miércoles, marzo 30, 2011

Licencias de prensa

Algunos entrevistadores imaginan que tener frente a ellos a algunos candidatos, especialmente si se trata de nacionalistas y humalistas, les autoriza para tomarles un examen previo, antes de ir al fondo de los asuntos nacionales:

- ¿Es Hugo Chávez un dictador?, ¿sí o no?, responda.

No es una pregunta de conocimiento, por supuesto. Como que nunca se acepta que reciba una respuesta que vaya más allá de las dos letras. ¿Sí o no?

Otras explicaciones, como que la OEA, los distintos gobiernos de América Latina y la cancillería peruana no usan ese concepto, porque de alguna manera deben respetar que los venezolanos por significativa mayoría eligieron ese presidente, y que la oposición participa de ese sistema; son inaceptables. ¿Sí o no?

Claro, a nadie se le ocurre que la pregunta también podría ser: ¿hubo golpe de Estado en Honduras?, ¿se puede destituir a un presidente con el apoyo de las Fuerzas Armadas por anunciar una consulta para el cambio de la Constitución?, ¿debe presumirse que si se plantea esta interrogante lo que se busca es la reelección indefinida, como asegura PPK?

Pero no vayamos tan lejos. Quedémonos en el Perú, donde estamos viviendo una lección de democracia. Por segunda vez, después de cinco años, los grandes medios, los gremios empresariales, la clase política vieja y nueva, han expresado de diversas formas que hay un candidato aquí, que no puede ser elegido. No importa si dentro de dos domingos vayan a haber entre cuatro y cinco millones de personas votando para que Ollanta haga los cambios que esa parte del país reclama en el modelo económico. Ese voto no cuenta. Porque es de electarados, con ganas de joder.

Y aquí donde tanto se discute de las maldades de Chávez, sale una carátula de un diario anunciando el apocalipsis, y un ex presidente llama a una conferencia de prensa de emergencia para anunciar que ya no interesan "las prooopuestas", sino detener el estatismo. Y todos los demás candidatos afirman que Toledo está otra vez mintiendo, porque ellos son mejores para derrotar a Ollanta Humala. Es decir, todos por el gran no cambio, el país imposible, y la fuerza y la solidaridad con los poderosos.

¿Es esto democracia? ¿Por qué no hay nadie recordando que cualquiera puede ser elegido, de acuerdo a lo que sea el real criterio de la mayoría del país? ¿O no es así?, y si el país quiere cambios en el modelo económico y la Constitución, ¿quién se lo va a impedir? Y, francamente, eso de la intervención del exterior, después de conocer los contenidos de los wikileaks, y el papel de Toledo y Rospigliosi, está bien difícil de tragar.

El penoso papel de la prensa peruana en las elecciones del 2006 y en las municipales de Lima del 2010, parecía que había dejado lecciones, que por lo menos una parte de la derecha inteligente había asimilado. Pero ahora hasta Álvarez Rodrich toma examen de chavismo. Y Rosa María Palacios pide que Humala retire su plan de gobierno y expulse al equipo de Félix Jiménez. ¿Por qué? Porque ella tiene un programa de televisión y los demás no.


30.03.11
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martes, marzo 29, 2011

Candidato no elegible

Cuando más contentos estábamos celebrando el éxito con el Banco de Crédito que tan generosamente nos presta plata al más alto interés de Suramérica.

Y cuando la CONFIEP nos había saturado de avisos en los que los campesinos regresan a su tierra por las inversiones que no llegan al campo; y una señora de carretilla anuncia que ya está exportando lo que antes vendía en las esquinas; y los hermanos del extranjero vuelven para unirse con el que se quedó en Lima y le salió tremendo negocio.

Por supuesto, el más feliz de todos, era el que ya saben que decía que había calado su mensaje que el crecimiento y las inversiones son todo, y que los peruanos viviremos siempre mejor si tenemos gobernantes que se entienden muy bien con la banca y el capital extranjero.

Es decir, en estas elecciones no podía pasar nada. Hasta Ollanta estaba con terno y ofreciendo no pelearse con nadie, y merecidamente andaba en el cuarto lugar de la tabla. Lo que era premiado con nuevas ofertas de inversiones. Todo ello antes de marzo. Porque cuando menos se lo esperaban, el comandante volvió a aparecer en los primeros puestos.

Y, para ironía, le tocó al periodista más apocalíptico recibir el informe de Datum que Humala ya había llegado al segundo puesto. Y mientras su acompañante afirmaba seriamente lo bien que le iba a PPK con 13%, el otro declaraba que no creía ese Humala de 18%, pisando los talones de Toledo y superando a los demás.

Una semana después al mismo tipo tuvo que pasar el trance de informar en su propio diario el primer reporte, esta vez de CPI, que daba a Ollanta como primero con dos puntos de ventaja sobre Keiko.

Era un horror. Y si la semana pasada lograron solamente aumentar un centavo al dólar a punta de titulares, en estos días ya lograron unos siete puntos de aumento, con cinco por ciento de caída en la bolsa limeña y otros indicadores escandalosos. De pronto el Perú se acaba, porque los capitales no quieren que Humala llegue a la presidencia.

Con terno y con rosario, tampoco lo quieren. Pero no es por él, como nos hacen creer, o porque odien su pasado militar, ni siquiera porque algunos de la izquierda estén en su lista, o porque su plan de gobierno anuncie estatizaciones y confiscaciones, que no las menciona, o porque el planteamiento de nueva Constitución tenga algo que ver con reelecciones que han sido negadas en cien idiomas.

Lo cierto es que a Ollanta representa una emergencia que los de arriba no toleran. Su postulación por esas cosas de la historia encarna a los marginados de la política, a los que no tienen poder, los que reclaman la urgencia del cambio. En otras palabras los que no estaban en la fiesta del éxito, y no se iban al exterior porque no podían, y los que saben como se vive en el campo.

Eso fue el 2006, y está volviendo a ser en el 2011. Una lección para algunos de nosotros es que el pueblo no se va en vainas cuando tiene que escoger cual es su campo. Y entonces, como si el resorte de la famosa frase de no puedo hacer al presidente que quiera, pero si puedo impedir que sea el que no quiero, se hubiera puesto en movimiento: los mercados, los analistas, los grandes medios y todos los otros candidatos, han pasado a decirnos que estamos eligiendo al que no se puede. Que esta bien democracia en el Perú, pero no se excedan.

29.03.11
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domingo, marzo 27, 2011

Vota por el mejor

En mi blog personal: www.rwiener.blogspot.com, se ha abierto un debate. Algunos lectores me felicitan por mis artículos “PPKuy” y “Los viejos a la obra”, y recomiendan hacerlos conocer a personas desinformadas, entre ellos a muchos jóvenes de universidades privadas que no saben realmente quién es ese hombre de apellido difícil de pronunciar, al que lo venden con sus siglas para no aumentar la confusión, que quiere gobernar el Perú para “cambiarlo”, aunque cuando le hablan de cambios verdaderos: Constitución, trato del Estado con las grandes empresas, derechos laborales y sociales, etc., dice de ningún modo porque eso alejaría la inversión y crearía inestabilidad.

Pero hay otros que se irritan y me califican en mi propia página como “mediocre”, porque me atrevo a meterme con el “mejor candidato”, seguro que de pura envidia, porque no tengo sus títulos, ni su éxito económico, ni su pedigrí político que le ha permitido ser cuatro veces ministro en el Perú y que recién ahora se esté discutiendo cómo lo hizo si sus documentos hasta inicios de los 2000 eran sólo estadounidenses y aún hoy, para los Estados Unidos es ciudadano de ese país, que no paga los impuestos de los extranjeros por sus propiedades, y que elige y podría ser elegido en las elecciones yanquis.

Claro, que hay algo que me descuadra entre algunas notas ofensivas y el personaje que la televisión nos está metiendo hasta en la sopa, junto con la advertencia constante contra la loca idea de votar por un cambio diferente que podría poner en peligro lo bien que nos encontramos. Y es que no puedo imaginar mayor mediocridad que la de ver a un hombre de edad tratando de actuar como un chiquillo palomilla para ganarse algunos votos. O a un atildado gentleman de las mecas financieras provocando que las señoras y señores del Callao le agarren los huevos. O ese lenguaje de lisuras y de jerigonza forzadas, que el tipo debe creer que lo acercan al pueblo, cuando lo que muestran es su profundo desprecio hacia los sectores populares.

O sea no me recuerdes que mi candidato alternaba con descaro, por décadas, de los directorios de las trasnacionales a los cargos públicos, donde favorecía a estas empresas, para regresar a los directorios y así sucesivamente; pero déjenlo disfrazarse de popular para que por fin gane el “mejor”, después de tantos intentos con Bedoya Reyes, Vargas Llosa y Lourdes Flores. Nótese que “mejor” no quiere decir algo propio del candidato, sino de la clase que representa. Viste, somos los mejores, pero nos hemos tenido que contentar con mayordomos, con populistas de derecha que recogieron nuestras ideas, como Fujimori, Toledo o García, pero ahora otra vez vamos a ir detrás de uno de los nuestros.

No me extraña que para discrepar sobre PPK, sus simpatizantes cibernéticos insulten y se pongan en plan de soberbia. Finalmente eso es lo que ofrecen al país: convertir al Perú en un Eichia gigantesco y tratar a los demás como lo hacen con sus empleadas domésticas. El asunto, por supuesto, no es de propuestas. Es de actitud cultural. De sentir que una billetera llena te hace superior al resto. O de tener la billetera vacía pero querer imitar a los que están arriba, por desprecio a los que están abajo.

27.03.11
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sábado, marzo 26, 2011

Una opinión en el 2006

Hace cinco años escribí lo siguiente:

“La más reciente unanimidad de la prensa limeña se refiere… a la vitalidad política de Ollanta Humala. (Tafur)… por ejemplo editorializó para que todos recordemos que el voto por la olla había sido meramente emocional, sin contenido, de pura rabia por frustraciones acumuladas. Y que por eso era natural que se diluyera. Nadie tiene porqué escuchar, dicho sea de paso, algún mensaje programático detrás de ese voto masivo. Con que se entregue alguna ayuda de pobres al sur, asunto terminado. Aunque este sur abarque toda la sierra, la selva y la costa de Nazca a Tacna.

Rosa María Palacios presentó en “Cuarto Poder” un informe sobre la caída de Humala, con entrevistas a los socios de Torres Caro, que con toda objetividad aseguraron que el comandante no dura sino unos cuantos días más antes de quedar fuera de combate. El “Correo”… informa todos los días que las bases nacionalistas repudian a su líder. “La República” pone en grandes letras que Humala está perdiendo el sur y que los alcaldes sureños ahora visitan a Alan García. No indica que los alcaldes que estuvieron con el presidente electo son en su mayoría apristas elegidos en el 2003, y que no ayudaron en nada a su líder en las dos vueltas del 2006.

¿Hay casualidad en que a todos los medios se les haya desatado simultáneamente tanta preocupación por los plazos de vida... política de quién fuera su bestia negra de las últimas elecciones, y que, en feliz coincidencia, a Datum se le ocurriera preguntar sobre lo mismo y no interrogar sobre el futuro de cualquier otro de los políticos criollos, muchos de los cuales cargan el peso de muy recientes e inapelables derrotas?

Pero, ¿tiene seriedad plantearse la hipótesis de que la persona que hace apenas un mes y medio obtuvo el respaldo de 6 millones, 300 mil peruanos, se encuentre camino de la desaparición política? Si uno se atiene a las especulaciones de la última campaña habría que concluir que Humala tendría que estar muerto para la política una media docena de veces. Y que en primera vuelta jamás hubiera llegado primero, ni en segunda remontar su 31%.

…. los gigantescos pasos dados el 9 de abril y el 4 de junio, están muy lejos de haber revertido. Ya quisieran que esto se acabe en los próximos dos años y no tener que tomar en cuenta a la parte de la sociedad y del país que se afirmó en estas elecciones. Pero esa no es la tendencia de fondo. La encuesta de Datum, mal intencionada y todo, no hace sino confirmar que Humala es una referencia básica y que muchísimos peruanos esperan muchas cosas del él.”

25.03.11
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Ollanta no había muerto

En julio del 2006, apenas algunas después de la segunda vuelta que había dado como ganador a Alan García con 52% de los votos y el apoyo de todos los partidos existentes o casi existentes en el país, contra poco menos del 48% de Ollanta Humala a la cabeza de un nacionalismo más bien tumultuoso y confuso, la empresa encuestadora Datum, lanzó una pregunta a sus entrevistados sobre el número de años de vida política que le asignaban al líder nacionalista.

La información publicada por algunos medios sobre 1,123 entrevistados, arrojó los siguientes resultados:

- 33% consideró que a Humala no le quedaban más de dos años de vigencia política;
- 25% estimó que su vigencia duraría de dos a cinco años;
- 11 % pronosticó que estará en el centro de la actividad política entre cinco y diez años más;
- 12% que sobrevivirá más de diez años a los avatares de la política nacional.

El titular que presentaba este resultado decía: “peruanos no le ven futuro político a Ollanta Humala” (diario “Correo”). Es decir, los peruanos eran ese 33% que lo veía desapareciendo en dos años. Pero poco más de la mitad de los votantes peruanos acababan de llevar a la presidencia, con las narices tapadas y haciendo arcadas, a Alan García, para que Ollanta de ser posible desapareciera del mapa, y sin embargo la curiosa –por decir lo menos- encuesta de Datum, indicaba que por lo menos el 66% de los entrevistados veía que el hombre seguiría vigente probablemente hasta la elección del 2011, y la mitad de estos lo veían con vida política de diez a más años.

El caso de la encuesta sobre vigencia política puede verse por cierto como una forma inducida de crear opinión. Es decir se busca adelantar una idea en los entrevistados para que digan lo que queremos oír, para luego convertirlo en un titular de prensa. El hecho es que han pasado los cinco años y estamos viendo que el muerto que se quiso anunciarse prematuramente a los pocos días de terminado el proceso electoral del 2006, usando los datos de Datum, hoy está más vigente que nunca lo que irónicamente ha sido confirmado por otra encuesta de la misma Datum el último domingo que le otorga el segundo lugar a menos de dos puntos de Toledo que va primero pero en caída.

Ahora lo más probable es que Ollanta vuelva a ganar la primera vuelta. Y eso es lo que explica que los que lo dieron por muerto tantas veces salgan corriendo a rearmar sus baterías para la batalla de los últimos días y sobre todo para la de fondo de la segunda vuelta.

25.03.11
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Para saber lo que es una guerra sucia

Van aquí algunas de las más ricas perlas de la prensa limeña durante el año 2006, dentro del plan para “demoler la candidatura del comandante nacionalista” para las elecciones en primera y segunda vuelta:

Ollanta Humala no paga la cuenta en aeropuerto de Chiclayo”. Información de televisión, trasmitida por diversos canales, que se refiere al consumo del candidato en un restaurante del aeropuerto de Chiclayo, luego de gira proselitista, mientras esperaba para embarcarse. Ollanta se levanta de la mesa rodeado de gente que lo saluda. Los camarógrafos lo siguen y los reporteros transmiten que no ha cancelado la factura, pero un miembro de la delegación había estado haciendo el pago respectivo, como después aclararon los administradores del establecimiento.

Humala es asesorado por periodista español acusado de quemar iglesias”, “asesor español no cree en la libertad de prensa”. Titulares del diario “Correo”, que destapan presencia en el Perú del periodista de Islas Canarias, Ramón Almodóvar, premio de la libertad de prensa en su país por la defensa de un político de su provincia, que fue acusado falsamente por diversos medios, entre ellos en el que el trabajaba, y fue despedido por esa actitud. Sus críticas a la derecha católica y al Papa Benedicto XVI, al que calificó de manager de la trasnacional Vaticano SA, es ligeramente exagerada por los periodistas que lo acusan de “quemar iglesias”. Se encontraba en el Perú para realizar una entrevista a Ollanta Humala sobre su vida y trayectoria política que se tradujo en un libro entrevista titulado De Locumba a candidato a la presidencia en Perú (Ocean Sur, 2009).

Ollanta Humala realiza reuniones secretas en Las Casuarinas, posiblemente con militares montesinistas”. Informe del programa “Prensa Libre” que detectó sospechosos ingresos del candidato a esta exclusiva zona en su camioneta. Días después se confirma la denuncia. El programa de Rosa María Palacios descubre que en “Las Casuarinas”, vive una tía de cariño de Ollanta, que la visita cada cierto tiempo. El programa se felicita de la acuciosidad de su equipo de investigación, que ha podido demostrar que Humala mentía cuando decía no conocer a nadie en “Las Casuarinas”. Nueva denuncia de “Prensa Libre”: “A camioneta de Humala se le baja la llanta y lo recoge otro carro”.

Humala pasó semana santa en el Hotel el Pueblo de Santa Clara. ¿Con qué paga sus descansos?” Titular de “Correo” una semana después de la primera vuelta. El país quiere saber cómo hace un comandante en retiro, con una modesta pensión de menos de 3 mil soles para pagarse una estadía de cuatro días con su esposa y su hijo en un centro de esparcimiento, pero nadie quiere saber de qué vivió Alan García los diez años de exilio colombiano-parisiense, cuando no trabajaba y no recibía ninguna pensión, y con qué dinero compró casas en esos países y tiene varias propiedades en el Perú.

Humalistas se reúnen en oficina que fue de Laura Bozzo, lo que confirma lazos con el montesinismo”. Información de Cecilia Valenzuela, que asegura que hay una evidente conexión entre el ex asesor de Fujimori y el comandante nacionalista. En declaraciones a la prensa, animadora de televisión, informa que dejó esa oficina hace dos años y que no tiene vinculaciones con Ollanta Humala. Propietario del local es una persona que no tiene militancia política.

“¿Qué les pasa a los pobres que no se dan cuenta que cuando apoyan a Ollanta sube el dólar, caen las bolsas y se alejan las inversiones? ¿Qué clase de país es este en el que los que más se perjudican de la inestabilidad económica la provocan con sus veleidades antisistema?” Editorial de “Correo”, sobre el resultado de las encuestas en el 2006 y sus reflejos en los mercados. Después de sabría que el gobierno de Toledo había dejado subir el dólar metiendo soles a la economía y el primer ministro Pedro Pablo Kuczynski había presionado a varios directores de diarios para que alimenten el pánico financiero, culpando a las preferencias electorales de la gente de la “inestabilidad”.

Ollanta es un llorón: Ollanto”. Conclusión de editorial de Correo, ante las quejas del candidato por la guerra sucia.

La violencia contra Humala durante el acto de votación para la primera vuelta en la Universidad Ricardo Palma es la consecuencia lógica del lenguaje violentista que ha venido utilizando durante la campaña”. Declaraciones de Mercedes Cabanillas levantadas por la prensa, luego que exaltados lanzaran objetos y trataran de golpear al candidato con la mayor proyección de voto en las encuestas, al momento de llegar a depositar su voto acompañado de su esposa y algunos simpatizantes.

Los disparos de miembros de seguridad del candidato Alan García contra manifestantes que lo abucheaban durante una caravana en la ciudad del Cusco, es la respuesta lógica a la provocación”. Declaraciones de dirigentes apristas tras sangrientos sucesos que dejan varios heridos en el Cusco por la intervención de la guardia dorada del APRA que disparó a los que lanzaban gritos de repudio a sus candidatos. Queda establecido que las palabras violentistas merecen ser aplastadas y los disparos democráticos aplaudidos.

Alrededor de 5 mil efectivos militares venezolanos se han infiltrado por la selva de Loreto y se encuentran en Iquitos para intervenir en el proceso electoral. Una escuela para entrenar elementos violentistas peruanos ligados a Ollanta Humala ha sido detectada en la frontera para el lado boliviano, según fuentes de ese país”. Información en varios diarios (“Expreso”, “La Razón”, “Correo”) que después se supo que tenían su origen en un grupo de contrainteligencia encabezado por el comandante Elías Ponce Feijoó que trabajaba con Alan García y el almirante Giampietri durante la campaña del 2006. Juegos sicosociales sin ninguna base en la realidad, como lo relata el periodista Gustavo Gorriti en su libro “Petroaudios”, difundidos sin ninguna revisión de veracidad por los medios de la guerra sucia.

25.03.11
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miércoles, marzo 23, 2011

La batalla final

Ya está visto que ni la bendición de Cipriani va a evitar que Ollanta reciba una sobredosis de ataques derechistas en lo que queda hasta la primera vuelta. La cosa ya empezó. Bastó que Humala apareciera segundo en la encuesta del domingo para que las alarmas se enciendan; el dólar empiece a volar en los mercados (¡subió un centavo!) ante una directa invocación de la banca internacional para “refugiarse” en la divisa norteamericana); y otro diario vuelva a sacar testigos del caso Madre Mía cerrado varias veces, que es el mismo que el domingo volvió al tema del dinero de Chávez.

El cambio de discurso y de trajes ha traído un Ollanta al que muchos le reconocen mejor preparación, mayor autocontrol y ninguna insistencia radical. Esto sin embargo no va a impedir que le den con todo, como se vio en el caso de Villarán hace algunos meses, cuyas propuestas estaban hechas para no asustar a nadie y a la que se comparó con Abimael Guzmán por un gesto con el puño, para no hablar de las FARC, Patria Roja y el pánico financiero que anunció Kuczynski, repitiendo lo que había hecho el 2006.

Si en las semanas anteriores Ollanta no era el foco de la pelea era porque lo daban por derrotado, o taponeado como dijo Tafur, para explicar el papel de Toledo robándole banderas y electores. Pero, como se ha visto, el voto rebelde, antisistema, estaba ahí, aunque su titular de hace cinco años insista en haber cambiado y madurado, al punto que uno podría pensar que está diciendo que estaba bien cuando se asustaban de él hace cinco años, pero ahora no.

Pues bien, siguen asustándose. Y en los sectores populares, después de una etapa de desconcierto ante los nuevos acomodos, pasa lo mismo. Algunos dicen que el Ollanta con corbata tiene el polo rojo bajo la camisa y así se tranquilizan. El hecho es que si uno mira la composición del voto nacionalista verá que se basa como en las anteriores elecciones en los sectores D-E, en el sur y el centro, en los barrios empobrecidos de Lima y las ciudades del norte. Al repunte de marzo ya no le entran las críticas de los que vemos con preocupación las concesiones hechas en la campaña, y tampoco le va a hacer efecto los “destapes” derechistas que si algún resultado van a tener es profundizar la polarización.

Algo mucho más profundo que las estrategias electorales conduce a que se haga cada vez más probable un desenlace en segunda vuelta del match político-social que fue postergado en el 2006, cuando el choque de los poderosos contra los emergentes fue interferido y distorsionado por la colada de Alan García en la disputa. En el 2011, Toledo quiso hacer lo mismo, pero desde el saque. Ahora trata de sobrevivir a su caída, mientras la derecha se reagrupa en torno a PPK, el más perfecto exponente del gobierno de los intereses económicos y de la sociedad con Estados Unidos. Al otro lado, casi como un reflejo, se concentran los sectores que reclaman un cambio de verdad.

Tómese nota que en la encuesta del domingo de APOYO un 22% del país le asigna a Ollanta representar mejor la opción del cambio (encima de todos los demás). Pero no para que él cambie, sino para que transforme el país.

23.03.11
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domingo, marzo 20, 2011

Los candidatos y las pensiones

A los “logros” de su padre que la señora Fujimori de Villanela, pretende hacer pasar como propio, debería contar entre otras cosas el congelamiento de las pensiones de jubilación y la conversión de las personas mayores en nuestro país en dependientes de sus familias o en indigentes que no tienen con qué vivir luego de haber trabajado durante toda su existencia.

La Constitución de 1979, en su Capítulo sobre Seguridad Social, Salud y Bienestar, en relación al tema de las pensiones de jubilación decía lo siguiente:

Artículo 20.­ Las pensiones de los trabajadores públicos y privados que cesan temporal o definitivamente en el trabajo son reajustadas periódicamente teniendo en cuenta el costo de vida y las posibilidades de la economía nacional, de acuerdo a ley.

El Decreto Ley 25418 del 5 de abril de 1992, que establece la dictadura de Alberto Fujimori, bajo la forma de un “gobierno de emergencia y reconstrucción nacional”, determina:

Artículo 8. Déjese en suspenso los artículos de la Constitución Política y las normas legales que se opongan al presente decreto ley.

El 12 de diciembre de 1992, aún bajo el sistema de dictadura directa (sin Congreso y con instituciones intervenidas) se dicta el Decreto Ley 25967, que “modifica el goce de pensiones de jubilación que administra el Instituto Peruano de Seguridad Social (hoy Essalud), y que ordena:

Artículo 3. La pensión máxima mensual que abonará el Instituto Peruano de Seguridad Social, por cualquiera de los regímenes pensionarios que administra, no podrá ser mayor de seiscientos y 00/100 nuevos soles (S/. 600.00). Esta pensión máxima mensual podrá ser modificada por Decreto Supremo, con voto aprobatorio del Consejo de Ministros, a propuesta del Consejo Directivo del Instituto Peruano de Seguridad Social.

Es bien claro que entre el artículo 20 de la Constitución de 1979, y el DL 25967, en plena dictadura, hay una contradicción insalvable: mientras el primero reconoce las pensiones como una remuneración de retiro que debe actualizarse a través del tiempo; el segundo, introduce el criterio de que estos pagos son una “carga” para el Estado y que deben ser congelados a través de un tope máximo, para que se vayan separando del salario promedio de los que están ocupados.

Ni la barbaridad golpista de Alberto Kenya y Vladimiro, de condicionar la Constitución a su voluntad autoritaria, justifica la decisión política en contra de las pensiones, como otras disposiciones abusivas como las referidas a los derechos sindicales, la estabilidad en el empleo de los trabajadores públicos (se despidió un millón) y otras, ya que no puede interpretarse que la “suspensión en lo que se oponga al decreto ley”, equivalía a que cualquier cosa que se le ocurra el presidente sobre el tema que sea estaba exceptuado del marco constitucional.

Pero efectivamente eso fue lo que sucedió. El fujimorismo que dijo haberse aliado a los militares y echado del poder a los partidos, para enfrentar la crisis económica y la subversión, colocó en el paquete de los que tenía que derrotar a los pensionistas y otros sectores. En el año 1993, la nueva Constitución votada por el CCD, incluye la siguiente definición sobre el tema pensionario:

Artículo 11 El Estado garantiza el libre acceso a prestaciones de salud y a pensiones, a través de entidades públicas, privadas o mixtas. Supervisa asimismo su eficaz funcionamiento.
Este artículo está claramente desligado de los que tratan el tema del trabajo que van del 22 al 29, lo que hace que pensiones y seguridad social sean temas independientes que se contratan por las personas de acuerdo a su capacidad económica. Los seguros y pensiones privadas, son opciones de servicios y ahorro, pagados a instituciones que son requeridas cuando hace falta, y diluyen su condición de derecho.

¿Quiénes fueron los promotores de carne y hueso de esta contrarreforma pensionaria que hoy muestra sus resultados en la situación de los jubilados de la ley 19990 y de regímenes similares? Pongamos sobre el papel algunos nombres: Alberto Fujimori, presidente de la república y padre de Keiko Fujimori, actual candidata presidencial; Jaime Yoshiyama Tanaka, ministro del gobierno golpista del 5 de abril, presidente del CCD que votó la Constitución de 1993, actual candidato a vicepresidente de la lista de Fuerza 2011, encabezada por Keiko Fujimori; Luis Castañeda Lossio, presidente del Instituto Peruano de Seguridad Social 1990-1996, durante el golpe del 5 de abril, la aprobación del DL 25967 y de la Constitución de 1993.

Se dirá que las pensiones como las recibió el fujimorismo en el 90, bajo la hiperinflación y el primer gobierno de García, eran catastróficas. Es verdad, como lo eran las remuneraciones públicas y privadas, la seguridad social, el sistema educativo y la salud pública. Pero la santa solución neoliberal y dictatorial, fue abolir el derecho, generar un negocio privado (AFP) y convertir a los que estaban en los sistemas previos en titulares de la caridad pública. Como si no hubieran cotizado regularmente con la expectativa de un retiro digno, les congelaron las pensiones en un nivel inaceptable.

Y todo por el imperio de la fuerza. Y ahora hablan de oportunidades y de solidaridad.

La guerra continua contra las pensiones

De 1992 a 2011, el tope de las pensiones de la 1990, ha evolucionado de 600 a 860 soles, es decir 43% en 19 años, en un período en que el PBI se ha duplicado y otras cifras macroeconómicas (tributos y presupuesto, reservas netas, exportaciones, etc.) han crecido mucho más. La pensión con tope conlleva además un componente de indignidad, ya que supone que los que gobiernan consideran que ese momento es el máximo del que puede gozar un trabajador en retiro.

Obviamente esta no es una responsabilidad de un solo gobierno. Después de la dictadura, las “democracias” de Toledo y García han mantenido la congelación y el concepto que está detrás de ella. Pero ahí no acaban las coincidencias entre fujimorismo, toledismo y aprismo, ya que estos sectores se concertaron también a doce años de la faena dictatorial, para reformar nuevamente la Constitución y permitir una arbitrariedad adicional contra los viejos.

Efectivamente el congelamiento de las pensiones mayoritarias en la década de los 90, condujo a abrir la brecha con otros sistemas que tenían mejor resistencia como el de la Ley 20530, o cédula viva, que disponía de un mecanismo interno de nivelación entre los salarios activos y las pensiones. Esta ley se aplicaba a los trabajadores públicos ingresados a partir de julio de 1962, a los que se les exigían aportes más altos para el fondo de retiro que a otros sectores. Pero la brecha no escandalizaba a nuestros políticos por lo bajo que estaban muchos, sino por lo no tan mal que andaban otros. Más aún porque en la estructura de la distribución de la ley una pequeña minoría de beneficiarios había alcanzado altas pensiones, en varios casos manipulando los alcances de la ley. A ellos se les tomó como pretexto para volver a atacar el derecho a una pensión digna e imponer finalmente un congelamiento a este sector.

En esta ocasión ya no se recurrió al golpe de Estado, pero en su reemplazo se desencadenó una batería mediática impresionante para convencer a la opinión pública que la persistencia de alrededor de 300 mil pensiones reajustables, llevaría a la quiebra al Estado y empobrecería al resto de la sociedad. En noviembre del 2004, una coalición política de amplio espectro impulsó una reforma constitucional sui generis para retirar derechos adquiridos por un sector de la población. Asimismo estableció un marco jurídico para homogenizar hacia abajo la situación pensionaria y conculcó de un plumazo la enorme deuda social interna acumulada por el Estado por malversación de aportaciones que estaban bajo su administración, lo que nunca se atrevería a hacer con la deuda externa y otras obligaciones con sectores de poder.

La eliminación de la 20530 completa la labor de la dictadura contra los derechos pensionarios. Pero si lo que ocurrió en los 90 ha sido casi olvidado por el tiempo; la operación del 2004 ha sido tergiversada y convertida en casi un gesto democrático e igualitario que ataca la pretensión de algunos jubilados de no empobrecerse, que es lo que nos recuerdan cuando tratan de echarse abajo la célula viva de los militares que aún se mantiene por la mayor capacidad de opresión de estas instituciones.

Por supuesto que en medio del ataque sistemático de las pensiones de la gente que ganó el derecho con su trabajo, a los que se les niega el derecho a un nivel signo de ingresos, ajustable en el tiempo, existe al mismo tiempo una lista de ex funcionarios del Estado de primer nivel con pensiones vitalicias elevadas establecidas por ley, entre ellas las de los ex presidente de la república que alcanza a los 5 mil dólares mensuales y de la que goza en estos momentos el candidato Alejandro Toledo y pasará a recibir muy pronto el señor Alan García.

Los responsables

Entre los culpables de la segunda contrarreforma pensionaria se pueden mencionar a varias personas de notoria figuración actual: Alejandro Toledo (presidente de república en el 2004 y nuevamente candidato presidencial en el 2011), Pedro Pablo Kuczynski (ministro de Economía en diciembre del 2004 y candidato presidencial el 2011), Carlos Ferrero (presidente del Consejo de Ministros y candidato al Congreso por Perú Posible), David Waisman (ex vicepresidente de la república que promulgó la reforma constitucional y actual candidato al Congreso con Solidaridad Nacional de Luis Castañeda; Jorge del Castillo, Javier Velásquez Quesquén, Mercedes Cabanillas, Luis Alva y otros (miembros de la Célula Parlamentaria Aprista que apoyaron el retroceso pensionario y que hoy van nuevamente a la reelección).

Esta situación además ha seguido tal cual durante los últimos años bajo el gobierno de Alan García, sostenido por Unidad Nacional (PPC), Solidaridad nacional, el fujimorismo, los tránsfugas de la UPP y otros, como si el tema de las pensiones careciera de toda significación para todos estos.

20.03.11
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La modificación constitucional pensionari de 2004

Todos hubiéramos esperado que en los años 2000 iniciáramos el desmontaje de la Constitución neoliberal de 1993, que impone el blindaje total de los contratos con las grande empresas y afecta severamente los derechos sociales y laborales. Pero si algo hizo el gobierno de Toledo, con el apoyo del APRA y la derecha, fue en el sentido de profundizar el retroceso jurídico, estableciendo el principio de que los derechos adquiridos por determinados sectores sociales y que deberían tener el carácter de permanentes, sí pueden ser modificados por ley.

Los contratos no se pueden tocar, pero si se puede abolir derechos, entre ellos las pensiones, y cualquier otro, en principio, también.

Es lo que está contenido en la modificatoria del artículo 103, en el año 2004, impulsado por el gobierno de Toledo, con Carlos Ferrero y Pedro Pablo Kuczynski, como los arietes ministeriales, y Ántero Flores, David Waisman, Jorge del Castillo y Velásquez Quesquén, como los operadores parlamentarios.

Esta es la versión original de la Constitución fujimorista:

Artículo 103°.
Pueden expedirse leyes especiales porque así lo exige la naturaleza de las cosas, pero no por razón de la diferencia de personas. Ninguna ley tiene fuerza ni efecto retroactivos, salvo en materia penal, cuando favorece al reo. La ley se deroga sólo por otra ley. También queda sin efecto por sentencia que declara su inconstitucionalidad.
La Constitución no ampara el abuso del derecho.


Y esta es la corrección toledista que refuerza el sentido neoliberal y antipopular:

Artículo 103°.
Pueden expedirse leyes especiales porque así lo exige la naturaleza de las cosas, pero no por razón de las diferencias de las personas. La ley, desde su entrada en vigencia, se aplica a las consecuencias de las relaciones y situaciones jurídicas existentes y no tiene fuerza ni efectos retroactivos; salvo, en ambos supuestos, en materia penal cuando favorece al reo. La ley se deroga sólo por otra ley. También queda sin efecto por sentencia que declara su inconstitucionalidad.
La Constitución no ampara el abuso del derecho.

El nuevo texto supone que la ley se “aplica a situaciones existentes”, que es lo que se ha utilizado para reducirle las pensiones a personas que ya venían recibiendo un beneficio determinado, cosa que se consideraba inaceptable en la Constitución de 1979 y se mantuvo invariable en la versión de 1993.

20.03.11
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Castañeda y la caja del Pescador

El Informe 070-99-ISC de la Superintendencia de Banca y Seguros SBS del año 1999, resume las conclusiones de los estudios de supervisión realizados sobre la gestión de Luis Castañeda Lossio en la presidencia de la Caja de Beneficios y Seguridad Social del Pescador entre diciembre de 1996 y diciembre de 1998.

El Informe tiene singular importancia habida cuenta que el actual candidato Castañeda se presenta como un gerente eficaz, que salvó al Instituto Peruano de Seguridad Social después de la debacle alanista y realizó un récord de obras públicas en la municipalidad de Lima. Al margen de los que se pueda discutir de estos dos casos (por ejemplo del contenido del Informe Villarán sobre Lima), lo que es notable es el silencio que se mantiene por su paso por la institución encargada de asegurar las pensiones de los hombres del mar, que podría llevar a pensar que nunca hubiera existido.

En agosto de 1995, el gobierno de Fujimori colocó la Caja del Pescador bajo el control de la SBS, como si se tratara de una entidad financiera, separándola del sistema de pensiones. Esta decisión reflejaba, por cierto, la grave crisis de la institución que carecía de los recursos suficientes para atender la demanda de pago de sus aportantes que iban pasando al retiro. Como el directorio en funciones no acató la exigencia de la Superintendencia para presentar un plan de recapitalización para hacer viable las operaciones de la Caja, los interventores destituyeron a los directores y gerentes a fines de 1996.

En diciembre de 1996, a propuesta del gobierno de Fujimori, se nombra como nuevo presidente de la Caja del Pescador, al ex presidente del IPSS, Luis Castañeda Lossio. En mayo de 1997, Castañeda pidió un plazo de 60 días para presentar el plan solicitado y en julio pidió tiempo hasta diciembre de ese año. El documento presentado fue finalmente rechazado por inconsistente lo que trajo consigo una crisis, que Castañeda propuso resolver trasfiriendo los aportes de la Caja al sistema privado de pensiones.

A lo largo de 1998, la Caja del Pescador marchó a la deriva. Esta es la conclusión central a la que llega la Superintendencia de Banca y Seguros:

“Sin embargo, el hecho que durante la administración del Sr. Castañeda no se materializara la implementación del Plan… exigido por esta Superintendencia desde el 13 de diciembre de 1995, permitió que continuara y que se agravara la situación deficitaria de reservas así como la crisis organizativa de la CBSSP; y no llegó a revertir consecuentemente la grave crisis económica y financiera en la que se encontraba la Caja, hasta su renuncia irrevocable al cargo de presidente del Directorio presentada en diciembre de 1998… crisis que continúa a la fecha del presente Informe.” (Informe 070-99-ISC)

Tómese nota que a lo que se refieren estas líneas es a los fondos de los cuales debían salir las pensiones de los pescadores que dejaban de salir al mar. Evidentemente el mito del administrador exitoso queda mellado si se considera este capítulo de su historia. Pero mucho más duro es saber que se perdió un tiempo valioso para adoptar medidas para salvar esta institución de la que dependen decenas de miles de familias lanzadas al abandono.

20.03.11
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Te pareces tanto a Bush…

En la campaña electoral para la presidencia de los Estados Unidos en el 2008, el candidato Barack Obama, se comprometió ante sus electores a retirar las tropas de Irak, la que consideró la “guerra equivocada”, pero aseguró que reforzaría el presupuesto, armamento y soldados para ganar la guerra en Afganistán, que sin decirlo se convertía así en la guerra correcta, que el imperio debía llevar hasta el final para “derrotar el terrorismo”.

Obviamente no se trataba de un giro pacifista en los Estados Unidos, sino en la transformación de una derrota militar en una victoria política interna, pero asegurando que el orgullo de la potencia más armada del mundo quedara en pie. Para eso había que preparase para ganarle al más débil de los dos adversarios que Bush escogió para lavar el orgullo herido el 11 de septiembre de 2001. Pero van dos años y los talibanes afganos y otros luchadores islámicos están haciendo cada vez más insostenible la presencia de los extranjeros que han intentado tomar el control de su país desde hace casi diez años. La posibilidad de una victoria que compense el fracaso de Irak se aleja cada día.

Obama no hubiera sido electo si ofrecía un retiro general de Estados Unidos del medio oriente, un cambio de políticas hacia Irán, Siria y Corea del Norte, o si hubiese redefinido sus relaciones con Israel y Palestina para forzar un acuerdo de paz sobre bases justas. Por lo menos eso era lo que creía el senador por Illinois, y lo que lo llevó a encargar la secretaria de Estado a Hillary Clinton, la versión blanca de Consolezza Rice, y la heredera de las políticas intervencionistas de su marido.

Los partidos gobernantes de Estados Unidos ofrecen guerra, aún cuando se estén retirando de alguna guerra en las que les haya ido mal. Después del fin de la II Guerra Mundial, inventaron la “guerra fría”, el “equilibrio atómico” y la guerra de Corea. Y después de Vietnam donde salieron corriendo, se fueron a guerrear a Nicaragua. Ahora parece que se van a meter en Libia. Y hay los que explican que ya era tiempo que los occidentales, con el disfraz de la ONU, vayan a poner orden en casa de este tirano con petróleo tan parecido a Hussein, en una sociedad en la que todo el mundo tiene armas y disputa el poder de manera sangrienta.

Lo que lleva a que el derrotado de Irak y próximo fracasado de Afganistán, se abra otro frente, mientras sigue alardeando de guerra ante otras naciones, no es algo que corresponda a las lógicas usuales en el resto del mundo. Es la idea de la superioridad que está presente también en muchas mentes colonizadas. Si el sistema de vida estadounidense-europeo, es el destino de los seres humanos sobre la tierra, cuando despejen sus creencias medievales, entonces una buena guerra invasora puede traer la democracia el libre mercado, así como excelentes negocios para las transnacionales que llegan primero.

Si el ejército de Estados Unidos no es para cuidar sus fronteras sino para dirigir el mundo, ¿Por qué nos vamos a desanimar si algunos países se resisten a ser civilizados y limpiados de dictadores, que hasta poco antes eran aliados de Washington? Obama sabe que no puede ir contra esta ideología. Por eso su gobierno es tan parecido al de Bush en política internacional, a pesar que el moreno parecía mucho más inteligente y sensible que el gringo texano. Es que ese no era el problema.

20.03.11
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sábado, marzo 19, 2011

El discriminado

¿Quién va a dudar que Rodríguez Cuadros no renunció porque le iba pésimo en las encuestas, sino porque le quitaron la oportunidad para presentar sus propuestas en igualdad de condiciones en el debate entre cinco de la próxima semana?

Si está clarísimo que en los dos anteriores debates (¿?) entre once, el candidato de Fuerza Social sacó una interesante ventaja, siempre debajo de 1%, y a tres semanas de las elecciones, y sólo le faltaba volver a hablar en el todos contra todos, donde nadie sigue a nadie, para poder alcanzar los primeros puestos.

Y, ¿a quién se le habrá ocurrido esa discriminación odiosa que escandaliza tanto al partido de Susana Villarán, como para hacer una conferencia de prensa convenientemente denunciadora, y hablar de las injusticias de la elección con los pequeños, olvidando que hace algunos meses la "tía bacán", fue a un debate municipal no de cinco, sino de dos, con Lourdes Flores, marginando al resto, marcando que el asunto era entra las favoritas de las encuestas, en el que por supuesto perdió horrorosamente para vergüenza de todos los que habíamos anunciado votar por ella?

¿Cuál es la coherencia democrática de una elección a otra? Los padres y madres de la nueva política, que luego hicieron alianza con el MNI "para aislar a Humala", y acto seguido patearon el trasero del MNI y de Tierra y Libertad (que luego ha colocado a algunos de sus cuadros claves en cargos importantes de la Municipalidad de Lima, como para evidenciar que no les queda resentimiento, pero si ganas de ocupar colocaciones burocráticas), y se fueron a la aventura con Rodríguez Cuadros, que también se portó de la peor forma con el partido de Nilver y Moreno que lo convocó inicialmente?

Difícil describirlo. Salvo que se haga sin respeto por la inteligencia de los que tenemos que soplarnos la justificación del último viernes: dividimos el campo popular que tenía la opción de ir a una sola candidatura antineoliberal y democratizadora, con posibilidades de triunfo, y ahora nos vamos por la puerta falsa al olvido, argumentando que nos discriminan.

En fin. Cada quién puede tener el rollo que quiera y colocarse virtudes como adorno para salir al mercado de las elecciones. Pero en los dos últimos años hay personas que quisieron dar lecciones a los demás de renovación, solvencia y capacidad intelectual, que han probado en la experiencia que deberían haber sido mucho más modestos en sus propias presentaciones. Ojalá aprendan de las duras lecciones que da la vida.

19..03.11
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jueves, marzo 17, 2011

Empezó la polarización política

Hay una correlación indudable entre el crecimiento de la candidatura de Ollanta Humala a partir de marzo y el casi inmediato despegue de PPK.

Aunque parezcan hechos separados, la tendencia de subida de los postulantes situados en los extremos sirve para mostrar –aunque sea aún de manera incipiente- el país que realmente somos.

Si la tendencia mostrada por todas las encuestas, y no hay razón para pensar que no va a ser así, el escenario electoral de los meses anteriores estaría amenazado de producir el vuelco más fenomenal de los últimos veinte años.

Y eso que en el Perú ha pasado cada cosa en tiempo de elecciones.

En el corte a febrero de 2011, había tres punteros indiscutibles a los que los medios señalaban como los únicos que podían acceder a la primera vuelta. El esquema era un puntero distante (Toledo), con una ventaja entre ocho y diez puntos (no alcanzable) que había subido de manera continúa hasta la mitad del mes, para luego estancarse. Y en marzo está en clara bajada perdiendo entre 3 y 4 puntos.

Castañeda que era el líder en noviembre del año pasado sigue una curva continuada hacia abajo que le hace perder alrededor de diez puntos. En cinco meses. En marzo retrocede aún más y queda netamente en el tercer puesto a 1.1% de Humala que aún va cuarto. Keiko Fujimori también desciende, pero de una manera menos pronunciada que el ex alcalde, lo que la hace quedarse con el segundo lugar en la primera mitad de marzo con un porcentaje entre 21.5 y 23.2% que representa para Apoyo una ventaja de casi cinco puntos sobre Castañeda y según la Católica de un poco más de dos.


Las alarmas, sin embargo, no suenan tanto por estos resultados, sino curiosamente por lo que van más abajo y todavía no han salido de sus ubicaciones iniciales. Ollanta Humala, que se movía sobre el 11 y 12% (con descuento de votos blancos y viciados subía a 14%), daba la imagen de haber quedado fuera de carrera a diez puntos de Castañeda y Keiko que disputaban el segundo lugar. A su vez Kuczynski andaba entre 5 y 7% más o menos a mitad de camino de Humala.

Pero de pronto el comandante nacionalista trepa cerca del 20% y el ex premier ingresa a los dos dígitos. Podría parecer una reanimación tardía, efecto de estrategias conservadoras que no han sido capaces de visibilizar adecuadamente a sus candidatos. Pero otra manera de mirarlo es que aquí ha estado ocurriendo un proceso exactamente al revés de lo que se planteó en el 2006.

Aquella vez, la elección se polarizó tempranamente y apareció en un lado una “candidata de los ricos” con asiento principal en los sectores A y B, y un “candidato antisistema” apoyado masivamente por Dy E. En esta polaridad, creció como un fantasma la posibilidad de la victoria de Humala y la derrota de Lourdes, lo que cambió las apuestas hacia el “candidato de centro” que era Alan García, que se ofreció para liderar una coalición con la derecha.

Así pudieron ganar en un” todos contra Ollanta”, que se consideraba como una consigna de guerra o un grito de vida o muerte y que llevó a que la segunda vuelta fuera aún más polarizada y tensa que la primera.

Para el 2011 el esquema de la disputa apareció totalmente diferente. La jugada audaz de Toledo fue ocupar anticipadamente el espacio de “centro” de Alan García y evitar la polarización robándole propuestas al nacionalismo al mismo tiempo que demolía a la derecha alanista.

El “centro” logró congelar los polos y sacarle ventaja, y puso atrás a los representantes más nítidos de la polarización de la primera vuelta de la elección del 2006. Hasta ahí la perspectiva parecía cantada y cómo dijo Alan García, aunque el 63% lo desapruebe, más del 80% votaba por candidatos que expresaban la continuidad de lo que había venido haciendo.

Pero, como lo escribimos, hace algunas semanas, el cuadro armado a mediados de diciembre no denotaba fortaleza sino inviabilidad. Se había llegado a un punto en el que todos estaban perdiendo: Toledo había tocado su techo y carecía de salidas para seguir creciendo y asegurar su ventaja para segunda vuelta, por lo que podía terminar pasando al siguiente momento en tendencia descendente y en ruta hacia la derrota. Castañeda se desplomaba y podía terminar más atrás del tercer puesto. Keiko retrocedía poco a poco y se aproximaba al punto donde podía empezar a hacerse vulnerable a los que venían más atrás.

Ollanta y PPK tenían que despegar sí o sí, o morirían en el intento. Por tanto algo tenía que cambiar y cuando empezara a hacerlo podría haber una nueva baraja con todos los naipes. Es lo que estamos viendo. Ollanta se va ajustando con su base social: sectores D y E, donde anda encima del 20% y con tendencia a subir (representan el 53% del electorado) y con una fuerza semejante en el sur, centro y votantes rurales.

Su penetración en las capas medias bajas (sector C), se mueve sobre el 15% y en los sectores altos (Ay B) apenas alcanza al 5%. En Lima su votación va sobre el 10% y en el norte supera el 16%. El perfil social en pirámide es casi el mismo de hace cinco años y la distribución territorial mejora en el norte y se mantiene en el resto del país.

Por su lado, PPK logra colocarse en el 30% de los sectores Ay B, superando a los demás candidatos; en el 11% del C; y el 5% de D y E. Exactamente una pirámide invertida, lo opuesto de Humala. Lima es su bastión con 15%. Mientras que en el sur llega al 11%, en el centro a 9% y en el norte al 6%. En el ámbito rural Kuczynski no levanta más del 2%.

Tal como van las cosas, Ollanta tiene para crecer mucho más en los sectores pobres y en el sur, el centro y las áreas rurales. PPK tiene margen en los sectores A y B (15% del electorado), y en lo que pierdan Castañeda y Toledo por efecto de la polarización.

No se puede anticipar si al 10 de abril se habrá volteado el partido y el cuarto y el quinto terminan de primero y segundo. Sería casi un récord. Pero lo que está fuera de discusión es que va a haber mucho más suspenso del que anticipaban los analistas que creen que la fórmula del centro siempre funciona. Y siempre pierden en sus apuestas.

18.03.11
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miércoles, marzo 16, 2011

Los viejos a la obra

De pronto tenemos candidato de la juventud de 72 años.

Hace cinco años teníamos candidata mujer. Y como ahora, había personas que decían que ya era tiempo que las mujeres nos gobiernen.

Ahora he escuchado a chicos sobre los 20 años que el tío PPK es moderno, el que raya en el Facebook y que parece profe en vez de político.

Obviamente todos esperan que les diga que detrás de esas imágenes vaciadas de política está la vieja derecha de las grandes empresas, tratando de meternos gato por liebre.

Pero no me voy a ir por ahí. Me preocupa mucho más la falta de conocimiento de nuestra historia y de sus actores de las nuevas generaciones.

Es como si se olvidaran de pronto que PPK es más político que todos los otros candidatos. En 1966 Belaúnde lo llamó para la gerencia del Banco Central de Reserva, un año antes que ese organismo dispusiera la devaluación del sol que significó la catástrofe de ese gobierno.

Estuvo en el BCR hasta después del golpe militar y sólo salió cuando debió huir porque había liberado fondos para la IPC, utilizando firmas falsificadas cuando el país se enfrentaba a los Estados Unidos por la nacionalización de la actividad petrolera.

El candidato “menos político”, es uno de los que más veces ha sido ministro en el Perú (sólo compite con Silva Ruete y Pandolfi). Veamos la siguiente relación:

- Energía y Minas: 28 de julio de 1980 – 3 de agosto de 1982.
- Economía y Finanzas: 28 de julio de 2001 – 11 de julio de 2002
- Economía y Finanzas: 16 de febrero de 2004 – 16 de agosto de 2005
- Presidente Consejo de Ministros: 16 de agosto de 2005 – 27 de julio de 2006

Y en estas altas funciones de Estado ha tenido que ver con asuntos claves: (a) la ley para reducir impuestos a las empresas petroleras que estaban operando en el país en el 2001 (Ley Kuczynski); (b) la privatización de las empresas eléctricas del sur en el 2002 (generó el arequipazo); (c) el cierre de la ley 20530, que conculca derechos a los pensionistas en el 2004; (d) la ley para la exportación del gas en el 2005; (e) el contrato de venta al exterior del gas de Camisea en el 2006.

Y ahora quiere llegar a la presidencia con el argumento de que sabe como hacer todas las cosas, que no hizo en el pasado cuando estuvo dedicado a defender intereses de grandes empresas. Y disfraza las muchas veces que vendió al país.

PPK empezó en el Banco Mundial, en el que trabajó dos veces, integró el Fondo Monetario Internacional y fue vicepresidente del First Boston Bank.

También trabajó para diversas trasnacionales, volvió al Perú para ser ministro de Belaúnde y volver a irse, y luego con Fujimori, cuando empezó a intervenir en procesos de privatización como el de las empresas eléctricas, donde llegó a presidente de Edelnor y participó de un famoso escándalo para reducirle el pago de impuestos a la empresa chilena-española.

También integró el primer directorio de LAP para la privatización del aeropuerto Jorge Chávez, antes de ser ministro de economía. Y entre un ministerio y otro para Toledo, fue asesor de algunas de las empresas ligadas al proyecto Camisea, para luego volver a impulsar la nueva ley para la exportación del gas.

Si PPK fuera transparente, como dice, publicaría la relación de todos los directorios en los que participa actualmente. Sería una gran ayuda para la juventud peruana que cree que puede ser su candidato.

16.03.11
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lunes, marzo 14, 2011

Lie to me (miénteme)

El lugar común de esta elección es que en ellas hay muchas puyas y pocas propuestas. Pero cuando el diario “El Comercio” organiza el debate de los 11 candidatos y estos nos llenan de “propuestas”: aumentos, empleos, obras, etc., al día siguiente los titulares casi unánimes se resumen en la idea “puras promesas”.

Es decir el problema no es que falten promesas o propuestas. Por ejemplo a Toledo le sobran, ofreció 450 y luego ha seguido agregando otras para tapar denuncias en su contra. En el 2001 también ofreció todo lo que pudo, hasta dos rutas paralelas para la Interoceánica sur, o compromisos de no privatización que intentó incumplir generando una revuelta, respeto a los derechos de los pensionistas y restitución de los derechos laborales que no respetó.

Obviamente García 2011 fue otra catarata de ofrecimientos que no se cumplieron. Y si nos sinceramos estoy seguro que la enorme mayoría del país no cree que lo que se dijo en el viejo local de La Rifa o lo que se pueda decir hoy en el Colegio Médico represente una guía de lo que va a suceder en los próximos años.

Entonces, ¿se puede acaso sostener que la gente está esperando que le hagan propuestas, que a su vez estima que en su mayoría son puras mentiras electorales?, ¿desatan estos procesos un masoquismo general que lleva a la población a buscar quién le ofrece lo que se sabe que no va a cumplir?

Entonces, ¿cuál es el debate? Parecería que en medio de tanto cuento lo que quedaran son sólo impresiones sobre los actores: el borracho, el mudo, la hija del dictador, el cachaco, el gringo, etc. Y, si fuera así, no habría que quejarse por las puyas y banalidades que llenan la mayor parte de las primeras planas.

Pero el 2006 no fue así. La discusión que estuvo en el fondo de esos meses no se refería al monto de aumento que se prometía a algún sector laboral o a los millones de puestos de trabajo que se ofrecía a los jóvenes, a los que el adversario puede fácilmente contestar con más aumentos y más puestos de trabajo. Esa vez había una línea que separaba a uno de los participantes con los demás y que no se remitía a alguna oferta de gasto, sino a un curso general.

A nadie se le ocurría que Lourdes Flores, Alan García, Valentín Paniagua, se pasaran a la posición de Ollanta Humala o viceversa. Y eso que era infranqueable eran temas como el cambio de Constitución, la nacionalización de los recursos naturales, la revisión de los contratos de privatización, el poder a las organizaciones sociales.

Lo que hizo “no aburrida” a esa elección, para usar una expresión de Alan García, era que a pesar de sus contradicciones y destempladas, el nacionalismo de Ollanta representaba un desafío al estatus quo de los 90, que los “demócratas” de los 2000, no se atrevieron a alterar. Claro que en ese proceso hubo “guerra sucia”, mentiras sobre invasiones venezolanas y colombianas, asesores que quemaban iglesias y relaciones con Montesinos nunca probadas. Pero se entendía que era una lucha de clases y no una pugna de ambiciones personales.

Por eso, respecto al debate del JNE el día de hoy, y más allá de los problemas de formato (11 oradores con intervenciones cortas), el punto para romper la abulia y definir los campos no está en aumentar las promesas, sino en si se señala un rumbo nuevo para el Perú en el comienzo de esta segunda década de los 2000.

13.03.11
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Vivimos en un sistema legal de origen golpista

Algunos creen que la discusión sobre la vigencia y legalidad de la Constitución del 93 es retórica y de poco interés para el pueblo, pero aunque no se vea a primera vista, la sustancia golpista de régimen político heredado de los 90, está presente hoy recortando las posibilidades de constituirnos en una sociedad realmente democrática.

El 5 de abril de 1992, el señor Alberto Fujimori, hasta ese día presidente Constitucional del Perú, leyó ante el país, usando la cadena de los canales de televisión, un breve discurso en el que comunicaba la decisión que había adoptado en acuerdo con los mandos militares y ratificada por el Consejo de Ministros: constituirse, por sí y ante sí, en un “gobierno de emergencia y reconstrucción nacional”, disolver el Congreso y concentrar en su persona las funciones legislativas, y reorganizar el Poder Judicial y una larga lista de instituciones estatales.

Mientras se realizaba este anuncio, las tropas tomaban los locales públicos y los medios de comunicación. El diario “El Peruano” imprimía a su vez la edición de las Normas Legales que contenía el Decreto Ley Nº 25418 que “instituía” el nuevo gobierno, que en su artículo 8, dejaba en suspenso la Constitución Política de 1979, en todo lo que se opusiera al mismo decreto ley.

Esto equivalía a decir que la Constitución no valía si entraba en contradicción con la voluntad del gobierno de “emergencia y reconstrucción”, es decir se imponía la dictadura que es el tipo de poder que no está limitado por las leyes. Paradójicamente al momento de firmar, Fujimori se definía como “presidente constitucional” y los ministros lo que acompañaban con su nombre lo hacían saltando desde su juramento por la Constitución a la de enterradores de su propia base legal.

La pretensión del golpe de Estado era según el mismo decreto inicial: “la reforma institucional del país orientada a lograr la auténtica democracia que eleve sustancialmente los niveles de vida de la población…” Bajo este concepto debíamos admitir que la democracia que existió anteriormente y bajo cuyas reglas se eligió a Fujimori no era auténtica y que no permitía el mejoramiento de los niveles de vida.

Más aún que el presidente que recibió el mandato de los electores, en el mismo acto en que se eligieron a los vicepresidentes, senadores y diputados, disolvía y destituía a los demás, otorgándose un poder que no le estaba conferido y poniendo en suspenso la Constitución en todo lo que pudiera limitarlo para hacer eso. En otras palabras sacaba del origen constitucional de la presidencia una atribución anticonstitucional de erigirse en dictador y salvador de la república.

El Colegio de Abogados, en pronunciamiento público realizado en respuesta inmediata a la usurpación y a la conformación de un gobierno de facto, recordó el contenido de los artículos 81, 82 y 307 de la Constitución de 1979, aplicables a la situación creada:

Artículo 81
El poder emana del pueblo. Quienes lo ejercen lo hacen es su representación y con las limitaciones y responsabilidades señaladas por la Constitución y la ley.
Ninguna persona, organización, fuerza armada o fuerza policial o sector del pueblo, puede arrogarse su ejercicio. Hacerlo es sedición.

Artículo 82
Nadie debe obediencia a un gobierno usurpador ni a quienes asuman funciones o empleos públicos en violación de los procedimientos que la Constitución y las leyes establecen.
Son nulos los actos de toda autoridad usurpada. El pueblo tiene derecho a insurgir en defen
sa

Artículo 307.­
Esta Constitución no pierde su vigencia ni deja de observarse por acto de fuerza o cuando fuere derogada por cualquier otro medio distinto del que ella misma dispone. En estas eventualidades todo ciudadano investido o no de autoridad tiene el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia.
Son juzgados, según esta misma Constitución y las leyes expedidas en conformidad con ella, los que aparecen responsables de los hechos señalados en la primera parte del párrafo anterior.
Asimismo, los principales funcionarios de los gobiernos que se organicen subsecuentemente si no han contribuido a restablecer el imperio de esta Constitución.
El Congreso puede decretar, mediante acuerdo aprobado por la mayoría absoluta de sus miembros, la incautación de todo o de parte de los bienes de esas mismas personas y de quienes se hayan enriquecido al amparo de la usurpación para resarcir a la República de los perjuicios que se les haya causado.

El golpe del 5 de abril dio origen a una catarata de decretos leyes posteriores al 25418 que creó el gobierno de “emergencia y reconstrucción”. Algunas de las más notables de estas normas son el DL 25593, que deroga directamente las leyes existentes sobre Libertad Sindical, Negociación Colectiva, Derecho de Huelga, e instituye un llamado régimen de relaciones laborales para trabajadores de la actividad privada, que ha reducido al mínimo la capacidad de presión y negociación de los sindicatos frente a sus empleadores; el DL 25967, que impuso el tope a las pensión máxima mensual a pagar a los jubilados de la ley 19990, convirtiéndolas en las pensiones de hambre que hay hasta ahora; el DL 26093, que crea la causal de excedencia de los trabajadores públicos, por la cual se mandó al despido a alrededor de un millón de personas de la administración pública y la empresas del Estado.

¿Qué tenía que ver todo esto con una “auténtica democracia” o con la “elevación… del nivel de vida”? Absolutamente nada, como tampoco se relacionaba por ningún lado con la lucha contra el terrorismo la estabilización económica que son los pretextos favoritos para justificar la ruptura constitucional del 92. En realidad se impuso una cantidad impresionante de decisiones que representaban la victoria de los intereses de los grupos más poderosos de la sociedad en cuento a reducir a los sindicatos, cargar los costos de la crisis sobre los trabajadores y los jubilados, reducir el gasto público, etc., con el marco de la emergencia y la reconstrucción.

Constitución

Y sobre ello vino la Constitución de 1993 que aparentaba un camino de normalización pero que en realidad era el cierre de la contrarrevolución jurídica del 5 de abril. La diferencia formal entre la Constitución de 1979 y la de Fujimori son 101 artículos menos. Pero este ahorro contiene la desaparición de la estabilidad laboral, la protección de las tierras comunales, el reajuste periódico de la pensiones de acuerdo al costo de vida entre otros derechos.

Asimismo fortalece hasta el extremo la figura presidencial otorgándole la determinación de los ascensos militares y policiales en los grados de generales y almirantes; crea la figura de los decretos de urgencia con fuerza de ley; elimina el derecho público en materia de contratos, igualando los contratos privados con los que implican bienes y servicios del Estado; convierte al Estado en subsidiario de las inversiones privadas y le prohíbe crear empresas públicas; equipara los derechos de las empresas nacionales y extranjeras; etc.

Pero quizás lo más importante es que mientras la Constitución de 1979 era claramente anti golpista, lo que se traduce en el contenido del artículo 307 que hemos transcrito más arriba, en el que se señala que la vigencia se mantiene más allá del acto de fuerza, estableciendo las responsabilidades de las autoridades que perpetraron las violaciones y las subsecuentes que no contribuyeron al restablecimiento del orden constitucional; la del 93 guarda vergonzoso silencio al respecto, casi como si admitiera que si es derrocada como le ocurrió a su predecesora no habría sanciones futuras.

El punto es clave porque la conversión del artículo 307 en letra muerta por el gobierno de transición de Paniagua, y por los de Toledo y García que se pretenden constitucionales, pero de la Constitución del 93, plantea gravísimas interrogantes. De hecho lo que se ha probado en la primera década de los 2000 es que la sociedad peruana es demasiado débil, y sus políticos extremadamente cobardes y ladinos, como para atreverse a castigar la grotesca asociación entre un presidente civil y el poder militar para interrumpir el orden legal.

Lo que se dice que no se puede cumplir el precepto que sostiene que “son nulos los actos de toda autoridad usurpada” (art 82), nos están queriendo convencer de que los actos dictatoriales deben quedar tal cual porque de otra forma el sistema se cae. Esto no es sino la consagración implícita de los procedimientos de fuerza. En tanto la Constitución del 93 divide al país y es la fuente del recorte de derechos de muchos sectores, y es además el soporte de los decretos neoliberales y antipopulares de 1992-1993.

Un ejemplo de ello es la incapacidad que ya dura diez años para lograr un consenso entre trabajadores y empresarios para una nueva Ley del Trabajo, que pudiese equilibrar las relaciones laborales, tras lo duros retrocesos de los años 90, en cuya base está el hecho de que el sector empresarial se apoya en la Constitución del 93 y en las leyes dictatoriales. Esto tiene un claro significado: vivimos sobre la correlación del 5 de abril de 1992, y la caída de la dictadura del 2000, no ha podido modificar esa situación por la calidad de los políticos que han dirigido el poder desde que comenzó la llamada transición política.





Los partidos y la Constitución

En el CADE del 2005, anticipatorio de las elecciones del siguiente año, los ejecutivos de empresa aplaudieron de pie a la candidata Lourdes Flores cuando en el clímax de su exposición anunció que en su gobierno de ninguna manera se cambiaría la Constitución de 1993. Era el dato clave para saber quién debía ser presidente, que como se sabe nunca fue.

Alan García, por su parte, que se movía cuidando los equilibrios, evitó el tema. Pero cuando estaba ante auditorios apristas recordaba a sus compañeros que en el programa del partido estaba escrita la propuesta de restitución de la Constitución de 1979 con las actualizaciones respectivas. Pero cuando era requerido por la prensa confirmaba que el tema no era estaba en la prioridad inmediata de un eventual gobierno suyo.

Con eso conseguía el doble efecto de mantener el simbolismo de que no se renunciaba al rescate de la “Constitución de Haya de la Torre” y a la vez tranquilizar al capital con la idea de que no se trataba de fijar ningún nuevo comienzo en el país y que el momento del acto simbólico podía posponerse en el tiempo.

El candidato nacionalista Ollanta Humala era, finalmente, el único que cuestionaba abiertamente que se pretendiera seguir dirigiendo al país sobre la base de una Carta de naturaleza “delincuencial”, que era la definición que escogió para referirse a su origen en un golpe de Estado y al tipo de intereses que sostenía.

Humala hablaba de nueva Constitución y de una Asamblea Constituyente para aprobarla, sin que estuviera muy claro la relación entre este proyecto y el gobierno a instalarse a fines de julio de 2006, con su respectivo Congreso, lo que sugería que tendría que ocurrir aluna ruptura que no valía la pena anticipar.

Más tarde, cuando el frente “todos contra Ollanta”, para llevar a la presidencia a Alan García, se hizo de una ajustada victoria, el líder nacionalista ofreció casi de inmediato el apoyo de su entonces poderosa bancada para sumar los votos necesarios para que el APRA cumpliera con derogar la Constitución de 1993 y restituir la de 1979. Obviamente, lo que hizo Alan García fue taparse los oídos ante tamaña propuesta y poner en marcha la coartada de que como le debían los votos ganadores a la derecha, debían gobernar con las propuestas derechistas.

Es decir hacer ganadores de la partida a los que fueron eliminados en la primera vuelta.

En esta elección el tema constitucional no ha ganado el primer plano, en parte por el nuevo sesgo del discurso de Ollanta, menos beligerante, aunque su programa de gobierno mantenga el punto. Pero el problema de la base golpista del sistema legal se mantiene entero y se proyecta como un lastre para el futuro peruano.

11.03.11
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martes, marzo 08, 2011

PPKuy

PPK está atravesando por un evidente problema de identidad. Quiere ser el “chino” de esta elección después de haberse disfrazado de restaurador demócrata en el 2001 con Toledo, a pesar de que algunos de sus compañeros más cercanos: Hurtado, Boloña, Abusada y otros, fundaron la política económica a la que el mismo le dio continuidad y de haber hecho negocios eléctricos, aeroportuarios, financieros, con la dictadura.

En el 90 formaba parte del FREDEMO y el 80 era un alfil del segundo belaúndismo, ya así y así y todo quiere ser equivalente al chino sorpresa de hace 21 años, al que nadie conocía y cuyo Cambio 90 era una incógnita, a diferencia del “gran cambio” del 2011, que todos sabemos a lo que sabe. Claro que si una vez hubo un “chinito” de la suerte, que en realidad era japonés, y un “cholo de Harvard”, que nunca enseñó en Harvard; porqué no podría aparecer un “gringo” de pasaporte estadounidense, tratando de adaptarse a distintos climas y temperamentos nacionales, incluido el de la señora chalaca que quiso confirmar que le quedaba huevos.

Otra elección con la que sueña, es la más reciente de la tía Susana, la que no levantaba hasta el último mes y al final se llevó la victoria. Y en sus spots publicitarios evoca a los jóvenes que se entusiasmaban con la candidata de la chalina verde, y se olvida olímpicamente que él hizo de agorero, como ya lo había hecho con Ollanta en el 2006, anunciando inestabilidad económica, fuga de capitales y suba del dólar, si la gente decidía sin tomar en cuenta los intereses de los grandes grupos económicos. Y ahora quiere ser él, quién desestabiliza el plan armado para imponer a Toledo en al presidencia.

También se le ha ocurrido compararse con Antanas Mockus de Colombia, que después de una alcaldía exitosa se metió de candidato a la presidencia y empezó con poca aceptación y en algún momento llegó a primero de las encuestas, para perder en segunda vuelta. Lo que le hace creer que tiene un destino común con el que fuera postulante del Partido Verde, es que tiene el mayor número de menciones en las redes sociales de la Internet, por lo que no importa si los colores favoritos del ex premier sean el azul, rojo y blanco, de la bandera gringa, el verde pero del dólar, el negro del petróleo y el cobrizo de ídem.

Todo un problema ese de la identidad de un candidato a la presidencia que dice que “esta vez elijamos al mejor” que nos recuerda que proviene de la derecha que cree que debimos elegir a Bedoya Reyes, Vargas Llosa, Pérez de Cuéllar, Lourdes Flores, y siempre nos equivocamos. Pero justamente esta lucidez sobre su lugar en el mundo explica porque no va llegar a la segunda vuelta y porqué nunca será el “outsider” que dicen sus avisos.

Precisamente en medio de la confusión entre ser él mismo y no ganar o ser algo diferente pero que ahora sí se elija al mejor (es decir al de la derecha), PPK ha desplegado una campaña increíble con playazos, viajes de altura, programas cómicos, y decenas de disfraces, que lo han convertido en personaje de humorada que los 77 años no se detiene ante nada. Pero quiere eleigirse porque es el más serio de los candidatos.

09.03.11
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sábado, marzo 05, 2011

El Estado como botín

Al principio pensé que era un error de concepto, cuando Alejandro Toledo justificaba sus 16 sueldos anuales de 18 mil dólares, instaurados como primer acto de su presidencia, con el argumento de que él se había fajado por la democracia, que era más o menos como decir que los demás debíamos admitir que sus esfuerzos merecían una cierta tolerancia. Pero repitió lo mismo para responder a las críticas por el primer viaje a China, que tenía algo de paseo de todo el barrio que invitan los vecinos que se hicieron ricos, pero en avión presidencial y con escalas en la mitad del mundo, con hermanos, primos, sobrinos, novias y demás miembros de la corte.

Y lo volvió a decir cuando a su sobrino Coqui lo acosaba la prensa para saber de qué mérito se había valido para pasar de vendedor de anticuchos en las calles de Nueva York, a funcionario de cómputo en Palacio con un salario de 5 mil dólares. Obviamente el chico había alcanzado esta ubicación fajándose por la democracia. Aunque, por si hubiera dudas, saltó por ahí una funcionaria de Naciones Unidas para acreditar que ella le pagaba el sueldo como una contribución a la transición que vivíamos los peruanos, así que por la plata no había que quejarse. Y siguió aplicando el principio para otros casos, al punto que como muchos otros me convencí que nos estaban cobrando sus servicios del 2000, que con todas sus contradicciones nos llevaron a la caída del dictador, y lo hacían porque ese no era su plan original y creían que se les debía recompensar por el trabajo extra.

Pero con el tiempo fui más allá en mis conclusiones. En realidad las elecciones del 2001 ya no formaban parte del ciclo de democratización que se abrió en la primera vuelta del 2000, llegó a su cima en los Cuatro Suyos y culminó con la instalación del gobierno provisional de Paniagua. Desde ahí, toda la clase política y en primer lugar Alejandro Toledo, mataron el impulso democratizador y nos dijeron que eso que teníamos ya era la democracia y la limpieza moral prometidas. No fue entonces a la manera de Belaúnde en 1980, que creyó que el 28 de julio era equivalente al 4 de octubre de 1968, el día después del golpe, porque para él no había pasado nada. No. Toledo, García, Flores y otros, no regresaban en la historia, sino que continuaban con la que veníamos viviendo. Por tanto, el “cholo” no quería festejar hasta el delirio la democracia recuperada, sino la habilidad con la que se había quedado con el poder enfrentando a varios lobos con mucha mayor experiencia.

Para entender esto basta mirar los temas del debate del 2001, para comprender que la campaña de Toledo en ese año ya no tenía nada que ver con el fajazo por la democracia del año anterior. Como no lo tuvo su gobierno, cuya estrella económica, Pedro Pablo Kuczynski estuvo haciendo negocios con la dictadura hasta sus últimas horas, ya que fue uno de los postores y ganadores de la privatización del aeropuerto. Y menos lo tiene la actual campaña electoral. Que si la gana se volverá a sentir –con su séquito al lado- con derecho a tomarlo todo. Ese es el problema del “cholo de Harvard”, que no se remite a que sea un borrachoso que se perfuma para esconder el tufo, ni siquiera a que lo hace con la plata de los contribuyentes. Sino que entiende el Estado como un botín, de los que sepan apoderarse de él.

07.03.11
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Occidente y la crisis árabe

Hay varias maneras de acercarse a la actual crisis árabe. Una de ellas, es entenderla como la primera manifestación de rechazo de la periferia a los efectos destructivos de la crisis internacional, que ha llegado a los países del norte del África y el cercano oriente arábigo, a través del incremento de precios de los alimentos, desplomando los niveles de vida de la población.

Otra mirada es la que relaciona la crisis con los procesos de democratización. Algo así como que la onda que derrumbó en 1989 los regímenes de partido único en Europa del Este y que llevó al retiro de las dictaduras latinoamericanas durante las transiciones de los 80. Así las dictaduras pro Estados Unido de Egipto y Túnez, y la post izquierdista de Gadafi, valdrían lo mismo y recibirían igual destino.

Hay una tercera idea, según la cual esta rebelión es una expresión de la modernización de sociedades muy tradicionales, las que han vivido con toda intensidad la revolución de las comunicaciones y el contacto con los celulares y la internet que cambian la perspectiva de información y comunicación de las personas.

Todas estas visiones tienen algo de verdad, pero reflejan una lógica occidental para comprender realidades complejas, en las que están implicadas muchas otras variables: religiosas, tribales y, nacionales. Desde lejos es difícil percibir el profundo resentimiento de los árabes por la sucesión de derrotas y abusos de su historia reciente.

El interminable martirologio palestino y el azote continuo de Israel sobre el sur de Líbano, la invasión de Irak y la desaparición del Estado en ese país, la guerra de Afganistán y su rebote sobre Pakistán, la presión sobre Irán, son elementos constitutivos de la mirada árabe y musulmana sobre el mundo actual, cargada de resentimientos que hace imposible la mera occidentalización de los países que ven caer a sus viejos gobiernos.

La crisis árabe tiene componentes económico-sociales, democráticos y juveniles, qué duda cabe, pero que los líderes religiosos no hayan querido ocupar toda la escena como ocurría antes, no quiere decir que no haya una conciencia de que la identidad de los habitantes de esta parte del mundo incluye necesariamente el abrumador sentimiento religioso de estas poblaciones.

Pero más importante de ello es el dato de la afirmación nacional. Mubarak, Ben Alí, como los reyes petroleros están pagando sus culpas por haber aplastado el orgullo nacional de los árabes y someterse a los poderes extranjeros. En cierta forma Gadafi también está siendo castigado por la incongruencia entre su viejo discurso y su conciliación real con las grandes potencias.

Y es por esto, además, que si algún error podría ser fatal para Estados Unidos y Europa sería intentar hacer realidad su amenaza reiterada de intervención en Libia, a través de fuerzas militares de ocupación. Un nuevo Irak sería insostenible para Washington. Pero no hay forma de que una intervención pueda resolver rápidamente la construcción de una nueva organización estatal.

La crisis libia ya quebró los equilibrios entre las tribus locales y acabó con el poder centralizado de Gadafi. Un escenario equivalente al que se produjo después de la caída y muerte de Hussein y la disolución de su ejército. O, para ir más atrás, el que reventó en la ex Yugoeslavia con las trágicas consecuencias que se conocen.

Estados Unidos puede participar mediáticamente en la crisis libia. Ahí por cierto han logrado sonoras victorias, como la de convertir la derrota de sus aliados en la calles, en una propaganda diaria sobre el odio popular contra un gobierno dizque izquierdista; presentar a los militares como los nuevos demócratas de Egipto y a las tribus rebeldes fuertemente armadas del este de Libia como el pueblo rebelado.

Pero las batallas mediáticas inciden poco en los acontecimientos reales, aunque sean útiles para traer el debate a otros lugares como el Perú donde ser chavista es dudar de la información de las agencias occidentales, que dicen haber visto bombardeos aéreos, que no han sido verificados con ninguna prueba.

Un diplomático árabe que hablaba antes de la crisis subrayó su convicción de que se venía una gran conmoción y que la caída del primer gobierno arrastraría hacia el abismo a otros. A lo que agregó una reflexión: cualquiera que sea el gobierno que caiga, la situación que vendrá después será peor que la que hoy tiene Estados Unidos.

07.03.11
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jueves, marzo 03, 2011

Se redistribuyen las cartas en las encuestas

A un mes de la primera vuelta

La visible desesperación del candidato Castañeda por figurar en el segundo lugar de cualquier encuesta es más reveladora que los números de aquellas que lo están dando tercero y en franco declive. El hombre que hace menos de un año se pavoneaba con el 80% de aprobación en Lima, que parecía suficiente para arrasar en las presidenciales, se mueve ahora con un techo de no más de 20% en la capital y alrededor de 15% en el interior del país. Y, lo más grave, está dejando de ser el “favorito” de García, que debe estar mirando hacia otra parte, y con eso además se van los medios que estaban dispuestos a sostenerlo.

Por lo tanto, el momento es muy difícil para el ex alcalde cuya campaña era el reflejo de la mentalidad del poder de los últimos cinco años: el país está bien y para que esté mejor hay que aumentar las obras. García es la versión habladora de esta propuesta, y Castañeda el modelo mudo. Y lo que refleja el debilitamiento de su intención de votos es que la gente se empezó a dar cuenta que “más de mismo”, tiene una traducción concreta: inversiones millonarias y rechazo a todo mecanismo de control; arbitrariedad en las decisiones, disfrazada de eficientismo (yo sé lo que la gente necesita); sociedad con grupos de interés; corrupción; etc.

Aquello que vendía a Castañeda hace algunos meses es lo que ahora ya no convence. Por eso le es tan difícil reajustar su estrategia y deriva tan fácilmente hacia la impaciencia. Es verdad que ha sido víctima continua de las “toledadas”, cuyos cerebros establecieron apenas se consolidaron en la primera colocación que su objetivo era tirarse a Castañeda, para buscar un desenlace con Keiko, mientras le robaban votos a Humala con guiños hacia la izquierda y el antialanismo aparente. Pero el mayor éxito de la chakana fue poner el foco ahí donde podía notarse más el vínculo entre el presidente y el ex alcalde.

Y Castañeda no ha podido soltarse de este estigma, porque percibe que sin la bendición de Palacio terminaría por aislarse y desdibujarse. Mientras a Toledo se ve que lo sostienen grupos económicos internacionales y nacionales que lo quieren nuevamente en el gobierno, al líder de Solidaridad Nacional no se le aprecia otra gracia que la de haberse creído el heredero legítimo del gobierno aprista y haber hecho una apreciable caja en los años en la alcaldía. Pero como todos saben García no se deja arrastrar por los muertos o los que van morir próximamente, aún si se trata de su propio partido.

Así que entre las peores pesadillas de Castañeda se ha metido una en la que en alguna declaración pública el presidente lo deja caer y elige otro favorito. La cara desorbitada de Mekler y Castañeda hace algunos días cuando adelantaron los resultados de IPSOS Apoyo que ya habían visto, en un intento por quemarlos, era la misma de Barrón y Lourdes cuando el primero recomendaba ir donde Alfredo Torres para ver si se podía mover algunos puntos a su favor porque por lo que sabían la cosa se pintaba fea, y la lideresa del PPC respondía que por ella que se metieran su alcaldía al poto.

Ahora es bastante claro que hay partidos con los que se “conversan” las cifras antes de publicarlas, y políticos impacientes que se erizan y creen que se puede corregir los datos a último momento. Lo que abona a la sensación de hipocresía y falsedad que dejó el reciente debate sobre la supervisión a las encuestadoras en el que el JNE capituló vergonzosamente. Pero volviendo al tema: lo que ya no se puede discutir es que Castañeda está agarrado en un hilo y es cuestión de días que sus apoyadores actuales reevalúen hasta donde acompañarlo. No olvidar que a la misma Lourdes la abandonaron en el camino en el 2006 cuando percibieron que no daba fuego; y que era a esos desleales (¿encuestadoras?, ¿medios de comunicación?, ¿empresarios?) a los que estaba haciéndoles el gesto de devolverles las presiones para hacerla candidata municipal para que se las metan en lo más profundo de su anatomía. El problema de Castañeda es que no tiene a quién culpar de su desgracia y lo más probable es que pase a la historia como el que desperdició un caudal de respaldo excepcional en una de las campañas más fallidas e insulsas de las que haya memoria.

El caso Keiko

Para la hija del ex dictador, la certeza de que Castañeda empieza a borrarse en las encuestas debería ser una buena noticia. Pero no lo es tanto. Precisamente su modo de abordar la campaña ha sido el mismo de la línea de actuación fujimorista en los últimos cinco años: abandonar el método “antisistema” que dirigió la elección de Fujimori en 1990 y dominó sus más de diez años en el poder, por el cual se mantenía peleado con todo el resto, y hacerse de aliados “pragmáticos” en los sectores para los que el golpe de Estado de 1992, la constitución írrita del 93, la corrupción de la década y el fraude del 2000, carecen de relevancia actual y no suponen temas de principio. Esta ha sido la estrategia del “regreso del chino” que apunta a ir ganando un lugar cada vez más sólido en el reparto real del poder y a ablandar el escenario para la “libertad de papá”. En esa perspectiva, el APRA y el castañedismo son los socios naturales del fujimorismo reciclado y lo que ha estado pasando en estas elecciones es que estos partidos refugio han sido los que se han estado viniendo abajo dejando arriba al más vulnerable del trío.

La Fujimori ha gozado de interminables meses en los que los palos se han repartido entre el ex presidente y el ex alcalde candidatos, y en los que ha intentado terciar Humala condenado a la “invisibilidad” por sus adversarios que controlan la prensa. Para la señora de Villanela como le llama Vladimiro Montesinos, estos han sido tiempos para estar fuera del fuego cruzado de los demás y mantenerse imbatibles en los primeros lugares. No en el primero, sino entre los primeros. Por eso sus presentaciones se limitaban a bailar en los estrados y repartir regalos entre los pobres, a introducir ideas de ánimo fujimorista: pena de muerte, oposición al aborto (promovieron la esterilización forzada de mujeres pobres durante su gobierno) y reclamos por la liberación de terroristas.

Al mejor estilo Castañeda, cualquier denuncia por grave que sea, quedaba consignada como “guerra sucia” y de ahí pasaba la página. Pero como la mayoría de los casos salieron pruebas y hubo movedera de piso, Keiko retrocedió y se liberó de estorbos como los congresistas narcos o la enfermera habladora que atendía a su padre. Ningún punche, nada que ver con el viejo Fujimori que jamás retrocedía y si lo hacía nunca lo confesaba. Ni siquiera un poco de pelea contra su odiado Toledo, ni contra su antípoda Humala. Y menos algún mensaje inteligible que la gente pudiera retener. En síntesis, una campaña hecha para recuperar los restos de la gran influencia que construyó su padre explotando miedos, gastando en programas sociales y manteniendo una constante presencia en las zonas de mayor pobreza. El cálculo detrás de la campaña actual no va más allá que la búsqueda de un mejor resultado que el 2006, que convierta al fujimorismo en un factor decisivo en segunda vuelta y en la configuración del nuevo gobierno, o eventualmente les consiga un poco probable pase a la ronda decisiva con el APRA, Solidaridad Nacional y hasta PPK como sus aliados.

Todo esto parece una operación de filigrana, porque a diferencia de Toledo que parece creer que está ante un país sin memoria, la hija de Fujimori parte de la consideración de que si hay un recuerdo latente que no se debe escarbar porque eso los llevaría a un profundo hoyo. La nueva barajada de las encuestas, expone mucho más a la gordita a los rigores de la batalla. Si el toledismo se siente librado de Castañeda, va a reorientar sus baterías contra Keiko y Ollanta. Y si este último quiere pelear la entrada a segunda vuelta va a tener que sacar al fresco a la candidata que quería pasar piola. Todo esto es lo que debe estarse discutiendo en las tiendas naranjas a la que curiosamente el nuevo segundo lugar no parece entusiasmarlos demasiado.

Toledo y Humala

Lo que ha ocurrido con la campaña de Perú Posible podría ser una buena muestra de lo que puede conseguir un buen planteamiento de estrategia y al mismo tiempo que la mejor de las elaboraciones tiene límites inexorables. Es decir se puede construir un escenario artificial en el que se potencien las supuestas virtudes del candidato: ex presidente y por tanto “experimentado”; vagos recuerdos de su gobierno, por tanto “buen gobierno”; inagotable capacidad de prometer, por tanto “sensible a las demandas populares”; supuesto opositor del presidente saliente, por tanto “contraposición elevada, de presidente a presidente”, y ninguneo del resto; etc.; y se rompa la polaridad continuismo-cambio, o derecha izquierda, que centró la elección anterior, por una nueva en la que Toledo se coloca como “izquierda” respecto a García, Castañeda, Keiko y PPK; y ocupa el “centro” con respecto a Humala y cualquier corriente de Izquierdización. Pero este montaje difícilmente se sostiene toda la campaña.

Lo que estamos presenciando es el momento en que el impulso de la “campaña profesionalmente organizada” se agotó. El toledismo confiaba en que cuando se llegara a este punto ya tendrían una ventaja irreversible, eventualmente sobre 40%. Pero ha llegado debajo de 30%. Ese es el drama actual. Ciertamente que el wikileak de Rospigliosi ha ayudado a que los procesos se aceleren. Pero el asunto de fondo es que Toledo ya dejó de impresionar con su imagen de triunfador bajado del avión que viene para encandilar a los peruanos que buscaban alguna alternativa para las elecciones. De aquí en adelante el cholo va a tener que improvisar como en sus buenos tiempos. Solamente que de su propia historia se extrae que sus creaciones pueden ser como la de la segunda vuelta del 2000, cuando no se sabía si había que participar o retirarse la elección, votar por él, viciado o no asistir a las urnas, o como la del 2001 en la que perdía apoyo cada vez que tenía que hablar.

A un mes de la votación ya no cabe un ajuste de asesores, que permita un lanzamiento exitoso y sorpresivo como el del comienzo de campaña. Este es el drama de Toledo, que reconocen sus segundos en diálogos privados. Pero algo semejante ocurre en la tienda de Ollanta Humala que también quiso pasar del inspirado peregrino electoral de hace cinco años, que levantaba a las masas, a acicalado candidato del marketing rentado. Durante varios meses había una discusión acerca de si el Ollanta de polos blancos y camisas azules, hablar pausado y calculado, y de nuevos énfasis iba a tener éxito para reducir las resistencias que lo afectaban en las zonas urbanas modernas y las capas medias, y si el cambio no repercutiría sacrificando su base original entre los descamisados del país que, ya se vio, son varios millones.

Estas incertidumbres se están despejando en la primera señal de repunte del candidato que llegó hasta 47% en 2006 y que en esta oportunidad aparecía estacionado en alrededor de la quinta parte de su anterior cosecha, según todas las encuestas. Ahora Ollanta ha empezado a trepar, pero con un plazo muy corto para lograr sobrepasar a Castañeda y Keiko, y transformarse realmente en amenaza al puntero que aún debilitado sigue teniendo una considerable ventaja. Esto significa que en estos días que quedan, todo va a apretar. Y aunque haga chirriar su nuevo empaque, el comandante va a tener que endurecer la línea de separación con sus adversarios para realmente ser visto como diferente y alternativo. Esto va a animar sin duda la elección y va a ser que los otros se vean obligados a enfrentar al que antes querían ignorar para que muriera de indiferencia.

Como un dato que puede ser ilustrativo sobre lo que pasa hay que seguir los nervios, ya no de Castañeda, sino del periodista kamikaze que se compró las peleas más sucias del 2006 y el 2010. Se le ve de lejos como esos cowboys que empiezan a acariciar la pistola que tenían varios meses en descanso. Pero que cuando la saque ahí si empezarán a correr las balas.

04.03.11
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miércoles, marzo 02, 2011

La encuesta del giro

El dato escondido de la última encuesta de IPSOS Apoyo, no está en quién sube y quién baja y quiénes se han quedado estancados, sino en la evidencia de que un escenario casi congelado durante dos meses tenía que moverse y que los que estamos viendo puede ser sólo el comienzo de un nuevo terremoto electoral.

Pocas veces hemos tenido un cuadro de inmovilismo que deje tan insatisfechos a todos los actores. Toledo sin poder dispararse más arriba de 30% y con visos de empezar a desinflarse; Castañeda que perdió la punta a comienzos de año, entre el segundo y el tercer puesto; Keiko, semana tras semana en 20%; Ollanta tratando de cambiar imagen y taponeado en el 11%; Kuczynski en el dilema de ser el último de los grandes, o el más grande de los chicos.

Algo tenía que pasar. Cuando el escenario no le conviene a nadie, todos empujan para modificarlo. Aumentan las promesas, las radicalizaciones y los ataques. La primera medición del nuevo momento es el que aparece en la última encuesta: (a) Toledo con 28%, ha confirmando que se le acabó el impulso inicial y que el discurso con el que regresó al país se ha agotado y ya no le atrae más adhesiones. Su riesgo actual es que se repita lo que pasó el 2001, cuando con todo el viento a su favor, se desinfló antes de la primera vuelta y casi pierde en la segunda con Alan García, que era el candidato por el que nadie decía que iba a votar.

(b) Castañeda, con 17%, se mantiene consistentemente a la baja, lo que a estas alturas ya es una señal de alarma. Los antecedentes indican que los punteros iniciales que se hunden en forma sostenida ya no levantan cabeza porque a la desilusión de sus seguidores originales se suma la pérdida de atracción de adherentes nuevos. La explicación del reciente ataque de nervios del candidato y sus colaboradores más cercanos tiene que ver con esa sensación de derrota adelantada que se está apoderando de sus filas.

(c) Keiko Fujimori, casi no se mueve, pero ahora está más visible en el segundo lugar. La impresión general es, sin embargo, que no gana votos nuevos y que el crecimiento de Humala podría significarle un problema en un cierto tiempo. El fujimorismo ha evitado conscientemente colocarse en el centro de la disputa para que los demás se desgasten entre ellos. Por eso no hay mensaje naranja en las elecciones. Esta estrategia parece ya haber cumplido su ciclo.

(d) Ollanta, con 14% ha hecho pararse los pelos de punta a algunos de los columnistas más crespitos de la derecha. Y es que como explicó Tafur hace algunos días, su relegamiento era como una ilusión óptica que eliminaba los temores de hace cinco años pero el producto de una estrategia deliberada, que como se sabe tiene sus límites.

Que ahora el único que crezca es el que parecía descartado es como un batacazo en varias cabezas. Dos o tres puntos después de un largo estancamiento pueden verse como un alivio, o como el inicio de una lucha contra el tiempo. Porque Ollanta Humala tiene ahora una oportunidad de sobrepasar a Castañeda y alcanzar a Keiko, lo que va a animar todo el proceso. Lo que estamos viendo es pues el comienzo del último tramo de una elección que aparecía enredada porque nadie quería dar el paso para alterar el equilibrio. Pero ahora es todo o nada. Nuevas estrategias o derrota asegurada.

02.03.11
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