 el Perú estaba hundido en la hiperinflación heredada de García y la parálisis productiva; en la violencia subversiva y la contraviolencia estatal; en el desorden y la desconfianza política.

El fujimorismo es por eso un régimen de excepción, que se explica por el fracaso de los administradores normales del sistema, que hace girar a una parte del país hacia una nueva opción aunque está sea una incógnita. Fujimori gana con el voto del pueblo, pero amarra a sus espaldas con los militares y el FMI. Así la excepción no sólo justifica la traición a las promesas electorales (no shock), sino que se convierte en un justificativo para una trasgresión constante y cada vez más brutal hasta llegar al golpe del 5 de abril de 1992.

En el 2011, el fujimorismo ha regresado con ropaje “democrático” que le reconocen especialmente los ex demócratas que lo reemplazaron luego de su huida del 2000. Pero aunque parezca un competidor más, no lo es: no es un neoliberal cualquiera o un autoritarismo silvestre. Es la reconstrucción del modelo de Estado de los 90, con su centro en el dictador. Y otra vez con el pretexto de la excepción, que en este caso se resume en Ollanta y el despertar social que quiere colocarlo en el gobierno.

Otra vez, para conjurar sus miedos la clase dominante se entrega al dictador probado que sabe que no se detendrá en las formas. Y culpará sin asco al pueblo de tener que votar por este “mal menor” que tanto le gusta.

29.05.11
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Guerra sucia derechista con argumentos del 2006

“Correo” y “Perú 21” deberían coordinar mejor sus titulares. Los dos principales diarios del apocalipsis titulan el último miércoles refiriéndose al candidato Ollanta Humala:

Sendero merecía trato decoroso” (Correo)

Lo vi matar” (Perú 21)

Es decir, el mismo tipo que cree que a los senderistas debe tratárseles como seres humanos y de acuerdo al derecho internacional humanitario, lo que por supuesto es un escándalo chavista, es también el que amenazaba niños y madres para que dijesen donde estaban los subversivos.

¿Con cuál Ollanta deberíamos quedarnos?, podría preguntar Rosa María Palacios. Pero mejor aún sería saber: ¿con qué política antisubversiva nos quedamos?, ¿con la de las matanzas indiscriminadas, que realmente existió, y que Ollanta condena en el libro que Rafael Rey agitaba el mismo día que dijo que no le constaba que Montesinos fuera un asesino?, ¿o con la de respeto al enemigo como ser humano, que es lo escandaliza a Aldo M. que piensa que no cabía ningún decoro?

Si fuera cierto lo de Madre Mía, que los fiscales y jueces de mayor prestigio del país desestimaron por falta de pruebas, y que Ollanta ha negado permanentemente luego de someterse a un largo proceso, que como explica Ponce Feijoó de BTR, lo alimentaba García para tener jodido al comandante, si pudiera haber sido cierto, digo, Aldo M., “La Razón” y “Expreso” deberían aplaudir al capitán Carlos, porque sería un pequeño embrión de los Giampietri, Noel, Pérez Documet, Martin Rivas y otros que tanto les gusta.

Pero Du Bois quiere colgarlo por un caso ya archivado y Martha Meier cree que se puede hacer ganar al fujimorismo recordando que Ollanta mató subversivos en combate, pero ¿a qué le llamará combate? Y lo que obviamente no sorprende para nada son las aperturas y reaperturas del caso Madre Mía en períodos electorales, lo que sin dudad es una simple coincidencia.

Ahora se han buscado un testigo que tiene una confusión mortal en las fechas y los lugares y que está seguro (porque su hermana se lo dijo), que su cuñado retiró las acusaciones contra Humala porque recibió dinero, y que a él también le ofrecieron, pero no le dieron. Y ese es todo el motivo por el que se ha abierto un nuevo juicio para dilucidar si hubo sobornos, que con seguridad morirá después de las elecciones.

Pero el tema es de hierro: ¿cuántos militares que participaron en la guerra tenían claro el concepto de que había que atenerse a las leyes internacionales y al respeto a los derechos humanos? Hay una consistencia lógica, ciertamente, entre un Ollanta que piensa así, en base a una formación ideológica que le viene de familia (que para algunos es un peligro) y que lo previene para actuar como un gorila, con la huella que ha dejado en la zona donde sus votaciones del 2006 y 2011 se acercan al 60%, su actuación al final del gobierno de Fujimori, sus posiciones políticas durante los últimos diez años y lo que expresa en el libro que le cuestiona Rafael Rey y que “Correo” usa como denuncia.

Locumba

Con el levantamiento de Locumba y el Andahuaylazo pasa casi lo mismo que con Madre Mía y las opiniones de Ollanta Humala sobre la guerra contra Sendero Luminoso. Recordando unas declaraciones que Montesinos hiciera el año 2006 y que nadie sabe como salieron de la Base Naval y llegaron a Chichi Valenzuela, se ha hecho en estos días un nuevo intento de barullo con la inocentada de que la rebelión del 29 de agosto del 2000 en el cuartel de Locumba contra el gobierno de Alberto Fujimori, fue una farsa y una maniobra de distracción para que Vladimiro Montesinos realizara su última fuga en el yate Karisma que se produjo ese mismo día, y que lo llevóa Centroamérica y de ahí a Venezuela.

Así el insurrecto resulta un jugador, que nunca se lió a tiros con nadie y que quería servir a la cúpula corrupta y al régimen del que formaba parte su actual competidora electoral. Eso es lo que ha dicho en estos días el diario “Correo”, redescubriendo un material de hace cinco años, que otros medios de televisión y radio han reproducido como si pudieran hacerse los sorprendidos por la misma cosa.

Pero esa imagen de soldadito de papel, se contradice bruscamente con la del anarquista que impulsa a su hermano a tomar la comisaría de Andahuaylas y matar policías como repite el bufón maléfico (Jaime Bayly), todos los domingos. En un lado es un farsante montesinista, en otro un subversivo despiadado. Pero otra vez, todo está distorsionado al servicio de intereses electorales.

Para escapar Montesinos no tenía necesidad de ningún acto distractivo en las alturas de Tacna. ¿O es que los barcos patrulleros y la capitanía del Callao voltearon la mirada hacia el sur y se les escapó el ex asesor? ¿Nos creen idiotas? Más aún, Montesinos había salido en avión de Dionisio Romero a fines de septiembre a Panamá y regresado en otros vuelo privado, aterrizando en Pisco, sin ser detenido. Luego se fue sin ningún problema, mientras Fujimori protagonizaba la farsa de la persecución en sus diversas casas de Lima.

La esencia de la rebelión de Locumba fue romper la unanimidad militar que se impuso después que se frustró el intento de golpe democrático de Salinas Sedó. A fines de octubre del 2000, la mesa de la OEA estaba entrampada, los fujimoristas que eran 50% de los participantes exigían impunidad y garantías para los corruptos y violadores de derechos humanos, entre ellos la cúpula militar, en el Congreso había fracasado el intento de censura contra la presidencia de Martha Hildebrandt y en la sociedad había la sensación que otra vez le estaban robando su victoria.

El levantamiento de Humala y su hermano evidenció el descontento d e los mandos medios del ejército y quitó al dictador el último de sus pilares de apoyo. No fue un putsch o una asonada sangrienta sino una resistencia a una autoridad corrompida. Y en el momento que ocurrió nadie negó su valor políticos y moral. Sólo más adelante cuando Ollanta reclamó un protagonismo político, empezaron a cambiar las versiones y el comandante de Locumba pasó de héroe a villano.

Otra cosa, por supuesto, es la broma de Montesinos de intervenir en la campaña y convertir a los enemigos de Humala en avalistas de la seriedad de sus versiones. No hace mucho, el Doc., hizo callar a la Fujimori, advirtiéndole que si seguía metiéndose con é, revelaría toda la verdad del ex presidente y su joven primera dama. Todos escucharon la amenaza. Y si valiera lo del 2006, por qué no debiera validarse lo del 2010. En todo caso hay los que aún hoy callan ante una balandronada del ex asesor, y los que no se sienten amenazados con sus palabras.

Andahuaylazo

En el año nuevo del 2004 al 2005, Antauro Humala y un grupo de reservistas sin armas tomó la comisaría de la ciudad sin que se disparara un solo tiro, debido a que la guarnición se encontraba celebrando y en estado de ebriedad. Este acto quería forzar una salida a la crisis política que se había desarrollado a lo largo de ese año que incluía la denuncia de una presunta coima al presidente por la venta irregular de la cervecería Backus (denuncia de El Comercio y Caretas), el escándalo de las firmas falsificadas de Perú Posible para su inscripción con apoyo de los fujimoristas, los audios de Almeyda, etc.

Que Ollanta tuvo un error de perspectiva sobre las posibilidades de este movimiento y su lealtad hacia el hermano que lo había acompañado en la revuelta del 2000, es algo que parece evidente. Por eso es que hay dos momentos: uno de apoyo y otro de buscar una rendición honrosa que se suceden muy rápidamente. Pero ni Ollanta ni Antauro buscaron la muerte de nadie, aunque al crearse una situación de delicado equilibrio entre la policía que cercaba el local y los rebeldes, era factible degenera hacia la violencia.

El gobierno de Toledo creyó, sin duda, poder recuperar la comisaria a la manera que lo hizo Fujimori con los rehenes en 1997, pero en ese intento una respuesta armada de la vigilancia que dejó el saldo de cuatro muertos. A su vez francotiradores militares acribillaron a dos de los reservistas. El movimiento había fracasado. Y sus autores pagaron caro sus errores, como que llevan más de seis años en la cárcel.

Lo que es grotesco es que este caso y la memoria de los muertos, sean traficadas desde Miami por un sujeto que no ha sentido ningún afecto o preocupación de centenas y miles de víctimas de atrocidades ocurridas en el Perú en los años 90 y 2000. A él le interesa detener a Ollanta Humala con el caso Andahuaylas, para imponernos a la hija de Fujimori en el poder, con todo el paquete de La cantuta, Barrios Altos y muchísimos otros crímenes que no le importan.

Lo que está claro es que la guerra sucia no se detiene ante la mentira. Aunque sus balas sean viejas y ya utilizadas, igual disparan contra el comandante porque no quieren ceder posiciones de poder y privilegio engendradas bajo el fujimorismo.

27.04.11
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Los planes de gobierno frente a frente

Dicen que Ollanta Humala ha cambiado cuatro veces su programa de gobierno y que Keiko está firme como una roca porque su programa es la Constitución de 1993. No es verdad, porque lo que el nacionalista ha hecho –aunque a veces no se haya explicado con claridad-, es hacer propuestas de compromiso político a partir de su programa, es decir conceder en diversos aspectos para sacar adelante la propuesta principal.

Por su lado la candidata K, ha introducido propuestas copiadas del adversario, sugeridas por De Soto o sacadas de algún sombrero, a lo largo de las semanas de la segunda vuelta, mientras acusaba a su adversario de cambista. En términos sustantivos ha habido un solo plan pensado para transformar al país y responder a las inquietudes y al malestar nacional, que ha tratado de adaptarse a un escenario de segunda vuelta manteniendo un agrado de coherencia y unidad.

Este plan ha sido bombardeado porque expresaba alternativas a lo existente, lo que algunos han llamado el “salto al vacío”, que quiere decir que piensan que la única manera de mantenerse en “tierra firme” es quedarse donde están. El odio al plan nacionalista viene de la manera como cuestiona el pensamiento único de los últimos veinte años que no admite otra manera de pensar o actuar.

¿Empresas públicas para complementarse con el sector privado y desarrollar actividades que no son asumidas por los inversionistas? Ni hablar. Podrían resultar exitosas y eso induciría a ampliar la participación estatal. ¿Contratos públicos revisables cuando violan la Constitución y la ley, y contienen cláusulas corruptas? Ni soñar. Desalentaría a la inversión que no está para estarse fijando en pequeñeces como esas y que no debe ser tocada así se trate de contratos corruptos o perjudiciales para el país.

¿Sistemas de salud para todos, con tendencia a conseguir una salud de calidad en todos los niveles? Jamás de los jamases. Mantener sistemas separados y sin complementaciones, sembrando el miedo de que toda integración, es para empeorar y no para mejorar el conjunto. ¿Pensión para los sin pensión, y mejora para los que tienen pensiones atrasadas y congeladas? Ni hablar. Porque eso cuesta y nuestra clase con dinero no quiere pagar más impuestos, ni compartir su riqueza.

Es decir nada puede tocarse. El Perú vota por el cambio, pero nada debe cambiar. La Fujimori en ese sentido es explícita: no reformar la Constitución, no alterar el modelo de atracción de inversiones sobre la base de la explotación de recursos naturales y realizar ayudas sociales a los pobres usando recursos fiscales, que no dice de donde va a sacar.

Que a partir de allí sea tan cínica como para ofrecer una superintendencia de protección de derechos laborales, que si hubiera existido en los 90 hubiera mandado anticipadamente a la cárcel a su padre, el más grande depredador de derechos de nuestra historia, y que se contradice (no se desprende) con su plan oficial donde se aduce que la demanda de nuevos puestos se incrementa “flexibilizando el empleo” (reduciéndole derechos, para hacer más barata la contratación) y en el que se toma como modelo el esquema impuesto por el ex ministro Chlimper, actual asesor principal de la candidata K, para las trabajadoras de la agroindustria, que reduce o desaparece sus derechos favoreciendo a empleadores voraces como el propio autor de la norma que dictó en su particular beneficio.

Keiko Fujimori no tiene un norte equivalente al del programa de la “gran transformación”. El supuesto en que se fundamente es que ya todo fue dicho en los 90, y que ahora hay que restituir programas sociales que se achicaron en estos años, hacer más obras físicas y sustituir a García en la recepción de los empresarios extranjeros.

Lo botamos a la basura

Claro que a la luz de esa pobreza conceptual, el fujimorismo pasó desapercibido como propuesta real en la primera parte de la contienda, en la que todos recuerdan a la candidata bailando en la tarima de sus mítines, haciendo coquetear a sus seguidoras con su marido gringo y recomendando tranquilidad ante las encuestas.

No era una opción programática sino emotiva que pretendía reconstruir lo que se pudiera de la base social que el fujimorismo tenía antes de su debacle del 2000. En la segunda vuelta tampoco les interesa un compromiso sobre lo que se va a hacer. Eso se puede ratificar fácilmente cotejando las grabaciones de lo que fue el encuentro de los “técnicos” del domingo pasado.

Supuestamente se debatía entre los que tienen un solo programa versus los que tienen cuatro o más. Pero, ¿cuál es ese único programa y hacia dónde nos lleva?, ¿puede alguien de manera sencilla decir que propone la hija del dictador aparte de aplaudir el crecimiento económico de García y lamentarse que nuestros indicadores sociales sean de los peores del mundo, como si ambas cosas no estuvieran relacionadas?

Generosamente, la señora de las 11 de la noche, se ha limitado a hablar de escasez de ideas del programa naranja y contradicciones entre algunas propuestas nuevas y las orientaciones originales. Pero hasta ahí nomás. Porque la obsesión de Rosa María Palacios es convencerse a sí misma que los cambios de Ollanta y sus programas ajustados, se deben a su majadería de cada programa. Y su mayor felicidad parece ser haber podido meter en parte de la audiencia el criterio de que se ha pasado al compromiso con los peruanos, a la hoja de ruta y al juramento democrático, porque se reconoce que cada formulación fue derrotada con sus chillidos y muecas de medianoche.

El Estado

En esencia lo que se está por definir es un rol para el Estado peruano. La noción fujimorista se condensa en un tipo de Estado que se alía al gran capital ofreciéndole concesiones y privatizaciones permanentes o de largo plazo, y que retiene una parte de la renta para convertirla en programas sociales que construyan una pobreza subsidiada y clientelar, que nunca termina de superarse.

Frente a eso, la propuesta de Humala es recuperar una condición promotora y reguladora para el Estado, que corrija las deficiencias del mercado y oriente el fortalecimiento de sectores mejor orientados al desarrollo sostenible y de largo plazo: industria, agricultura y turismo. Los asuntos sociales son planteados en términos de derechos conquistados por y para la gente, y no como dádivas que se reparten a cambio de aplausos. Más o menos lo que ya están haciendo Keiko, Kenji y Yoshiyama que van por el país haciendo repartos de dineros y bienes para asegurarse adhesiones.

Total es apenas una fracción del dinero robado que están usando para intentar ganar las elecciones y si lo logran seguramente lo recuperarán con creces.

27.04.11
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miércoles, mayo 25, 2011

Debates

A la luz de que hay varios que quieren debatir como si también hubieran pasado a la segunda vuelta, se me ha ocurrido proponer varias confrontaciones para la próxima semana y posibles contenidos:

1. El debate imposible: Hernando de Soto se enfrenta a Mario Vargas Llosa para discutir el verdadero significado de la castiza expresión “hijo de puta”, sobre plagios y asesorías a presidente liberales como Fujimori, Mubarack y Kadafi, para lavarles la cara.

2. El debate de las sotanas: Monseñor Cipriani le dirá sus verdades a Marco Arana sobre “política en los púlpitos” y luego lo suspenderá de sus derechos sacerdotales por hacer política.

3. El debate de los consortes: Mark Vito Villanella polemizará con Nadine Heredia sobre como tener ingresos no declarados, y declarar trabajos que no se tienen, y no ser investigado ni por la SUNAT ni la Unidad de Inteligencia Financiera.

4. El debate de los derechos humanos: entre la más reciente defensora de los derechos humanos la zarina Martha Meier, asesorada por Jorge Trelles, y Rocío Silva Santisteban de la CNDDHH, con apoyo Gustavo Gorriti, en el que se trataran temas como “nosotros matamos menos”, “a mí lo que interesa es Madre Mía, y no Barrios Altos, La Cantuta y otros”, y “¿qué escribió Gorriti hace cinco años?”

5. El debate de los presidentes: donde Alan García demostrará a Toledo lo que es ser neutral en unas elecciones, aunque no pueda evitar decir que si se cambia su modelo y el nuevo gobierno se va a la izquierda, se pondrá en peligro todo lo alcanzado y él como presidente estará obligado a evitarlo.

6. El debate del Andahuaylazo: que tendrá a Jaime Bayly disputando contra Antauro Humala para saber si el periódico Ollanta en el que nunca escribió ni fue entrevistado Ollanta, expresaba el pensamiento del actual candidato, como lo hace evidente el nombre de ese órgano de prensa. Ollanta fue un “hampón” por solidarizarse con su hermano, a pesar de que luego le pidió que se rindiera. Pero la hija que abandonó a la madre torturada y usurpó el puesto de primera dama hasta el último día de gobierno del padre, y la que prometió sacarlo de la cárcel, no debe ser vista como responsable de lo que pasó en los 90.

7. El debate de los medios: Aldo M. se reirá de la corona de flores contra César Lévano y preguntará en público ¿y por qué a mi no me mandan estas cosas?, lo que prueba que es una farsa; aprovechará además para explicar la amnesia sufrida las últimas semanas que le impidió recordar que Montesinos disparó contra Humala en el 2006 y él mismo llenó de titulares sobre la “farsa de Locumba” su propio periódico, hasta que una amiga que antes pasaba por antifujimorista, le hizo recordar, con lo cual armó lo que ha sido la “primicia” de los últimos días, de la que se colgaron otros medios también olvidadizos o concertados. Lección de periodismo para el maestro Lévano.

8. El debate de los hermanos: Kenji y Ulises escribirán en adelante las columnas de Aldo M., que se dedicará a su verdadera pasión que son las “chiquitas”, donde expresa en tercera persona su admiración por el director del diario que él dirige.

9. El debate del plan de gobierno: Rosa María Palacios discutiendo sola porque nadie quiere venir a su set, anunciando que continúa confundida. ¿Y van a botar a la basura su primer plan o van a seguir insistiendo en cambios en la economía?


25.05.11
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lunes, mayo 23, 2011

Calmell y Rodríguez Larraín socios en empresa chilena de helicópteros

Dinero de la corrupción, medios y campaña fujimorista


Si usted fuera un abogado de uno de los más reputados bufetes de Lima, integrante del directorio de la más importante cadena periodística del país y presidente del directorio de una empresa área en la que están involucradas las inversiones del actual presidente de Chile: ¿se le ocurriría armar una sociedad con un prófugo de la justicia, que recibió dinero de Montesinos, con el cual probablemente haya cubierto su participación en el proyecto, y que es un claro puntal de la campaña por el regreso de la familia Fujimori al poder?

Bueno, el abogado existe y se llama Emilio Rodríguez Larraín, jefe del estudio Rodríguez Larraín que atiende a numerosas empresas entre ellas a los principales canales de televisión (América, Panamericana, Frecuencia Latina y Canal N) y al complejo periodístico de El Comercio (El Comercio, Perú 21, El Trome); esposo de Milagros Miró Quesada y por esa vía representante de sus acciones en el directorio de la corporación periodística; presidente de LAN Perú, con una participación del 30%, que muchos dicen se la pagaron los chilenos; etc.

Y el prófugo también es real. Se trata de Eduardo Calmell del Solar, ex director del diario Expreso, filmado en la salita del SIN cuando recibía por los menos un millón 750 mil dólares, que fue a la cárcel por peculado y asociación ilícita para delinquir y logró una libertad a través de un habeas corpus corrupto dictado por un juez del Callao (Víctor Arbulú), que usó para fugar en los siguientes días y refugiarse en Chile. Calmell vendió la línea del diario Expreso y de Cable Canal de Noticias CCN, canal 10, a Vladimiro Montesinos, por encargo de Alberto Fujimori, en una operación que también involucró a Vicente Silva Checa y a Manuel Ulloa Penderborgen. Actualmente, Calmell y Silva son parte de la campaña naranja y nexo con los grupos empresariales que financian el Plan Sábana y con los medios de comunicación apuntados contra Ollanta Humala.

Santiago querido

La capital chilena es un centro de operaciones de la mafia fujimorista, como lo comprueban los certificados de movimiento migratorio de sus principales jerarcas que van y vienen de esa ciudad. Tal parece que en Chile tienen algunos aportantes importantes y que en las reuniones de Santiago se integran Calmell y el publicista Daniel Borobio, otro prófugo emblemático, brazo derecho de Montesinos y ahora metido en el esfuerzo por lograr la victoria de la familia Fujimori, con la que sueñan tantos que esperan salir en libertad o poder regresar al país de donde fugaron para no pagar por sus delitos.

Es en Santiago de Chile que en el año 2003 se forma la empresa ECOCOPTER orientada a ofrecer “servicios aéreos comerciales, corporativos y turísticos de alto estándar”, es decir helicópteros para actividades industriales en zonas de difícil acceso, turismo y otras. Los socios reconocidos de esta empresa son el prófugo Calmell del Solar, el abogado Rodríguez Larraín y algunos inversionistas chilenos, entre los que se dice que estaría el propio Sebastián Piñera a través de un representante. En el 2009, ECOCOPTER, abrió una filial en el Perú para brindar los mismos servicios.

Visto desde cierto punto de vista, las inversiones de Calmell y de otros en situación similar, deberían ser tomadas como muy probables operaciones de lavado de dinero, de modo de convertir la plata de la corrupción en aparente dinero honesto. ¿De dónde tenía los recursos para meterse en un negocio de esta magnitud? Pero a las autoridades peruanas y chilenas no parece preocuparles demasiado estos hechos. Como tampoco a Rodríguez Larraín que se abraza efusivo en nuestra foto de carátula con el perseguido de la justicia.

Significados

El vínculo Calmell-Rodríguez Larraín, revela lo cercano que están el cogollo K, con los directivos y abogados de los medios de comunicación que hacen la guerra sucia. También es importante notar que el nexo alcanza a LAN, la empresa que ejerce un virtual monopolio de las rutas aéreas peruanas y que es uno de los símbolos de la expansión del poder económico de los empresarios chilenos.

Esto es algo de lo que los fujimoristas y sus propagandistas no quisieran hablar, pero que LA PRIMERA pone al descubierto con pruebas. ¿Queremos que la operación de blanqueo de la delincuencia de los 90 se complete regresándolos al poder?, ¿vamos a seguir creyendo la historia del inocente ejercicio de la libertad de expresión del grupo periodístico, cuyos principales accionistas no tienen escrúpulos en asociarse con delincuentes fugados que lavan el dinero robado en empresas comunes?, ¿vamos a ser indiferentes a los intereses extranjeros, principalmente chilenos, representados por estas personas?

17.05.11
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La zarina

“A las 11.20 de la mañana se hicieron presentes Emilio Rodríguez Larraín, representante de LAN Chile en el Perú y estrechamente ligado al diario “El Comercio” y la directiva de El Comercio Martha Meier Miró Quesada conocida como “la zarina” para coordinar los ataques contra Ollanta Humala" (Informe de Contrainteligencia sobre ejecución del Plan Sábana, publicado por LA PRIMERA 21.04.11)

Hace algunos años conocí a Martha Meier cuando era parte del sector marginado de la principal familia periodística del Perú, durante el dominio de sus tíos y primos que formaban el grupo conocido con el nombre de los “alejos” (por la presencia de dos Alejandro, padre e hijo, en el control del diario El Comercio y sus satélites).

En esa época era una mujer con preocupaciones ambientales y un filo crítico a los corruptos que existían incluso dentro de su familia, poniendo la puntería principalmente en dos personas: Pepe Graña Miró Quesada, mandamás de la Constructora Graña y Montero GM, la más poderosa del país, involucrado en las privatizaciones (Petroperú, Aeroperú y otras) y amigo de todos los gobiernos; y Emilio Rodríguez Larraín, casado con su prima Milagros, también actor de la destrucción de Aeroperú, luego presidente de LAN en el Perú y abogado de los principales medios de comunicación.

Graña y Rodríguez Larraín eran “votos decisivos” en el directorio de la empresa y en la junta de accionistas, lo que impidió que ocurrieran cambios durante muchos años. Por cierto, a las críticas de la Mier, sus parientes corruptos contestaban que ella había sido candidata del fujimorismo en su momento más oscuro, el año 2000, cuando los otros habían montado Canal N y denunciado las fábricas de firmas.

Ella se explicaba entonces diciendo que nunca fue fujimorista y que había aceptado integrar la lista para llegar al Congreso y desde allí hacer contrapeso al poder mediático de los alejos y de los crecientes intereses empresariales de la familia. Como no fue elegida y poco después sobrevino el derrumbe del régimen, la fujimorada de la Meier quedó casi como una anécdota, que era mencionada cada vez que la doña se metía en un debate por Internet, en los que se esforzaba por aparecer como una persona progresista y decente.

En el 2008, Martha Meier Miró Quesada aliada con Francisco Miró Quesada Rada, también de pasado progresista y velasquista, lograron convencer a Pepe Graña y a Rodríguez Larraín para armarle una mayoría a los alejos y quitarles el control del diario y todo el complejo periodístico. Así en septiembre de ese año apareció un nuevo director y un directorio distinto, que a algunos pudo hacerles pensar que podía representar algún cambio favorable a la democracia y a otros temas como medio ambiente, derechos humanos, derechos sociales, etc.

Pero no. La primera prueba que se presentó en los siguientes días a la nueva dirección: el caso petroaudios, mostró que el nuevo grupo conductor no quería tener problemas con el gobierno. Más aún, hay quienes piensan que las propias grabaciones comprometían a los directivos de la corporación periodística, por lo que les era urgente tratar de bajar la importancia del caso. La segunda prueba es mucho más grave: Martha Meier andando del brazo de su pariente corrupto el Rodríguez Larraín y haciéndose presente en las reuniones conspirativas para reinstalar a la familia Fujimori en el poder.

Si ocurriera la tragedia de un retroceso brutal del país hacia la corrupción y el terror de Estado, la “zarina” será una de las principales responsables.

22.05.11
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viernes, mayo 20, 2011

Los audios del diario El Comercio

Tema I
El caso BTR y El Comercio

En el año 2009 circulaba una versión procedente de fuentes judiciales que señalaba que entre los audios decomisados a BTR existían algunos en los que el anterior director de El Comercio, Alejandro Miró Quesada y su sucesor Francisco Miró Quesada, conversaban con Bieto Químper sobre asuntos de pagos de impuestos y relaciones con el poder, y que estos materiales los tenían tan preocupados que sus abogados iban y venían a Palacio de Justicia buscando como evitar que la información se hiciera pública.

No eran los únicos. Como ocurrió durante la época de los vladivideos, mucha gente decía de boca que no tenía motivos para sentirse preocupado, pero trataba de conseguir un padrino que le asegurara que nada suyo fuese puesto al descubierto. Todos sabemos que hubo manipulación de parte de las pruebas de los chuponeos y que los implicados fueron obligados a guardar silencio por más de dos años con el fácil expediente de declararlo “caso complejo”, con los que hubieron bastantes personas que respiraron tranquilos, entre ellos algunos notables miembros del gobierno aprista y otros tanto integrantes del jet set nacional.

La misma versión que apuntaba a la cabeza del grupo periodístico más importante del país, concluía en que la decisión del directorio de no dar luz verde a la investigación de los petroaudios tenía que ver con la posibilidad de que algunos de sus integrantes terminasen salpicados por la denuncia. Por cierto eso no fue lo que se dijo oficialmente, sino que era tan delictivo lo que contenían los chuponeos, como la intercepción y grabación misma, y que el periodismo no debía prestarse a difundir estas pruebas ilegales.

Tema 2
BTR y Ollanta Humala

El periodista Gustavo Gorriti fue el primero en señalar la existencia de una relación entre los directivos de la empresa chuponeadora Business Track, encabezada por Elías Ponce Feijoó, y Alan García cuando era candidato a la presidencia en el año 2006. En el libro “petroaudios”, Gorriti, cuenta que García le pidió a Ponce hacerse cargo del comandante y realizarle un seguimiento continuado, de 24 horas al día, para determinar sus vinculaciones con los venezolanos.

Esta sociedad se prolonga después de la victoria de García en segunda vuelta, a través de múltiples intervenciones de BTR en actividades de la presidencia y de otras entidades del Estado. Pero ahora sabemos que la labor específica sobre el comandante Humala siguió en marcha. Los audios transcritos por El Comercio el último lunes se refieren a una labor ya no contratada por particulares sino desde los más altos niveles del poder, en contra de opositores.

Lo más probable es además que haya sido el propio García el que haya entregado las grabaciones y trascripciones (no cabe la hipótesis que los chuponeadores lo hicieran), pero al diario decano se le ha hecho mayor problema valerse de este tipo de materiales que viola brutalmente los derechos políticos de la oposición. Más aún, tampoco se les ha hecho ningún complejo moral servirse de lo que llamaban la prueba prohibida, con lo que quisieron escudarse de ocultar los actos delictivos de Rómulo León, Químper, Canaán, Del Castillo y otros de los interceptados.

En el caso de los audios presentados el lunes a dos páginas desplegadas de El Comercio, no hay además delito alguno, ni siquiera el “interés público” que se imputó a los diálogos de Lourdes Flores, sino conversaciones de una diplomática con su familia que a lo sumo prueban una cierta familiaridad con la pareja Humala-Heredia.

Hay que recordar además una entrevista que un periodista independiente hace a Ponce Feijoó y Tomasio en prisión y que LA PRIMERA reprodujo hace algunos meses, donde el capitán de navío recuerda que García le dijo que tenía “jodido” a Humala, con juicios y otras maniobras. El Comercio se suma a ese uso indebido del poder político.

Tema 3
Financiamiento venezolano

Uno podría sonrojarse de escuchar a la conductora de televisión Pamela Vértiz haciendo el siguiente apunte sobre los audios de El Comercio:

- Pero ahí se habla de 4 millones de dólares.

Es cierto se habla que Gustavo Espinoza Soto, en el 2006 dijo (como acaba de decir otro de su misma catadura, Álvaro Gutiérrez), que la embajada venezolana entregó esa cantidad a los nacionalistas. Y el diálogo grabado es uno en el que Virly Torres le cuenta esa denuncia a su mamá y le indica que por supuesto es falsa.

Y tan falsa es que Espinoza nunca probó nada. Lo que es increíble es que lo único que tenga el grupo El Comercio para reabrir el tema sea un diálogo referido a esa denuncia y que por añadidura niega la existencia de tal dinero.

Pero así como Vértiz es capaz de creer que ese texto es una prueba de algo, hay otros que con una cara diferente han asumido que se trata de audios comprometedores que demuestran el financiamiento chavista de Ollanta Humala.

No demuestran nada, como dijo la propia Rosa María Palacios, que no hubiera desaprovechado la mínima brecha para lanzar su ataque. Pero seguro no quiere quedar como una Pamela Vértiz cualquiera.

Finalmente una pregunta que cae de su peso: ¿no pasó nada en el Perú en los últimos cinco años, para que la ofensiva sobre Ollanta Humala no pueda salir del tema del chavismo del 2006 y del andahuaylazo del 2004? ¿Imaginan que en el Perú somos tan tontos como para creer que esos son los verdaderos problemas de nuestra nación, cuando nos acecha la restauración del régimen más corrupto y autoritario de la historia que nos costó tanto echar del poder?

20.05.11
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Prensa seria

Cuando uno abre la página 10 de El Comercio del día lunes, se encuentra con un potente titular de una nota de dos páginas, que parece agotar todos los debates “Virly: ¿cómo es el trato?”.

Se descubrió la conexión venezolana y el trato financiero entre Ollanta y Chávez, a través de la agregada de negocios Virly Torres. O ¿qué otra cosa podría entenderse de esa presentación escandalosa?

Y, ahora, ¿quién defenderá al comandante?

No se imaginan.

Rosa María Palacios a las 11 de la noche, admitiendo que no hay nada en los benditos audios que transcribe el diario de sus empleadores que valga la pena y que sea nuevo.

Que Virly y Nadine eran amigas y que se visitaban en su casa. ¿Y quién no lo sabía?

Y el “trato” del que hablaban no era ninguna financiación llegada en maletas diplomáticas como decía Kuczynski o en caja de leche Gloria, como decía Gustavo Espinoza, sino de la forma como había sido “tratado” el gobierno venezolano en algunas expresiones de familiares de Ollanta Humala después de la derrota del 2006.

O sea no era sobre trato sino de maltrato que hablaba Virly con su esposo. Y sin embargo el periódico “serio”, induce a sus lectores a pensar que tiene información sobre otra cosa.

Cuando Virly le cuenta a su madre que un diputado peruano (el ex congresista tránsfuga Gustavo Espinoza) está acusando a la embajada de entregar dinero (4 millones de dólares) a Humala, le contestan con sorpresa “¿y de donde salió esa plata?” a lo que Virly contesta “Pero eso es mentira”. Que es además lo que quedó probado judicialmente, donde se demostró que Espinoza era un mentiroso patológico.

No hay más referencias al “financiamiento chavista” en todos los audios. Pero ayer, Perú 21, el hermano menor de El Comercio, el diario dirigido por el ex empleado de la dictadura, Fritz Du Bois, titula en primera página: “Chávez siguió repartiendo”, como si eso fuera lo que se desprende de los audios del día anterior.

Y para que no quepan dudas de la “seriedad” con la que opera la prensa naranja subraya: “audios revelan que financiamiento venezolano continuó tras elección del 2006”. Pero no revelan nada de eso. Ni que hubo financiamiento antes de la elección, ni que lo hubo después.

Más aún, se menciona a un audio que fue presentado por el mismo diario el 5 de diciembre del 2009, en el que hablan Giselle Gianotti y Carlos Tomasio (de BTR) sobre la información que le van a entregar a “Pie Grande” (aparentemente Alan García) en la que aseguran tener información de que militares venezolanos le dieron un millón y medio a la esposa de la “llanta”.

Es decir de unos audios que no dicen nada (Rosa María Palacios), pasan a otras informaciones ya utilizadas, en las que tampoco se prueba nada, le agregan el barullo que se hizo sobre los ingresos de Nadine, y sale un titular que dice “Chávez siguió dándoles dinero”, que no se sustenta en nada de lo publicado.

Razón tienen los que dicen que no hay sólo que preocuparse por el posible regreso de una mafia sin escrúpulos que tendría el control de la caja fiscal y de los órganos de coerción del Estado, sino de las atribuciones que se han dado los medios más poderosos del país que se sienten con absoluta licencia para mentir y manipular.

Imagínense que estos fueran los ganadores del 5 de junio. Mafia y prensa mentirosa, con ropaje de “seria”, que nos cojan confesados.

17.05.11
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domingo, mayo 15, 2011

Los jueces y el fujimorismo

Un Nissan rojo con lunas polarizadas estaba estacionado la mayor parte del día en el sótano del Estudio Solís, en la avenida Dos de Mayo en Miraflores. A su lado, un Volvo negro del año, también con las lunas cubiertas para impedir que los de fuera observaran a los pasajeros, le hacía silenciosa compañía. Ambos vehículos estaban a cargo de una misma persona, el chofer del Estudio, de nombre Arispe Carpio, que pasaba el día como el Nissan y el Volvo, esperando ser requeridos por el doctor Edgar Solís.

Cada día Arispe Carpio se preguntaba a quién recogería para llevarlo hasta las instalaciones del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) en un procedimiento que se iniciaba con la llamada de Vladimiro Montesinos al sueño del Estudio, para indicarle con quién era la cita. Solís llamaba entonces a Carpio, le daba instrucciones y este bajaba al sótano, encendía el carro rojo y lo dirigía hasta el lugar donde lo esperaba algún vocal o fiscal supremo, a algunos miembros del Jurado Nacional de Elecciones o del Tribunal Constitucional.

El Nissan rojo era reconocido en los locales judiciales y en otras entidades públicas, y a Carpio ya no le pedían la documentación de ingreso y nadie se sorprendía que se situara en las zonas exclusivas de parqueo. Tampoco llamaba la atención que el motor permaneciera encendido y que los magistrados convocados aparecieran sigilosos y se metieran en el carro que inmediatamente partía a toda velocidad. Arispe saludaba guardando las distancias una vez que ya había salido nuevamente a la calle y esperaba que fuera su pasajero quién planteara la conversación, si esta se producía. Algunos no hablan, pero otros son campechanos, contaba a sus amistades. El Nissan usaba una circulina roja y una sirena, para anunciar que llevaba una autoridad. Así podía llegar en pocos minutos al edificio de la avenida 2 de mayo en donde ingresaba nuevamente al sótano y cambiaba junto con el invitado al volvo negro que los estaba esperando, con el que salían para el SIN.

La extraña rutina se repetía a la hora de retirarse: el Volvo negro que entraba y salía sin dar explicaciones del SIN, recorriendo el área asignada al asesor Montesinos, volvía a Miraflores y chofer y acompañante (o acompañantes) se pasaban al auto rojo, hacia el destino final. Siempre fue así, según afirman las fuentes consultados, durante un espacio de muchos años. En los carros de lunas polarizadas circularon, se supone, los doctores Serpa Segura, Carlos Bringas, Víctor Castillo, Nelson Reyes, Rómulo Muñoz Arce, Walter Hernández Blanca Nélida Colán, Javier Acosta Sánchez, José García Marcelo, entre otros. La misma versión indica que el famoso operador de la Suprema, Alejandro Rodríguez Medrano, no hacía el recorrido y prefería convertir su despacho en el Palacio de Justicia en un centro de poder propio no subordinado al de las Palmas o al de la Plaza de Armas. Al igual que Edgar Solís prefería no ir a buscar a Montesinos.

Los jueces de amparo

Los brazos judiciales de Montesinos no estaban, sin embargo, principalmente en la cúpula de las instituciones vinculadas a la administración de Justicia. Para el Doc., era mucho más importante tener jueces de primera y segunda instancia capaces de resolver los casos de su interés. Y dentro de todo el esquema de la justicia corrupta, el núcleo que logró mayor importancia fue el de los jueces que integraron una famosa salita de “derecho público”, en la que debían verse todas las acciones de amparo o habeas corpus, relacionadas con los derechos constitucionales. Estos eran dos jueces de primera instancia que terminarían por hacerse famosos: Percy Escobar y Víctor Raúl Martínez Candela, por los que pasaron algunos de los casos más controversiales de los 90, y cuyos fallos iban a una sala especial presidida por el vocal Sixto Muños, que también era de la mafia, donde terminaban resolviéndose todas las acciones llamadas de “puro derecho” o cautelares, con las que podía definirse la posesión de bienes en disputa o la libertad de las personas.

Edgar Solís tenía el vínculo directo con este nivel de la Justicia, responsabilidad que le había asignado personalmente su amigo y ex socio de la década de los 80, Vladimiro Montesinos Torres. A estos los movía solamente el Nissan Rojo, porque su lugar de reunión era el estudio de la avenida Dos de Mayo. Ahí se entrevistaban con Solís que les decía lo que debían hacer. Uno de esos encargos, de los más delicados, se refería a una acción de amparo que la Municipalidad de Lima había entablado contra la firma chilena Luchetti por la construcción de una planta industrial en la reserva natural de los Pantanos de Villa en Chorrillos. Escobarle otorgó el amparo en tiempo récord y bloqueó la acción del Municipio que intentaba parar las obras.

In fraganti

En el año 2001, cuando Solís creía haber borrado todas las huellas que lo conectaban con la corrupción judicial, tan eliminar todos los documentos del Estudio y destruir los CPU, enviar al exterior a Arispe Carpio y vender los carros Nissan y Volvo, y viajar a varios países, alguien le preguntó si no temía aparecer en algún video de Montesinos. No, contestó categórico. Yo sabía como era eso y me cuidé de no ser filmado. Pero poco después el país conoció el juego de videos en los que Vladimiro departe con los mandamases de Luchetti y discuten de la sangrienta guerra que planeaban contra Andrade. Y en una de esas filmaciones, el mismísimo Andrónico Luksic, uno de los hombres más ricos de Chile, presiona a Montesinos para resolver la cuestión del amparo. Entonces el asesor toma el teléfono y se escucha el siguiente diálogo:

- Aló Edgar, quiero que te comuniques ahorita con Percy Escobar
- Sí
- Y le preguntes si él tiene la demanda de la empresa Lucchetti contra Andrade
- Ya
- Antes que provean quiero hablar con el juez y lo traes acá
- Ya, doctor.

Como en las películas, al final siempre sale el culpable. Solís no pudo negar su intervención en la manipulación de la justicia a cuenta de Montesinos y el gobierno de Fujimori. Fue condenado a cinco años de prisión efectiva por asociación ilícita para delinquir. En la sentencia se lee: “Edgar Solís confesó que el ex asesor Vladimiro Montesinos le ordenó comunicarse con el juez Percy Escobar con el fin de que este se dirigiera a las oficinas del SIN para tratar el caso de la acción de amparo presentada por Lucchetti en el juicio que tenía con la Municipalidad de Lima. De acuerdo con la investigación judicial, Solís Cano era la persona encargada de contactar con los magistrados y hacer el seguimiento de los procesos en los que la agrupación liderada por Vladimiro Montesinos tenía interés”.

Y así nos van a hablar de independencia de la justicia.

15.05.11
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La firma del terror

Las coronas de flores en la puerta del local de LA PRIMERA quieren indicar que el Grupo Colina está activo y que ha puesto la puntería en este diario. El terrorismo es así. Envía mensajes para que se entiendan. Es decir pone su firma, como lo hicieron los mismos integrantes de esa organización criminal ligada al fujimorismo cuando a las semanas de lograr la fraudulenta amnistía de Yoshiyama y Rafael Rey en 1995, enviaron un arreglo fúnebre al local de la Asociación Pro Derechos Humanos APRODEH con el nombre de personas vinculadas a la lucha por los derechos humanos y con la firma de una supuesta Familia Colina. Querían que se supiera que estaban libres y quiénes eran sus blancos.

También en 1993 en pleno revuelo sobre el caso “La Cantuta”, se entregó una corona de flores en el colegio del hijo de un periodista de una revista que investigaba la desaparición de nueve estudiantes y un profesor de la Universidad de Educación, con el nombre del niño, como si hubiera muerto. Los que han decidido asustar a LA PRIMERA pretenden que todo el mundo haga la conexión sobre estos casos. Lo que produce dos efectos: el destinatario queda advertido, y los encubridores de la violencia dirán que es muy obvio, que seguro nos enviamos el macabro presente para hacernos las víctimas.

La misma obviedad de usar un vehículo oficial, del servicio de Santiago Fujimori, para perpetrar la matanza de los barrios altos, como para que el enemigo supiera de quién es la marca y los medios fujimoristas pudieran responder que eso probaba que era un montaje para acusar al gobierno. Igual se ingresó a cara descubierta a La Cantuta, con uniformes a la vista, porque quién iba a creer a los otros estudiantes estigmatizados de “rojos” y “subversivos”, y quién iba a secuestrar y matar de manera tan evidente. Pero lo hicieron de manera evidente.

Por supuesto que por ahí salieron Martha Chávez, Siura y otros con el “autosecuestro”, hasta que aparecieron los muertos. O sea que la lección es que el terror no deja dudas de su autoría y su intención de amedrentar. Pero la jauría será capaz de crear cualquier historia para echar la responsabilidad obre las víctimas. Hoy, en medio de muchos gestos de solidaridad, que valoramos, no falta un canalla que ordenó no cubrir la noticia y que ahora sugiere que esta podría ser una maniobra para contrabalancear los efectos del caso Althaus (Correo 12.05.11) Pero con esa lamentable insinuación se delata solito, ya que está confesando que todo el barullo hecho sobre los jóvenes que abuchearon al conductor televisivo al salir de América televisión, es visto como una ganancia electoral.

Por cierto en LA PRIMERA no somos locos como para sembrar angustias sobre nuestras familias y lectores y menos para maltratar la figura de nuestros principales directivos. Pero sobre todo somos conscientes que esto que ha ocurrido nada tiene que ver con Althaus, sino que está relacionado directamente a la denuncia del Plan Sábana, del que participan organismos de inteligencia del Estado, grupos empresariales y operadores montesinistas al servicio de la candidatura de Fujimori. Nos están advirtiendo que no sólo se trata de Bayly leyendo el guión de Borobio, y de audios obtenidos por los servicios del Estado, sino de directas amenazas de muerte a los que cumplimos el sagrado deber de informar con veracidad.

15.05.11
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El plan de Ollanta

Como hizo recordar Ricardo Vásquez Kunze, la anterior vez que se debatió un Plan de Gobierno en un escenario de elecciones fue en 1990, cuando el FREDEMO de Vargas Llosa elaboró una ambiciosa propuesta de reforma neoliberal del país y que implicaba el ajuste de precios, la renegociación de la deuda, la privatización de la economía y la liberalización de los mercados.

Debido a la “franqueza” de sus intenciones, el Plan fue transformado por el APRA y los servicios de inteligencia, en una “amenaza”, lo que permitió que el verdadero candidato de Alan García que era Alberto Fujimori pudiera hacer una campaña exitosa con el simple expediente de decir “no”: no al shock, no a la privatización de Petroperú, no a los despidos, etc. Y, como se sabe, este satánico ingeniero del no ganó las elecciones y dejó de lado todas sus negaciones para realizar el shock más brutal de la historia universal, privatizar Petroperú y todo lo privatizable (haciendo desparecer luego el dinero pagado por lo vendido), despedir millones de trabajadores, etc.

Hoy estamos igual. Sólo que la propuesta detallada y seria es la de la izquierda, que ha tratado de mostrar un derrotero para sacar al país del entrampamiento que representa el crecimiento primario exportador, sin redistribución y sin Estado promotor y regulador, señalando la ineludible tarea de incrementar la recaudación tributaria y el control sobre las grandes empresas, que se están llevando las riquezas naturales del país sin permitir que se resuelvan sus problemas fundamentales.

Por haber escrito un Plan de Gobierno de verdad, los cazafantasmas de la derecha pro-fujimorista, parapetados en programas nocturnos de televisión, conducción radial o dirección de los principales diarios, se han dedicado a convertir el detalle del programa nacionalista en su principal debilidad, bajo la forma de “quieren perjudicarte” (pensión 65 contra fondos ahorrados en las AFP, como si fueran contrapuestos; sistema integrado de salud versus seguridad social de los actualmente afiliados, como si una cosa negara la otra, etc.), y “no son claros”, cuando ellos mismos han armado la confusión.

Y como la vez anterior, nadie tiene una idea de cuál es la propuesta de la candidata anaranjada, que se limita a beneficiarse de la demolición del otro y de que no exista presión sobre sus propuestas y sus propias inconsecuencias. En realidad no interesa lo que pueda haber escrito Yoshiyama en un plan que se define en el concepto de que con la Constitución de 1993 se inicia la historia del Perú y lo anterior es prehistoria. Y que ahí haya aplaudido la flexibilización laboral (reducción o desaparición de derechos) como genial idea para crear empleo; mientras que en estos días se difunde un spot de la candidata en la que ofrece la defensa de los derechos laborales que su padre arrasó. O que haya injertado a Hernando de Soto y su magia tituladora en segunda vuelta, sin que haya sobresaltos por este pragmatismo electorero.

En realidad la batalla contra el Plan de Gana Perú, está apuntada a que Ollanta y su partido firmen que no se puede intentar cambiar el modelo económico. Esta es una victoria ideológica que se han planteado como objetivo. Que es distinta a la meta política que es reinstalar el régimen de los 90, que es el que mejor garantiza sus intereses.

15.05.11
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viernes, mayo 13, 2011

Siniestro Mensaje

El pasado miércoles, un mensajero llevó a las puertas de LA PRIMERA dos coronas florales con los nombres del director César Lévano y del presidente del directorio del periódico.

Obviamente se trataba de un acto d eintimidación ante las denuncias realizadas por el diario sobre el desarrollo del Plan Sábana, en el que se han asociado elementos de inteligencia asignados por el gobierno de García, operadores fujimoristas entrenados en los métodos de Montesinos y empresarios inescrupulosos que ponen el dinero.

Están anunciando su voluntad de atentar contra el diario, lo que va mucho más allá de los incidentes y tensiones que están marcando la segunda vuelta de las elecciones. Por algún motivo el diario LA PRIMERA es intolerable para algunos sectores cuyas afinidades políticas son evidentes.

En tiempos en que se habla tanto de libretad de prensa y se quiere olvidar los verdaderos diilemas que ha sufrido la prensa independiente en el país, lo que acaba de ocurrir se convierte en una advertencia, que reclama la solidaridad activa de todos los sectores democráticos del Perú.

12.05.11
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Encuestas y polarización en segunda vuelta

Interpretaciones sobre las idas y venidas de las encuestas y las encuestadoras

Hace dos semanas las primeras encuestas de la segunda vuelta daban ganador a Ollanta Humala; este fin de semana, en cambio, dieron un empate entre los dos competidores, con variabilidades entre los punteros. Inmediatamente empezaron las interpretaciones sobre “el cambio de tendencia”. Y curiosamente muchos que decían que la apertura del nacionalista hacia una coalición con otras fuerzas, la convocatoria a nuevos técnicos y la flexibilización de sus propuestas programáticas, eran la explicación de su ascenso inicial, concluían días después que esos mismos puntos eran la causa de su descenso, en el que descubrían oportunismo, transfuguismo e indefiniciones programáticas.

De igual forma, la tesis de que Keiko Fujimori estaba perdiendo el paso en el interior del país y en las poblaciones rurales, concentrándose en Lima y en las clases medias y altas, sirvió al principio para explicar porqué se rezagaba y días después porqué crecía sacando fuerte ventaja en la capital y en los sectores sociales A, B y C. Y la misma ambivalencia se descubría en la evaluación sobre el efecto que está produciendo la guerra sucia en el resultado, ya que si bien se asume que el ataque masivo de la prensa de derecha habría tenido impacto en detener el crecimiento de Ollanta, al mismo tiempo se dice que la actual situación 50-50, muestra que aún bajo fuego graneado la candidatura no se cae. O, como dice Tafur, podría al final producir el resultado inverso del que se está esperando.

La hipótesis de este artículo es que, más allá de aciertos y errores de los candidatos en campaña, y de la contra campaña que se desarrolla en paralelo desde la prensa, están funcionando otros factores que los analistas están pasando por alto. El primero, es la tendencia de polarización que se ha manifestado en todas las elecciones importantes de los últimos 21 años y que inexorablemente se convierten en una escisión del país en mitades cuando se llega a la segunda vuelta.

Los ejemplos son clarísimos: 1990, entre Vargas Llosa y Fujimori; 2000, entre Fujimori y Toledo; 2006, entre García y Humala; 2011, Humala y Fujimori. No existe la posibilidad que una candidatura se pasee sobre la otra. Era lo que creía la derecha fredemista hasta que la pararon en los últimos días de la primera vuelta, para que luego se les escapara la elección que creía ganada. Y lo que volvió a creer Fujimori en el 2000, cuando era el chino contra el mundo, y terminó desestabilizado por la rebelión enredada de Toledo, que le quitó legitimidad a su triunfo y acabó con la hegemonía autoritaria. También fue lo mismo que imaginaron García y sus aliados de la segunda vuelta del 2006, que creyeron que iban a alcanzar los dos tercios por falta de aliados con Humala y ganaron con las justas.

Hoy es evidente que el Perú próximo al 50-50, es mucho más fiel a la realidad que el que se mostró apenas comenzada la segunda vuelta. Y aquí es que viene el segundo elemento descuidado por los observadores políticos: a diferencia de la votación de hace cinco años, en la que García ingresa como “centro” a la segunda vuelta y suma el voto de derecha; en esta elección Keiko ingresa desde la derecha y trata de arrastrar un voto dizque “centrista”, sobre el cual también se proyecta Ollanta. Esta disputa desde los extremos acentúa el voto refractario o antivoto, que es el que se desplaza hacia el campo de un candidato por rechazo del otro. La suma compleja de esta elección es la de las adhesiones iniciales (voto duro), las adhesiones nuevas (mal menor) y el antivoto que deriva hacia cada uno de los candidatos.

El péndulo que vemos operando de Ollanta hacia Keiko, es producto de que al comenzar la segunda vuelta Humala tenía más adhesiones iniciales y captaba más adhesiones nuevas, mientras Fujimori tenía su voto original y la fracción de votos antihumala más militante. Eso se reflejó en una ventaja del nacionalista entre cinco y ocho puntos, que hizo volar al dólar y deprimirse a la bolsa de valores. Pero que de inmediato desató otros procesos: una corrida de antivotos contra Humala a favor de Keiko, para que no gane su “enemigo”, un acentuamiento hasta límites delirantes de la campaña para frenar y demoler la campaña de Ollanta. Eso es lo que estamos midiendo en la segunda ola de encuestas. Por cierto el péndulo se va a volver a mover porque ahora los antivotos contra la fujimorista se van a correr hacia Humala para cerrarle el paso.

Son las leyes de la segunda vuelta y de la polarización funcionando que van acabando lonja por lonja con todas las indecisiones y pasando poco a poco del voto por (adhesión) al voto contra (antivoto), por el puro efecto de rechazo a lo que representa un candidato frente a otro. Así como a algunos la idea de un gobierno de cambios encabezado por Ollanta les parece imposible de aceptar, anclados como están en el conservadorismo dominante de dos décadas, así para muchos otros el regreso de los Fujimori y toda su mancha es la peor de todas las pesadillas. Estos sentimientos tienden a romper los purismos de los que no quieren comprometerse.

Así como van las cosas no se puede seguir hablando de “cambios de tendencias” con el sentido que se usaba para esta expresión en la primera vuelta. Porque precisamente la tendencia que se anuncia es la de un ajuste de las diferencias, hacia un final cerrado y sumamente tenso por la suma de los actores e intereses que se jugarán la vida en los resultados. Nuestra hipótesis es que en ese exacto terreno de enfrentamiento, Ollanta camina a vencer en el flujo y reflujo de las intenciones de voto, por su ventaja inicial y porque la corriente anti Fujimori es más fuerte y con motivos más sólidos que la que se opone al candidato nacionalista.

13.05.11
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miércoles, mayo 11, 2011

Maneras de anunciar el voto K

Todavía no he decidido mi voto, pero no votaré jamás por Humala, y el voto en blanco o viciado no es una opción. (PPK luego de fracasar en su intento de arbitrar la segunda vuelta se hace el enigmático sobre su voto usando el método Castañeda)

Fujimori sin Montesinos, ya no es dictadura. (Fernando Rospigliosi, cada vez más desorientado después de haber sido descubierto, vía Wikileaks, como el que hacía gestiones para que la Embajada de Estados Unidos suelte dinero para la campaña contra Humala el 2006)

Cada vez que voy a decidir votar por Ollanta, ocurren cosas como las de Althaus y me echo para atrás. (Marco Sifuentes, justificando la duda perpetúa)

El tema de la segunda vuelta es el programa económico (Du Bois, tratando de sustentar el papel de terrorista económico que cumple desde Perú 21, y de ignorar los asuntos de democracia, corrupción, derechos humanos y otros implicados en la campaña. No olvidar que el personaje fue parte del equipo económico de la dictadura)

No entiendo porqué me agredieron (Althaus luego que manifestantes lo abuchearon en la puerta de América Televisión y que sus colegas inicien campaña para incorporarlo en la lista de mártires del periodismo. De veras no entiende)

Invoco a las madres del Perú que voten por la continuidad y no por los cambios. (Alan García haciendo uso y abuso de las convocatorias sociales del gobierno para orientar el voto de los beneficiarios de programas sociales)

Si les molesta un programa de televisión, cambie a otro canal (Aldo M., proponiendo escoger entre él y Jaime Bayly, Rosa María Palacios y Carlín; Panorama y Cuarto Poder; Althaus, Delta, Saldaña, Tapia, Lúcar y otros, dentro de la variedad informativa a la que tenemos derecho todos los peruanos)

Vamos a olvidar un poco el pasado (Raúl Vargas, conversando con Keiko Fujimori)

No me gusta la candidata Fujimori, pero el programa de Ollanta Humala me parece malísimo (Rosa María Palacios cada noche de la segunda vuelta por América Televisión a las 11 de la noche).

Lo que me preocupa son los derechos humanos de Madre Mía (Martha Meir Miró Quesada, mandamás del “El Comercio”, a la que no le preocupan los derechos humanos de miles de víctimas del fujimorismo, ni los derechos laborales de los periodistas de Canal N, que fueron despedidos por “humanizar” a Ollanta Humala)

Ollanta es un tipo simpático pero con visión equivocada (Cecilia Blume convirtiendo en visionaria a Keiko Fujimori)

Creo que Ollanta es bien intencionado pero su política no funciona (Mercedes Araoz, luego de explicar que votó por PPK y afirmando que el voto es secreto)

El marxismo está en el basurero de la historia, y hay un candidato que ha bebido de él (José Barba Caballero, desde el basurero de la política desde donde quiso promover las candidaturas de Bayly y Kouri y fracasó)

Si Humala gana habrá más hechos violentos como el de Althaus (Aurelio Pastor, que tramitó el indulto de Crousillat y representa a Jorge del Castillo, acusado en San Martín de un caso de asesinato contra un miembro de su partido)

Votar por Humala es retroceder hacia la década de los 70 (Federico Salazar, con pesadillas estatistas del velasquismo y añorando retroceder hacia la década de los 90, con golpe de Estado, corrupción y fraude, que es mejor que estatismo)

Electarados (Aldo M.)

11.05.11
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lunes, mayo 09, 2011

El fujimorismo es producto de un golpe de Estado

Hace 19 años los llamados demócratas fueron aplastados en una noche de tanques, culpados de todos los males del país y puestos en la picota pública. Alberto Fujimori valiéndose de su cargo de presidente adoptó lo que el mismo llamó una “actitud de excepción”, bajo la promesa de la reconstrucción nacional y el progreso. El Perú que hoy tenemos y que está próximo a decidir entre fujimorismo y nacionalismo, fue engendrado en un domingo de golpe de Estado.

"…sentimos que algo nos impide continuar avanzando por la senda de la reconstrucción nacional y el progreso. Y el pueblo del Perú sabe la causa de este entrampamiento, sabe que no es otro que la descomposición de la institucionalidad vigente. El caos y la corrupción, la falta de identificación con los grandes intereses nacionales de algunas instituciones fundamentales, como el Poder Legislativo y el Poder Judicial, traban la acción de gobierno orientada al logro de los objetivos de la reconstrucción y el desarrollo nacionales.

A la inoperancia del Parlamento y la corrupción del Poder Judicial se suman la evidente actitud obstruccionista y conjura encubierta contra los esfuerzos del pueblo y del gobierno por parte de las cúpulas partidarias. Estas cúpulas, expresión de la politiquería tradicional, actúan con el único interés de bloquear las medidas económicas que conduzcan el saneamiento de la situación de bancarrota que, precisamente, ellas dejaron.

Mensaje a la Nación del Presidente de la República
Ing. Alberto Fujimori
5 de abril de 1992.

El reloj marcaba las 10.30 de la noche cuando el televisor empezó a anunciar un mensaje del presidente. Cambié de estación y me di cuenta que los canales habían entrado en cadena. Demoró algunos minutos y entonces apareció la figura del presidente, con terno y grandes anteojos redondos, teniendo como fondo un mapa del Perú y a su costado un pequeño pendón con la bandera nacional. Hablaba moviendo una sola mano y manteniendo la misma expresión a lo largo de toda la lectura del texto.

Algo grave se venía. Pero Fujimori fue lentamente hacia su objetivo. La “reconstrucción nacional y el progreso” estaban trabados por la descomposición de las instituciones y eso el pueblo lo sabía. El Congreso y el Poder Judicial estaban sumidos en el caos y en la corrupción, y carecían de identificación con los “grandes intereses nacionales”, y a todo esto se sumaba la “conjura de la cúpulas partidarias”, que se proponían sabotear la labor purificadora del gobierno.

No era algo demasiado nuevo en el discurso de esos años. Fujimori había atacado sistemáticamente a los otros poderes del Estado y a la “partidocracia”, en un afán que muchos consideraban inofensivo, porque no tenía instrumentos legales para hacer nada contra ellos. La identidad del fujimorismo se fue consolidando como un proyecto autoritario y antipartido que no podía ir mucho más lejos que las denuncias. El domingo 5 abril de 1992, Alberto Fujimori iba a demostrar que lo que había estado haciendo era crear un corriente de opinión pública, para poder dar finalmente el zarpazo.

Nuevas instituciones

“La actual formalidad democrática es engañosa, falsa; sus instituciones sirven a menudo los intereses de todos los grupos privilegiados. Es cierto que la propia Constitución prevé los mecanismos para su modificación, pero es igualmente cierto que para que ello suceda se necesitan dos primeras legislaturas ordinarias consecutivas, lo que vendría a significar que, casi al término del presente mandato, recién contaríamos con los instrumentos legales necesarios para la reconstrucción general del Perú. Y ello si el Congreso se decide a aprobar las modificaciones necesarias, incluyendo aquellas que son contrarias a los intereses de los propios parlamentarios, como por ejemplo, la reducción de sus emolumentos o la no-reelección.”

“¿Cuál es la institución o mecanismo que permitiría realizar todos los cambios profundos que a su vez hagan posible el despegue del Perú? Sin lugar a dudas ni el Parlamento, ni el Poder Judicial son hoy por hoy agentes de cambio, sino más bien freno a la transformación y el progreso.”


A esas alturas del mensaje era obvio que estábamos pasando del discurso agresivo a la decisión. Fujimori que hasta ese día no había propuesto ante el Congreso ninguna reforma constitucional importante a la Carta de 1979, se levantaba contra la ley fundamental. Y asumía que el Congreso y el Poder Judicial le impedirían cualquier cambio. En ese punto Fujimori entró directamente en materia:

“Como Presidente de la República, he constatado directamente todas estas anomalías y me he sentido en la responsabilidad de asumir una actitud de excepción para procurar aligerar el proceso de esta reconstrucción nacional, por lo que he decidido tomar las siguientes trascendentales medidas.

1. Disolver temporalmente el Congreso de la República, hasta la aprobación de una nueva estructura orgánica del Poder Legislativo, la que se aprobará mediante un plebiscito nacional.
2. Reorganizar totalmente el Poder Judicial, el Consejo Nacional de la Magistratura, el Tribunal de Garantías Constitucionales, y el Ministerio Público para una honesta y eficiente administración de justicia.
3. Reestructurar la Contraloría General de la República con el objeto de lograr una fiscalización adecuada y oportuna de la administración pública, que conduzca a sanciones drásticas a los responsables de la malversación de los recursos del Estado.


Una “actitud de excepción” era lo que estaba ocurriendo en esos momentos en las calles, donde los tanques y los soldados se desplazaban para tomar el Congreso y el Palacio de Justicia, y para detener dirigentes políticos y periodistas. La voz metálica sonó como un látigo en los oídos de todos los que seguían las palabras presidenciales.

“Primero, disolver, repito disolver, temporalmente el Congreso de la República…”

Era la derrota de la clase política que había entregado facultades extraordinarias para que Fujimori pudiera dictar más de 100 decretos, la mayoría de ellos excedidos de los marcos fijados por el Congreso y de la propia Constitución. El naciente dictador jamás se arrepintió de esta caracterización en los siguientes años de su gobierno, ni durante su exilio japonés, ni en sus declaraciones judiciales, ni desde la prisión.

Su propia hija que también se refugia en la supuesta “excepcionalidad” y en la “necesidad” de las medidas especiales por las circunstancias que vivía el país, no ha corregido el enfoque de fondo del 5 de abril. Lo que hay que discutir no es sólo si los partidos eran tan malos como decía Fujimori y el presidente tan diferente en sus propuestas, sino si realmente hay ahora instituciones eficaces e integradoras de los peruanos.

La Constitución

El discurso del 5 de abril anunció la Constitución de un Gobierno de Emergencia y Reconstrucción Nacional, presidido por Alberto Fujimori, que siguió usando el nombre de “presidente constitucional”, a pesar de su claro perfil de dictador, que concentraba los poderes y actuaba por fuera de la Constitución.

En perspectiva al futuro, Fujimori ofrecía una nueva Carta post período de dictadura abierta:

“…próximamente se nombrará una comisión, que será integrada por connotados juristas, para que elabore un proyecto de reforma constitucional con el fin ya expresado de adecuar nuestra Carta Magna a los fines del desarrollo, la modernización y la pacificación del país. En su oportunidad se convocará a un plebiscito nacional para la aprobación de esta reforma”.

Este fue el único capricho que Fujimori no pudo realizar debido a la necesidad de ofrecer alguna rama de olivo a las presiones internacionales de reinstitucionalización. La comisión de connotados juristas nunca existió y el gobierno transó en convocar un llamado Congreso Constituyente Democrático CCD, para que redactara la Constitución.

“Como Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional, he dispuesto que éstas tomen inmediatamente las acciones pertinentes a fin de garantizar las medidas anunciadas y cautelar el orden y la seguridad ciudadanas. Buenas noches.”

Fujimori nos había anunciado que afuera Lima era una ciudad ocupada por las armas y que lo mismo acontecía en el interior del país donde los gobiernos regionales quedaban disueltos y los medios de comunicación impedidos de actuar con su propia posición.

Un día después

El 6 de abril, las ondas de radio y la televisión recogían opiniones de gran contraste. Los políticos opinaban que había ocurrido un hecho inaceptable, los abogados hablaban del derecho de insurgencia y algunos periodistas colocaban en blanco sus páginas para denunciar la censura previa. Pero los que opinaban en una encuesta radial, vía llamadas por la radio, daban una opinión contraria.

Casi de casualidad pude tomar nota de una llamada bastante significativa: “los intelectuales, esa gente que ha leído mucho, que sabe hablar, debería dejar de hacer críticas sobre lo que ha pasado. El pueblo tiene sus ideas. No importa si nos equivocamos. Por lo menos serán nuestro errores y no de otros”.

Sentí como que el que decía esto estaba trasmitiendo una idea clave. Nosotros elegimos a Fujimori, pero la clase política no lo deja gobernar, con sus normas e instituciones. Por eso se justifica patear el tablero para volver a comenzar.

Ignoro como evaluaría años después sus propias palabras el espontáneo radial. El hecho es que el 5 de abril fue también una derrota de los intelectuales, de los que leen y de los que saben hablar,, como si todos fueran un equivalente de Alan García, que en la noche del golpe corría por los techos y unos días después saldría al exilio colombiano.

Las encuestas decían que más del 80% apoyaba el golpe. En el 2000, el apoyo fujimorista se movía alrededor del 50% y en el 2011 todavía era el 23% de la primera vuelta. Ahora para lograr la mitad más uno de los votos necesarios para ganar la segunda vuelta, el fujimorismo requiere irónicamente del respaldo de muchos de los derrotados y vilipendiados del 5 de abril.

Con la partidocracia corrupta y los grupos de poder vuelven los golpistas casi veinte años después. Y depende del pueblo que seamos capaces de cerrarles el paso.

09.05.11
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Fujimori armó un gobierno paralelo con el SIN

El 21 de julio de 1992, se dictó el decreto Ley 25635, que definió las nuevas funciones y la estructura del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN). El golpe del 5 abril había sido realizado utilizando –entre otros pretextos-, la resistencia del Congreso a aprobar la fusión de los servicios de las Fuerzas Armadas y la Policía, en un único sistema bajo la dirección del SIN. Esto, se decía, era necesario para compartir la información y asegurar la jefatura suprema del presidente de la república en las decisiones que derivan de los análisis de inteligencia.

La inteligencia es producida para el presidente de la república en su calidad de presidente del Consejo de Defensa Nacional, en función a los criterios y políticas que se determine, y para los principales organismos del Sistema de Defensa Nacional”, decía el decreto en su tercer artículo. Una vez más la figura omnipresente de la presidencia servía para pasar un contrabando, que el SIN estaba controlado por Vladimiro Montesinos, que a la vez que trabajaba para Fujimori era el filtro de la información que debía llegar hasta Palacio.

El SIN extendido hacia los servicios los institutos armados y la policía, permitía que en un mismo movimiento el asesor presidencial se hiciera de un ejército de élite propio y tuviese una extraordinaria capacidad de infiltración sobre los organismos de seguridad y defensa, ya que sus subordinados seguían siendo parte de ellos. El asunto era aún más peliagudo porque los integrantes del “sistema de inteligencia”, eran mejor pagados que el resto, estaban cubiertos de acciones judiciales por actos deshonestos o abusos, y hacían sentir su poder entre sus compañeros. Esto creaba una demanda para sumarse a las huestes de inteligencia.

Pero el decreto iba más lejos: instituía la inteligencia en relaciones exteriores, educación y economía, y asociaba igualmente a sus integrantes al sistema nacional. Así la capacidad de infiltración y dominio de información clave llegaría a límites insospechados. De mera entidad asesora de la presidencia, que analizaba noticias e información de los sectores y la ordenaba para que el gobernante pudiera revisarla cada día, se pasó de pronto a un superpoderoso pulpo del espionaje que penetraba todos los espacios del Estado, sin que nadie supiera quiénes eran sus integrantes. La inteligencia convencional se definía en base a ciertas actividades: evaluación de coyuntura, apreciación de tendencias, presentación de opciones, formulación de recomendaciones. En cambio, la inteligencia fujimontesinista se basaba en campos de actividad sobre los cuales se planteaba su dominio: frontera, subversión, narcotráfico, partidos políticos, prensa, empresas, sindicatos, universidades, etc.

Un artículo advertía de las sanciones administrativas y penales que recaerían en la autoridad o institución pública que negara información requerida con fines de inteligencia e iba hasta el extremo cuando incluía en la obligación a los actores privados: empresas, instituciones y ciudadanos en general. Era el germen del totalitarismo que hacía depender todo el Estado y la sociedad de los servicios secretos que no rinden cuentas de sus actos. Finalmente, de una manera desapercibida se definía una inteligencia estratégica y otra operativa. ¿Cómo es que la “inteligencia” operaba? Habría que preguntarle a Santiago Martín Rivas y a “kerosene”, distinguidos integrantes de esta tipo de instancia con el nombre de “Grupo Colina”.

En el broche de oro del DL 25635, se colocó un reglamento de carácter secreto que se supone que se aprobó junto con la ley. Nadie conoció nunca este documento que se entiende hubiera permitido saber de dónde salieron acciones como las de La Cantuta y muchas otras en el resto del país, qué atribuciones le fueron atribuidas al jefe del SIN que le facilitaron a Montesinos el gigantesco poder que concentró por largos años, y que límites tenía, si tenía alguno. En el lenguaje de la época, el secreto se convirtió en la pasadera de cualquier cosa. “En ningún país la inteligencia rinde explicaciones por sus actos”, afirmaban los capitostes de la naranja queriendo justificar el mundo oscuro de Vladimiro. Y son ellos mismos nos quieren convencer que Alberto era buena gente y Montesinos el malo de la película.
Corrupción

“El Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) adoptará las medidas necesarias para asegurar la confidencialidad de sus tareas y de la documentación que procese y produzca, así como de aquellas requerida para garantizar la seguridad de su personal. Las instalaciones del SIN tiene la calidad de Zona Reservada”

… la partida presupuestal del SIN tiene la clasificación de secreta y solamente mediante decreto supremo se aprobará las transferencias presupuestarias a que hubiere lugar. Igual clasificación tiene el cuadro para la asignación de personal y el presupuesto analítico, en tanto que el plan de carrera y la escala remunerativa del personal son aprobados por decreto supremo con carácter de reservado”
.(Investigación del diario “El Comercio” 8 de agoto de 1997)

El país sabe que en el secreto del SIN se labraron los más increíbles delitos: acción de paramilitares, apropiación de empresas, venta de televisoras y diarios, compra de congresistas, corrupción de magistrados, acuerdos con extranjeros contra terceros, etc. Y todo eso usando las instalaciones como zona reservada para el crimen.

El país también conoce que Alberto Fujimori y sus hijos pasaban temporadas en el SIN al lado del tío Vlady, al que Kenji le hacía algunas de sus más pesadas bromas. También que nunca se supo cuáles eran los ingresos reales del asesor que una época decía estar ad honorem y otra como contratado con un modesto sueldo, pero se daba la gran vida y reclamó 15 millones de dólares como indemnización para largarse y Fujimori se los dio.

El carácter reservado de los fondos del SIN hizo posible que Montesinos le pagara a Raffo por sus trabajos por la campaña del chino en el 2000, o que los dueños de los canales recibieran para no aceptar contratos de publicidad con los partidos y otras tantas corruptelas. Pero, por lo que eso significó, se desconoce si parte de ese dinero está en el mercado político actual. En todo caso fue mucho, mucho dinero, que Montesinos usaba a discreción para una lucha política que tenía como fin mantener en el poder a Fujimori.

El SIN fue el corazón de la dictadura. Y por lo que estamos viendo en estos días, ese músculo vital del viejo régimen no ha dejado de latir.

08.05.11
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El plan verde que se volvió anaranjado

"Evaluar los escenarios nacionales próximo-futuros para escoger el más adecuado y derrocar al gobierno civil, disolver los poderes Ejecutivo y Legislativo para que la Fuerza Armada institucionalmente asuma la conducción del Estado, con el fin de revertir la actual situación político-social-económica, cuyo deterioro amenaza destruir el sistema y las instituciones tutelares de la República" (Documento “Plan Verde” Octubre de 1989. Elaborado por equipo de trabajo del Ejército)

“Artículo 1º El Presidente Constitucional de la República, instituye transitoriamente el Gobierno de Emergencia y Reconstrucción Nacional, el mismo que se rije (sic) de acuerdo a los alcances del presente Decreto Ley. Los fundamentos que sustentan esta decisión se precisan en el Manifiesto a la Nación del 5 de abril de 1992, documento que forma parte de la presente norma”.(Decreto Ley N° 25418. Ley de Bases del Gobierno de Emergencia Nacional y Reconstrucción Nacional”)

Fueron militares los que evaluaron los escenarios nacionales próximo-futuros para derrocar al gobierno civil, en pleno primer gobierno de Alan García, al que consideraban, no sin razón, un profundo fracaso y una amenaza para la viabilidad del país. Para esa evaluación valoraron el significado del anterior gobierno militar (19968-1980) y el “error” de haber tomado una ruta “socialista” o socializante que nos había aislado de los capitales internacionales.

La alternativa era, inicialmente, hacer que la Fuerza Armada como institución asumiera la conducción del Estado disolviendo los poderes constituidos electoralmente. Este propósito lo llegó a conocer Vladimiro Montesinos cuando Fujimori ya era un presidente electo, lo que le sirvió para hacer de intermediario entre la voluntad militar y el poder político en ciernes. El 5 de abril de 1992, el presidente hasta ese día “constitucional”, suspendió el ejercicio de la Constitución, disolvió el Congreso, intervino el Poder Judicial, el Ministerio Público, la Contraloría, disolvió el Tribunal de Garantías y los gobiernos regionales, etc., es decir tomó todo el poder como lo había previsto los jefes del Ejército.

Ya hemos explicado que no había casualidad en la coincidencia de perspectivas. El alto mando ya había pactado institucionalmente que este golpe no sería como los anteriores, un golpe verde, con uniformados haciendo de presidentes y ministros, sino uno anaranjado, con el presidente elegido en las urnas trastocado a golpistas y con abogados, tecnócratas y empresarios sirviéndoles de ministros escogidos a dedo, con los militares sosteniendo las decisiones y el Servicio de Inteligencia observándolo y controlándolo todo, para que nadie se saliera del libreto. El decreto golpista no apuntaba, por cierto, a una coyuntura especialmente crítica o a una emergencia limitada, sino al logro de “una auténtica democracia que eleve sustancialmente los niveles de vida la población creando las condiciones para una mejor realización de la persona humana”

Y esa “auténtica democracia”, que es tan auténtica como lo que vimos en los años 90 y seguimos teniendo en la actualidad: ausencia de partidos; control del poder económico sobre los medios y de los medios sobre las personas; elecciones polarizadas; Congreso sin poderes; órganos de control mediatizados; etc., pasaba por un paquete de medidas que iban encabezadas por una meta central

"1. …modificación de la Constitución Política para que el nuevo instrumento resultante sirva de medio eficaz para el desarrollo” (Decreto Ley N° 25418. Ley de Bases del Gobierno de Emergencia Nacional y Reconstrucción Nacional”)

Pero como de lo que se trataba era de un golpe de Estado, mientras no hubiera la “constitución modificada” regiría el siguiente artículo:

“Artículo 8º Déjese en suspenso los artículos de la Constitución Política y las normas legales que se opongan al presente Decreto Ley” (Decreto Ley N° 25418. Ley de Bases del Gobierno de Emergencia Nacional y Reconstrucción Nacional”)

Así el Perú vivió largos meses en los que la Constitución y las leyes estuvieron en suspenso frente a la voluntad arrasadora del poder concentrado por Alberto Fujimori. Es decir la Constitución y la ley podrían valer para los demás, pero no para ellos. Y cada vez más los decretos leyes fueron construyendo un país distinto, donde muchos derechos desaparecieron y se recortaron, mientras se consolidaban brutales privilegios.

Diagnóstico verde

El documento militar de 1989, partía de la premisa que el modelo de la CEPAL y su esquema de sustitución de importaciones hicieron perder al Perú “su mejor oportunidad de integrarse a la dinámica económica mundial”, lo que lo lleva a establecer una comparación entre América Latina y Asia, donde los primeros erraron el tiro al mirar hacia dentro, y los segundos se expandieron hacia el mercado exterior atrayendo capital e inversiones. Obviaba ciertamente el esfuerzo de industrialización (con sustitución de importaciones) y de construcción de mercado propio, del tigres y dragones del Asia, que estableció una bases exportadora tecnológica y no de simple venta de materias primas y productos ligeros, pero sí ponderó la dura disciplina vertical de sus gobiernos que impulsaron economías de guerra internas para alcanzar sus objetivos, inscritas en el marco de la “guerra fría”.

Para el Perú, los verdes, definían un conjunto de males a corregir manu militari: hipertrofia estatal, por el sobredimensionamiento de la actividad empresarial pública; expansión de la burocracia y Estado demasiado caro; excesivo endeudamiento del exterior; mala aplicación del gasto militar; explosión demográfica; masificación de los sistemas de enseñanza y de la demanda de servicios públicos que no podía ser atendida; etc. Esta realidad se había agravado en los años 80, durante el gobierno de los partidos políticos (partidocracia), al acrecentarse la planilla fiscal. La administración aprista la calificaban como el momento del “colapso final del Estado”, reflejado en hiperinflación, fuga de capitales, recesión, desorden, violencia, etc.

¿Y quién podría salvarnos? Lo que más llama la atención es que no se hable del sentido mesiánico militar que estaba en los actores de la década del 70 y también en sus pares sudamericanos de la época, con los que tenían profundas divergencias pero con los que compartían una fuerte subestimación por el factor civil. En el documento de 1989, se menciona la “mentalidad eficiente”, como la clave de la ruptura con el pasado, a la que asocia al discurso empresarial: “el beneficio o pérdida… estimula o castiga directamente a los interesados y gestores” . Lo que se opondría al intervencionismo estatal que “distorsiona la mentalidad de los recursos empleados al ser estos mal utilizados y anula su competitividad, desanima a los agentes productivos que saben conscientemente o intuyen que sobre ellos va a apoyarse esta carga injusta y desproporcionada” (citas del Documento “Plan Verde” Octubre de 1989. Elaborado por equipo de trabajo del Ejército)

Este es, como todos sabemos, la nueva filosofía de los 90, que generaría el triángulo militar-tecnocrático-empresarial que ahora amenaza con regresar. Fujimori fue un accidente de la historia que facilitó el proceso hacia la cristalización de este sistema. En cierto sentido fue el personaje ideal: sin partido, sin ideología, con un poder regalado que tenía miedo de perder, con millones de ilusiones populares tras suyo, desconfiado hasta la médula y dispuesto al rudo lenguaje del poder, ayudado por el servicio de inteligencia de Alan García para ganarle a Vargas Llosa que se convertiría en su propio instrumento gracias a Montesinos. ¿Qué más se podía pedir?

Coincidencias

Entre el Plan Verde y el fujimorismo hay notables convergencias:

- La relativización de la territorialidad y la propiedad como centros del concepto de soberanía, que terminan sustituidos por el de presencia internacional y aliados globales. Este punto tiene mucho que ver con los nuevos tratados de límites que se establecieron a partir de los 80, la aproximación con Chile bajo criterios pragmáticos, los acuerdos de libre comercio con grandes centros económicos y la perdida de importancia del grupo andino y las alianzas regionales, etc.

- La atracción de capital internacional para acrecentar el poder económico del país (mirada totalmente opuesta a la de los 70), con el criterio de que el país que logre mayores inversiones entrará mejor parado al siglo XXI.

- “La necesidad de la reestructuración del Estado... y de que la reducción del aparato burocrático sea el máximo posible, lo mismo que la transferencia de las empresas publicas al sector privado nacional o vía conversión de deuda"

- “Acabar con hiperinflación rápidamente será el éxito político de corto plazo más importante”

- La contención del crecimiento demográfico “que ha alcanzado proporciones de epidemia”, a lo que añade: “De nada servirá derrotar a la subversión si seguimos incrementando en 50 mil personas anuales la demanda de alimentos, educación, servicios, empleos, vivienda, agua, energía".

- "Dado que la calidad de la formación de la enseñanza media es sumamente baja, el Estado debe prestar atención preferente solo a aquellos recursos humanos que muestren alto nivel de preparación. El ingreso a primer y tercer año de media deben ser filtros poderosos, los que no superen estos filtros o resulten desaprobados, deberán tratar de completar su educación en el ámbito privado. Lo contrario seria malgastar los escasos recursos en quienes no tienen aptitudes".

- "Hay que discriminar el excedente poblacional y los sectores nocivos de la población. Consideramos a los subversivos y a sus familiares directos, a los agitadores profesionales, a los elementos delincuenciales y a los traficantes de pasta básica de cocaína como excedente poblacional nocivo... Para estos sectores, dado su carácter de incorregibles y la carencia de recursos..., solo queda su exterminio total”
- La hoja de coca es el más importante recurso para las negociaciones con Estados Unidos…

Pregúntese ahora sobre si esta propuesta tiene que ver con las políticas que se aplicaron bajo el gobierno fujimorista, como se ve en la política exterior, el fujishock, la política de inversiones, las privatizaciones, la renegociación de la deuda, los despidos masivos de trabajadores públicos, las esterilizaciones forzadas, el Grupo Colina, los programas de coca por comercio, etc.

Pero la segunda pregunta es la más inquietante: ¿están agotados estos objetivos en el Perú, o por qué creen ustedes que están postulando los del partido naranja en estas elecciones con un plan de gobierno que dicen que se basa en la Constitución de 1993?

De la respuesta que demos a este asunto depende el futuro de muchas personas.

08.05.11
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