domingo, octubre 31, 2010

Kirchner

Por primera vez las bolsas han celebrado abiertamente la muerte de un ex presidente, que podía volver a la cabeza del poder el siguiente año y lo han hecho a lo grande, subiendo sus cotizaciones en Argentina y América del Sur sin otro motivo aparente que el ataque al corazón que acabó con la vida de Néstor Kirchner a mitad de la semana. Y lo han hecho en durísimo contraste con el duelo masivo del pueblo argentino que algo debe agradecerle muy fuerte al difunto para manifestar tanto dolor y bronca en un solo acto.

Pocas veces se ha hecho tan evidente que ante el fracaso de incontables maniobras políticas: hostilidad frontal de la prensa, cerco internacional, sabotaje económico y político, etc., que no han conseguido voltear la correlación frente a los gobiernos progresistas del subcontinente, los sectores que se sienten desplazados no se miden en celebrar la irreversibilidad de la muerte. Eso hace pensar además en lo que le pasó a Correa hace algunas semanas.

Hay determinados líderes que deben morir. En el caso de Kirchner el corazón se encargó de la tarea. Pero el ecuatoriano casi acaba en manos de policías soliviantados por la misma derecha que hizo el golpe en Honduras y se considera aliviada en Argentina, aunque alguien debería recomendarle que no se alegre tanto. Es obvio que Chávez es un blanco móvil desde hace mucho tiempo, como también lo fue Fidel Castro que lleva el registro de la lista de atentados que la CIA y su brazo cubano en Miami le organizaron.

Para los parámetros latinoamericanos actuales, Néstor Kirchner era un populista al que le tocó asumir el gobierno de su país en plena crisis neoliberal, tal vez la más violenta de todas las que vivió América Latina, y que tuvo que reforzar el papel del Estado para superar la gravedad del momento.

No instauró un nuevo sistema, pero tuvo que echar atrás algunas de las privatizaciones más corrompidas de la era Menem (agua, aviación y parcialmente petróleo) y orientó diversas medidas para reducir el poder del capital financiero, favoreciendo la recuperación del sector industrial y del empleo. Esos que lo acusan de perromuertero por el cambio de plazos que impuso para pagar la deuda, en una situación que equivalía a la muerte de muchísimas personas, o que quiso poner impuestos a las ganancias de los exportadores, muestran cuál es la verdad de los odios que caen sobre la familia gobernante argentina.

Próximo a Chávez, pero no plenamente asociado a su proyecto (Argentina está fuera del Alba) y con difíciles relaciones con la izquierda de su país. A esto normalmente le llaman “centro izquierda” por ambigüedad ideológica y mezcla de radicalismos con contemporizaciones. Pero un “centro” que afectó intereses de la oligarquía y el militarismo argentino, que nunca se lo perdonaron.

Otro dato de la muerte de Kirchner es la de la presencia de todos (menos uno) los presidentes de Suramérica en sus honras fúnebres. Esto refleja la fuerte corriente integradora que hoy recorre nuestros países, incluyendo varios gobiernos de derecha (Chile, Colombia); y que se evidenció para los casos del golpe de Estado en Honduras y la tentativa golpista en Ecuador, y que el imperialismo estadounidense ha tratado de romper directamente o valiéndose de sus puntas. García está a contramano de este proceso y busca el fin de Unasur.

30.10.10
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jueves, octubre 28, 2010

Robando elecciones

Los titulares que el día martes, posteriores al reconocimiento de la derrota, denunciaban al JNE de haberle “robado” la elección a Lourdes Flores, eran de los mismos diarios que en su edición anterior habían acusado a Susana Villarán de ofender la majestad del Jurado al presionarlo con una movilización de protesta por la lentitud de sus decisiones.

Dice el dicho, que todo el mundo tiene veinticuatro horas para la pataleta después de una derrota. Después de ese tiempo, seguir reclamando, ya es grave. Pero para Lourdes Flores y cierta prensa hubieron 24 días (¡) para convencerse que habían perdido y que no había remedio para ello. Por lo mismo la dura acusación al órgano que antes defendían, delata sus pretensiones.

Siempre dijimos que no podía haber casualidad en la cadena de hechos que van desde el cambio de reglamentos a pocos días de la votación cuando nadie se daba cuenta; las actas observadas en una proporción inverosímil; la lentitud extrema de la ONPE en el conteo y la información tendenciosa de las actas que iban saliendo de los jurados, que llegó a su clímax hace una semana cuando las diferencias se estrecharon en 7 mil votos.

¿Cuál era el siguiente paso? Como ha sido admitido en la ceremonia de capitulación definitiva de la candidata perdedora, lo que esperaba Lourdes era que en la etapa de la apelación se empezaran a anular las actas con los llamados “errores materiales” (falta de alguna firma, huella u otro dato, que no implicara duda sobre el resultado real) y que en este proceso leguleyo pudieran extenderse mucho más tiempo, siempre con la esperanza de un volteretazo de último momento.

Nos robaron la posibilidad de poder robarnos la elección, es más o menos la mejor interpretación de la declaración de Lourdes y de los titulares de “La Razón” y “Expreso”. Y como se ve, la supuesta sujeción a lo que dispongan las autoridades electorales, sólo tenía validez mientras se siguiera con el juego. Pero el JNE, se dio cuenta que aún con todos esos alargues y complicaciones, lo más probable era que la cuenta final diera siempre como ganadora a Susana Villarán.

Entretanto, ya había empezado a agotarse hasta la más santa de las paciencias. El plantón tardío y las denuncias de Zegarra y Susana, indicaban que las tensiones irían en aumento. Por eso, puesto en la encrucijada, el JNE zanjó el problema con una decisión que señalaba que la razón por la que se observaron las actas no era suficiente para anularlas. Y Lourdes con su equipo de abogados resumió esta decisión con una pregunta apabullante: entonces, ¿para qué cambiaron el reglamento y observaron las actas?, lo que deja la sensación de que aquí hubo un plan con el que no se pudo llegar hasta el último tramo.

Porque aún con trampa Lourdes seguía perdiendo.

28.10.10
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miércoles, octubre 27, 2010

El centro

Entre la primera y segunda vuelta del año 2006, espontáneos consejeros, entre los que se contaban varios de sus peores críticos, escribían que Ollanta Humala tenía que correrse al centro si quería incrementar en algo su 30.6%. Al mismo tiempo, Alan García, y la prensa que le hacía comparsa, y entre ellos algunos de los asesores no solicitados, lo acusaban de querer blanquearse. “El terrorista de la primera vuelta, va a misa en la segunda”, llegó a decir de Jorge del Castillo, es decir, su pecado era querer correr hacia el centro.

Pero Ollanta no se movió para ningún lado, como después lo reconocieron todos. Mantuvo su discurso y con él fue al debate con García. Y el resultado fue un ascenso hasta 47.35%, es decir, más de 16 puntos que muchos no entienden de donde salieron, pero que fue el fruto directo de la polarización, o sea del momento en que quedamos obligados a decidir sobre opciones claramente diferenciadas.

En la misma votación del 2006, hubo un frente de “centro” que quedó con poco más del 5% de los votos y sectores que se declararon de “centroizquierda” que apenas recibieron unas décimas porcentuales. Finalmente estuvo el Apra de Alan García de la que se dice que ganó por ocupar el “centro”. Pero en realidad llegó segundo en primera vuelta, ganando con las justas y con maña a la candidata de la derecha a la que ayudó a desgastar durante la primera etapa de polarización y a la que sustituyó en la defensa del sistema y del modelo económico, en una posición de cabeza de toda la derecha, en la segunda vuelta.

En el año 1990 y en el año 2000, hubo sendas polarizaciones: la primera entre Vargas Llosa y Fujimori, y la segunda entre Fujimori y Toledo. A su manera hubo una derecha y una izquierda en cada elección, al margen de convicciones ideológicas. Todos los que jugaron al centro, es decir a ponerse en el medio, no definir, fueron borrados del mapa. Y eso ha vuelto a ocurrir en la votación municipal de Lima de este año: una disyuntiva artificial derecha-derecha, se cayó y se impuso una polaridad de extremos en la que desaparecieron todas las variantes de “centro”: Lay, Andrade, Iberico, etc.

La cosa es que los analistas siguen escribiendo como antes, que en el Perú sólo se gana como centro y que eso es lo que habría demostrado el triunfo de Susana Villarán, ya que esta se define como centroizquierda. Es decir durante toda la campaña la acusaban de ser sandía (verde por fuera, roja por dentro) y aliada de extremistas, pero terminada la jornada sus votos se vuelven difusos, de cara sonriente y sin perfil político. Cuatro años antes Susana apostó al centro, enfrentando a la izquierda, y le fue pésimo. ¿Cuál es la lección de todo esto?

Otra vez, además, los consejeros no solicitados de Ollanta le dicen no te juntes con la izquierda que te hace perder el centro. Y a Villarán que no converse con Ollanta si quiere ser de centro. Y a la misma izquierda, que debe renovarse con una postura más centrista, y olvidarse del nacionalismo. Nada de esto por supuesto es desinteresado. La intención obvia es dividir y sujetar a cada una de las partes de lo que podría ser un poderoso frente popular. Lo peor, sin embargo, son los que se la creen y ya están sacando su ticket de centro para el 2011.

27.10.10

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lunes, octubre 25, 2010

Conteo tendencioso

Necesitó 20 días el señor Eduardo Zegarra para reaccionar y admitir que hay un manejo tendencioso en la forma como los resultados de la revisión de actas por los Jurados Electorales Especiales de Lima están entrando al conteo de la ONPE y el método que está usando esta última institución para presentarlos.

Días antes, el mismo Zegarra, había intentado sustituir a la ONPE en la explicación de la selección que se estaba haciendo de las actas de Lima-Centro y Lima-Oeste, para ser contabilizadas primero, a sabiendas que eran mayoritariamente favorables al PPC, dejando para el final la mayor parte de las correspondientes a los conos norte, este y sur, donde triunfó ampliamente Susana Villarán. Es decir que en los últimos días todo se aclararía.

Pero lo cierto es que Zegarra no convenció a nadie. En la calle la opinión que se instaló es que le estaban robando la elección a Susana, sin que ella hiciera nada por defender la voluntad popular expresada en las urnas. En los medios, a su vez, la interpretación era que se estaba viniendo un cierre de suspenso del conteo de la ONPE. Según ellos, Lourdes Flores “atropellaba”, “iba alcanzando”, y “podía ganar” en los siguientes días a su rival, como si todavía se siguiera votando o si los jueces electorales pudiesen corregir el resultado con aprobaciones y anulaciones.

Entre el lunes y el viernes la distancia entre el primer y segundo lugar se acortó en 30 mil votos (llegó a sólo 7 mil de diferencia) y se estrechó a menos de medio punto por ciento. Ese fue el punto de inflexión, en el que hasta el buen Zegarra tuvo que abandonar su estilo de “la santa paciencia” para anunciar un “plantón” el próximo lunes, si no se ofrecen explicaciones.

Y entonces, por la noche, los votos de Fuerza Social volvieron a subir. Claro que la palabra “tendencioso” se ha convertido en algo así como un adjetivo de alto calibre. Y esa misma noche de viernes los periodistas de RPP se la enrostraban a Zegarra: ¿no era que ustedes confiaban en los órganos electorales?, ¿no se comprometieron a no presionar?, ¿están picones porque van a perder?

Un simple plantón de protesta parece, en el Perú de hoy, un grito revolucionario, así como llevar un regidor de Patria Roja en la lista equivale a un soviet en la Plaza de Armas, y recibir el voto de Ollanta Humala es haberse vendido a los petrodólares del chavismo.

El problema no es que lo diga una prensa en estado de macartismo primario, sino que haya políticos que actúen prestando atención a estas presiones. Para unos pobres tipos como los de RPP, es de lo más normal una elección en la que se observan y separan, por ningún motivo serio, la cuarta parte de las actas; se niegan los resultados por veinte días y no hay fecha de término; se dan resultados arbitrariamente seleccionados y se alimenta, continuamente, la confusión; y en la que el PPC hace apelaciones caprichosas todos los días para dilatar.

El escándalo es que Fuerza Social diga que es una cuenta tendenciosa, porque crea una “falsa tendencia” para engañar a la opinión pública. O sea que tienes que aguantar que te secuestren La Victoria, te distorsionen la información, te alarguen indefinidamente el término del conteo y te siembren incertidumbre, y encima tienes que tenerles confianza y renunciar a tu legítimo derecho a la movilización.

24.10.10
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viernes, octubre 22, 2010

Sin sorpresas

Si uno se detiene en la carátula de la mayoría de los diarios limeños (con excepción de LA PRIMERA) podría pensar que alguna nueva votación se está produciendo todos los días ( a razón de pequeños porcentajes), después que las urnas se cerraron a las 5 de la tarde del último 3 de octubre.

¿Cómo es eso que las distancias se acortan y la final será de fotografía, si lo único que está ocurriendo es una confirmación de resultados que ya existen, están consignados en actas a las que se puede acceder a través de la Web y que ya ha sido contabilizadas por la ONPE y los partidos, restando sólo la ratificación judicial?

Teóricamente lo único que puede pasar es que se aprueben o anulen las actas observadas. Y como se está viendo las que corresponden a los distritos de Lima Centro y Lima Oeste (escogidos adrede para las primeras informaciones ya que favorecen a Lourdes Flores), la enorme mayoría de las actas están siendo ratificadas porque fueron observadas caprichosa y maliciosamente, ¿porqué habría que pensar que de las 5 mil 161 que restan verificar que representan 16% de los votos, se produciría un vuelco de la actitud de los jurados que pasarían a realizar anulaciones en masa?

Si después de incorporadas las actas de los distritos pro-Lourdes, la diferencia sigue siendo de 20 mil votos, ¿cómo se puede esperar que en los distritos pro-Susana se logre la “sorpresa” de voltear la tendencia que busca desesperadamente la derecha? No hay forma matemática de que ocurra eso. Pero lo que sí puede ocurrir, y está pasando, es que el efecto sicológico y organizador de la victoria se ha perdido. Se lo robó la maniobra de los votos secuestrados, el recuento sin fin y la parálisis de los ganadores frente al abuso.

22.10.10
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miércoles, octubre 20, 2010

Dilema social

Tengo a la vista el Informe de la reunión del día sábado 16 de octubre de Dirección Nacional Ampliada, de Fuerza Social, que aparte de indicar que hubo una asistencia de 120 delegados de 16 regiones del país, contar con una mesa de conducción presidida por Vladimiro Huaroc, e integrada por Jesús Coronel, Susana Villarán, César Villanueva, presidente reelecto por San Martín, y Gustavo Guerra García, coordinador del CEN, saluda el éxito de Lima, donde declara a Susana como virtual alcaldesa electa (sin mención al grave entrampamiento que ha seguido a las elecciones y que aún se mantiene), y el crecimiento de su influencia a nivel nacional (calcula haber obtenido el 14% de los votos de, rango regional en todo el Perú, incluido Lima donde llegan cerca del 35%).

Asimismo, en la parte referida a “las tareas para enfrentar las elecciones nacionales y congresales”, el Informe indica que se han identificado varias alternativas: “participar… como Fuerzas Social (candidato presidencial propio); participar… en alianza electoral con otras fuerzas políticas; participar como Fuerza Social en las elecciones congresales con lista parlamentaria completa (sin candidato presidencial). Y a continuación puntualiza: “respecto a estas alternativas se formularon decenas de planteamientos de parte de los asistentes a la reunión, no habiendo necesariamente una opinión de consenso. Se acordó convocar a una nueva reunión de la Dirección Nacional Ampliada el domingo 14 de noviembre en la ciudad de Lima Metropolitana de modo de tomar una decisión definitiva, colectiva y nacional”.

Como todo esto es verdad y está por escrito, la pregunta que cae de madura es ¿por qué Vladimiro Huaroc y Eduardo Zegarra, se lanzan apenas concluida la reunión de su partido a expresar abiertas simpatías por Toledo y un casi esotérico frente con la chalana y la espiga de Humberto Lay, que por supuesto ha recibido como respuesta que primero Fuerza Social se desprenda del supuesto lastre extremista del que se le acusó en las elecciones? Todo indica que la intención es generar desde fuera el consenso que no se logró dentro de la reunión, y lograr mediante titulares de prensa marcar una línea que se imponga sobre las diferencias. Eso que se parece bastante poco a una “nueva política”, tiene además una segunda implicancia: provocar que sean esos “aliados deseables” los que creen la necesidad del replanteamiento del bloque de fuerzas que permitió la victoria en Lima que fue el único espacio en el que Fuerza Social pudo revertir claramente su derrota del 2006.

Es obvio que estamos ante primeros movimientos tácticos para crear un globo que pueda inflarse más adelante. Pero cómo será la cosa que Gustavo Guerra García, a quién siempre se le ha visto muy cercano con Zegarra, ha tenido que advertir que muchas bases, especialmente las de Lima (las que vienen de triunfar) no están de acuerdo con la opción de ponerse detrás del juego de Toledo, que ahora también es de “centro izquierda” y expresa una “sensibilidad social” que no mantuvo durante el largo de su gobierno. Hay indudablemente una lógica detrás de cada cosa: y lo que muchos militantes de Fuerza Social y sobre todo sus electores se van a preguntar es por qué el giro a la derecha que anuncian algunos dirigentes. ¿Tan presionados se sienten por los medios que pueden echar a perder una nueva oportunidad de victoria?

20.10.10
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martes, octubre 19, 2010

Locuras del poder

Perros del hortelano, perros rabiosos, salvajes, miserables, comechados, peruanos de última categoría, etc. Son linduras salidas de la lengua de nuestro presidente y dirigidas a campesinos, amazónicos, mineros informales, maestros, movimientos regionales, periodistas y otros, durante los años que va de gobierno. Y, como se sabe, nunca han recibido el merecido lapo que debería de los agraviados, ya que se supone que ese señor gordo, grande y prepotente al que nos estamos refiriendo es el representante de la nación y por tanto no podemos hacer nada cuando nos insulta, nos miente, se roba las pruebas que lo incriminan en actos corruptos o dicta órdenes que cuestan la vida de otros peruanos.

Pero si no se le puede tocar, ¿puede a su vez el acto de responder como matón callejero al primero que le dice corrupto, como se le ha dicho tantas veces en la prensa y en el Congreso, y abusar no sólo del tamaño y el peso, sino de los guardaespaldas, para destrozar al insolente, no es considerado igualmente inadmisible?, ¿qué significa esto? Si hay que proteger la figura presidencial, así sea antipática y discutible, no es el propio presidente el primero que debe cuidarla. Si los seleccionados de fútbol no pueden dejar mal al país porque si no se van a su casa; ¿puede el presidente dejar recontramal al Perú, con una noticia que da la vuelta al mundo, por haberse liado con un joven que equivale al 25% de su masa corpórea?

El nivel de hipocresía al que ha llegado nuestro país para admitir que puede ser normal que cada día la elección de Lima avance alrededor de 0.05%, y que se lean estos resultados como gran cosa, y los diarios hablen de las ventajas de los candidatos que aumentan y disminuyen, y sobre todo que aquí nadie debe protestar sino que se debe creer en las instituciones que no creen en sí mismas; o que a nadie escandalice que después de un encuentro Alan-Ivcher se cierre el programa de Baily; es tremendamente nauseante.

Pero que a eso se añada una discusión sobre el derecho del presidente a pegar, siempre y cuando después lo reconozca y admita, como Lourdes, que le salió lo humano (posición “caviar”); o que no debe pedir disculpas, porque otro le habría lanzado un puñetazo, ya que no podemos ser un país de maricas (posición de los “duros” encabezados por Villa Stein y Mulder); o que lo que ha pasado es que la prensa estimula a los ciudadanos de baja categoría a insultar a los políticos que luego se ven en los apuros de García del último sábado (posición Alan García); es porque las patologías del poder se están apoderando de demasiada gente, que sigue creyendo que si se reconoce lo que realmente es García se nos cae el sistema y ahí si nos fregamos todos… como alguna vez nos explicaba uno de los líderes del APRA.

Un presidente descontrolado en medio de una crisis postelectoral en la que el mismo tiene la manija y que anda conspirando contra la prensa para que los escenarios que se dieron en la última elección no se repitan, es un grave peligro. Pero como ha ocurrido otras veces todos tratan de rodear el problema. Que Alan después de calma... Que no se puede hacer fraude porque todo el mundo se da cuenta... Que los periódicos de oposición siguen saliendo, a pesar del despido de Baily... O sea que no hay de qué preocuparse. ¿Ustedes creen que realmente es así?, que el hombre será un loco con poder, pero que sobreviviremos de todas maneras porque Dios es peruano.

17.10.10
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viernes, octubre 15, 2010

Crisis política y presidente transformer

“…los dibujos animados en donde todos se transforman, por qué se transforman, por las drogas, está implícito que el transformer es un drogo”. (Alan García, declaraciones ante la Vigésima Reunión de Jefes de Organismos Nacionales Encargados de Combatir el Tráfico Ilícito de drogas en América latina y el Caribe “XX HONLEA Perú 2010. 4 de octubre 2010)

“Me insultaron y respondí” (Alan García, 12 de octubre de 2010)

Cómo era que el “transformer” que de pronto se cambia en un ser distinto al original y es capaz de una sorprendente violencia, era un implícito mensaje a favor de la drogadicción, es decir del consumo de sustancias químicas que dominan nuestros actos convirtiéndonos en algo distinto a lo que somos… Y el presidente que puede inaugurar obras inconclusas, proclamar candidatos favoritos y polemizar con Evo Morales, pero al que se le aparece un ciudadano descontento que lo emplaza con una frase en la que piensan muchísimos peruanos, y lo agarra a golpes en público con la ayuda de sus guardaespaldas, ¿qué es?, ¿otro transformer?, ¿un drogo dependiente al que le faltó su dosis de la mañana?

Los especialistas en salud mental se están preguntando en estos momentos sobre el equilibrio emocional de la persona que ejerce la jefatura del Estado y que es capaz de hacer declaraciones impresionantemente ridículas, ante un público de especialistas internacionales y que no se da cuenta de lo que hace, y el que días después se transforma, como el dibujo animado, en un destructor implacable, no para hacer respetar su investidura, como dicen los sobones (hubiera bastado que ordenara la detención del gritón), sino para aplastar al osado tal por cual que se le puso al frente.

Estos son datos psicopáticos más allá de lo permisible, en un cargo que concentra todas las responsabilidades del país, no sólo porque ya son varias veces en las que García desafina ante el mundo (recuérdese la APEC) y que agrede a personas que no entrañaban peligro físico (Jesús Lora en la patadita de 2004 y una reportera gráfica en el 2001), sino porque en casos como en los penales en 1986 y el baguazo en el 2009, sus desafueros son capaces de provocar muchas muertes.

La pregunta ahora es si las rayadas presidenciales más recientes, están conectadas con la evolución de la situación nacional. Y ese ya no es un asunto médico sino de pura política. Todos sabemos que estamos metidos en una crisis postelectoral generada por la cruda voluntad del gobierno y su aliada, la perdedora de las elecciones, a reconocer el resultado de las municipales en la ciudad de Lima, el que han logrado entrampar con el pretexto de la revisión de las “actas observadas” y que, como vamos entendiendo conforme pasa el tiempo, no tiene salida, ya que al final van a tener que reconocer su derrota y al hacerlo con retraso les va a ser mucho más costoso, salvo que intenten un batacazo con las cifras, con todas sus terribles consecuencias.

Esta es la base de una crisis que explica muchos exabruptos: Lourdes bailando después de conocer que va perdiendo y presionando a Susana para que no actúe en defensa de sus votos; presidente y ex alcalde dándose de abrazos durante varios días y anunciando una sociedad para los siguientes años; dueños de canales censurando en público a sus programas de mayor sintonía y retirándolos del aire como se hizo con Hildebrandt en el 2006; presidente hablando de Hollywood y transformers y pegándole a Richard Gálvez en el hospital del Seguro Social. ¿Qué es todo esto sino una crisis del tipo de las que produce usualmente García?

14.10.10
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miércoles, octubre 13, 2010

La crisis postelectoral

Cuando se supo que el resultado de la votación del 3 de octubre que todos creían que dependía exclusivamente del mandato de las urnas, había quedado detenido en el aire mientras unos oscuros jueces decidían sobre el 25% de las actas y un millón y medio de los sufragios, surgió la pregunta: ¿y quién es el responsable de esta estupidez mayúscula?

La respuesta fue que no era ningún partido maquiavélico sino la ONPE de Magdalena Chu, o sea que los que debía contar los votos con la mayor celeridad y proclamar a los ganadores se habían encargado de contar con toda lentitud y añadido a eso había mandado un cantidad tan abultada de votos a la determinación judicial que se habían convertido en responsables de un entrampamiento que ahora amenaza con llevarnos a final de mes sin ganador oficial en Lima.

Pero de pronto la ONPE dio una explicación inesperada: lo que ellos habían hecho era aplicar un reglamento elaborado por el Jurado Nacional de Elecciones que había cambiado los procedimientos anteriores, lo que habría hecho que ahora haya muchas más observaciones que en elecciones anteriores, aunque esto no explicara, porque la proporción era mayor en Lima que en provincias.

¿Y por qué el JNE cambió el reglamento en pleno proceso (26 de agosto) y volvió a hacerlo el 13 de septiembre y una vez más el 22 de septiembre? Agárrense, la respuesta de los ilustres magistrados no tiene pierde: la modificatoria y las enmiendas posteriores fueron a pedido de la ONPE. Lo que quiere decir que como en el juego del gran bonetón volvemos al principio para preguntar y porque la ONPE pidió estos cambios.

Es obvio que se están burlando de nosotros. Y encima piden que confiemos en estas instituciones. Es como el caso de los dispositivos USB de los petroaudios decomisados a Giselle Giannotti, en el que el Poder Judicial culpa a la Policía y al Ministerio Público, y estas entidades contestan que todo ocurrió cuando se entregaron las pruebas a los jueces. Un peloteo que sólo cobra sentido si uno está claro que lo que se quería era enredarlo todo para tapar a las principales figuras del gobierno aprista involucradas en la corrupción.

Ahora es lo mismo. Como el presidente no pudo impedir con toda la maquinaria del poder (incluida la jauría mediática) que venciera la candidata que no quería que gane, la operación siguiente ha sido secuestrar el resultado. Así vamos a cumplir dos semanas sin que se reconozca que Susana Villarán es la ganadora, en lo que debería ser un escándalo de extraordinarias proporciones. Y nos siguen pidiendo paciencia y confianza.

La ONPE y el JNE han demostrado nítida obsecuencia con la maniobra del gobierno y el peloteo de responsabilidades sólo sirve para recordarnos que hay un tercero más poderoso que estos dos que los ha metido en un gran lío y al que no pueden culpar directamente. La monstruosidad de sacar de la cuenta simple a uno de cada cuatro votos de una elección sólo puede ocurrírsele a quién esté dispuesto a dinamitar el sistema si las cosas no salen como las han planeado.

La crisis postelectoral es hechura de Alan García. Y como no sabe cuál es el siguiente paso anda pegando a la gente.

13.10.10
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Presidente en pleno ataque de nervios

El bofetón alanista del último sábado es la prueba más clara de que bajo la aparente normalidad de estos días late un estado de tensión extrema en los altos niveles del poder y que hay unas extraordinarias ganas de castigar a esa gente que ha decidido repudiar en la urnas a las fuerzas políticas que han ejercido el poder en los últimos años.

La “insolencia” de Richard Gálvez que a boca de jarro le dijo a García lo que este diario y otras voces independientes le han dicho al gobierno varias veces, simboliza también la profunda molestia ciudadana que está saliendo hacia fuera después de la votación del 3 de octubre y del impasse posterior que la para la gran mayoría de los peruanos tiene un claro sabor a fraude.

Si interpretamos al agresor y al agredido como un fenómeno de interacción entre el poder y el pueblo, llegaremos a una conclusión ineludible: García no sabe como salir de la crisis que se ha creado por su directiva de no declarar un ganador en las elecciones, y la población está perdiendo la paciencia por el alargamiento abusivo del desenlace y la falta de agallas de los ganadores para hacerse respetar.

El descontrol de García no es una novedad como sabemos. A él le debemos 300 muertos en los penales en 1986 y más de treinta víctimas en Bagua en el 2009, una patada en el trasero del señor Lora el 2004 y una cachetada brutal sobre Gálvez el 2010. Y pueden seguir muchos otros actos típicos de una psicopatía, El problema es que este hombre que ha dicho que no permitirá que el que no quiere gane las elecciones, es el que no está permitiendo que se proclame a la ganadora de la votación en Lima.

¿Y cómo manejará las elecciones del 2010?, ¿a quién más pateará o abofeteará?, ¿o cómo actuará en medio de una crisis grave como la que está alimentando cada día al restarle credibilidad a los órganos electorales?

13.10.10
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lunes, octubre 11, 2010

Así se organiza un fraude

Algunos recuerdos del período fujimorista para apreciar como los reflejos autoritarios y tramposos de esa época se han impregnado en la vida política peruana.

En materia política, la Constitución de 1993, aquella que Lourdes Flores prometió no tocar en el CADE del 2005 en medio de los aplausos de pie de los empresarios, y que Toledo y García han mantenido entera por diez años, contiene una contundente extensión del poder presidencial a costa de un achicamiento de las facultades del Congreso y de otras instituciones, configurando un hiperpresidencialismo, y en otro famoso artículo autorizaba la reelección inmediata del presidente por una sola vez. Como lo explicó alguna vez Martha Chávez, la intención había sido establecer la reelección sin límite, pero retrocedieron cuando vieron difícil imponer su propósito.

Sin duda, en cada uno de estos temas, la Carta fujimorista estaba hecha a la medida del mandón. Era un conjunto de normas para ser gobernados el mayor tiempo posible por Fujimori y su banda, sin prever lo que podría venir más adelante. Algo así como constitucionalizar el golpe de Estado del 5 de abril e imaginar ese acto brutal como la fundación de un nuevo orden. Es cierto que tras el primer vladivideo y el anuncio del dictador de que “acortaría su tercer mandato”, se forzaron cambios en la Constitución sin respetar sus procedimientos, para que se pudiera validar la situación creada y de paso sacar fuera el artículo de la reelección que era el centro de agudas controversias. El espíritu del documento, sin embargo, quedó enterito. Y fue sobre este armatoste legal que debieron funcionar los siguientes gobiernos, cuyos presidentes debieron ponerse de alguna forma el terno de Fujimori aunque no coincidieran las tallas, con todas las consecuencias que se perciben hasta estos días.

Otra reforma constitucional fundamental fue la segmentación del sistema electoral en tres entes formalmente autónomos: el jurídico (Jurado Nacional de Elecciones, JNE); el técnico (Oficina Nacional de Procesos Electorales, ONPE); y registral (Registro Nacional de Identificación y Estado Civil, RENIEC) Este nuevo diseño recién entró en funcionamiento para las elecciones del año 2000, precisamente cuando se produjo la crisis del conteo de votos y de las arbitrariedades electorales, que llevó a la cárcel a altos funcionarios de la ONPE y a magistrados del JNE, y que en ese momento sirvió de marco para un enfrentamiento entre el gobierno y los votantes que terminaría acelerando la conclusión del régimen autoritario.

La re-reelección

Fujimori no estaba interesado en la “continuidad”, que es el actual tema de García, Castañeda y Flores, sino en la “invariabilidad”, que las cosas permanezcan iguales y sin cambios, que en términos políticos significaba que la articulación de poder Fujimori-Montesinos-cúpula militar, no fuera alterado, y siguiera aparentando ser invencible e indestructible. Cuando se descubrió su debilidad (su personal de servicios entregó parte de los secretos del régimen), efectivamente el orgulloso fujimorismo se vino abajo como un castillo de naipes.

La primera reelección fue, por eso, un hecho intrascendente. Todos sabían que iba a pasar y pasó sin sorpresas. La idea de Javier Pérez de Cuéllar, el principal candidato de “oposición” de aquella oportunidad, cargado de títulos internacionales, de que había que mantener las políticas económicas y varias de las líneas políticas del gobierno “pero en democracia”, no caló en la mayoría que entendió que lo que se le ofrecía era lo mismo, y que para ello mejor seguir con el conocido que por el conocer. Algunos estaban incluso convencidos que justamente lo que se requería para completar el proyecto de los 90 era la mano dura de Fujimori y no los modales diplomáticos y vacilantes del embajador. El chino arrasó en primera vuelta.

Todo indica, ciertamente, que antes de reelegirse el 95, ya Fujimori estaba pensando en el 2000 y el límite que le establecía su propia Constitución. Es por eso que en fecha tan temprana como octubre del 1996 (un año y un mes del inicio de su segundo mandato) se hizo público que existía un proyecto de ley de Vladimiro Montesinos para realizar una “interpretación auténtica” del artículo reeleccionista. Según la sabiduría montesinista se debía “interpretar” que los comicios de 1995 eran los primeros bajo la nueva Constitución, y el presidente electo en ellos, todavía tenía la opción de repetir su victoria, sin contabilizarse el hecho que al presentarse a las elecciones de ese año ya viniera en la condición de presidente. Ciertamente, había una larga cantidad de resoluciones y documentos públicos, para salvar el obstáculo de que el presidente 1990-1995, había sido prohibido de reelegirse por la anterior Constitución (1979) y que afirmaban que lo que estaba haciendo era acogerse a los alcances de la del 93. O sea para justificar la participación el 95 se le consideraba “primera reelección”, y para abrir paso a la del 2000 se le redefinía como “primera elección dentro de la nueva Constitución”.

Montesinos elaboró esta “solución política” a un impasse jurídico, en las circunstancias en que tenía que responder en otro frente a la explosiva denuncia de Demetrio Peñaherrera “Vaticano”, por cobro de cupos y protección al narcotráfico, durante el período 91-94, que informaba con pelos y señales las circunstancias de la extorsión y los oficiales del ejército que estuvieron a cargo de cobrarle una mensualidad de 50 mil dólares para el doctor. O sea tenía la raza para armar un tinglado contra la precaria legalidad en la que se movían las cosas en esa época, bajo el fuego de una acusación devastadora, que por supuesto logró salvar con sus métodos favoritos: destruyeron mentalmente al denunciante y lo declararon inapto para sostener su acusación. De esto parece que también han aprendido muchos de nuestros políticos que pueden atender la cita internacional de la APEC, en pleno escándalo de petroaudios, y poco después anunciar que el presidente no puede decidir quién gana las elecciones, pero sí quién no puede ganarlas; y no hace mucho soportar la difusión de los potoaudios, donde entre otras linduras se descubren lazos presumiblemente corruptos de la candidata autoproclamada de la “decencia” con empresas proveedoras de servicios en plena campaña municipal, sin que hasta ahora haya una explicación de lo que se trataba, y al poco tiempo aparecer en el debate electoral en el plan de censora moral de su contendora por asuntos mucho más pequeños de registro de información o por directas mentiras.

Si la constitución con golpe era un tremendo fraude contra la democracia ya que sustituía por la fuerza de las armas y en un contexto de emergencias y miedo, la base legal del Estado que en el 79 respondía a un consenso post dictadura y movilizaciones sociales; la “interpretación auténtica” era otro fraude que falsificaba lo establecido con la propia mayoría fujimorista y lo adecuaba a sus necesidades políticas. Pero lo mismo se podía decir de las modificaciones a la ley del referéndum para guillotinar la iniciativa ciudadana para declarar la ilegalidad de la pretendida “interpretación auténtica”. Toda la etapa 1996-2000, fue la de un manipuleo de la legalidad construida por el mismo fujimorismo, para irla ajustando como le convenía. Eso, desde el punto de vista electoral, se llama cocina del fraude.

Fraude mediático

Si la palabra maldita de fraude alude a la falsificación de la voluntad democrática de la gente que acude a pronunciarse en las urnas, ¿cómo se puede definir la serie de hechos que han quedado registrados en los videos de finales de los 80, donde se muestran los propietarios de canales de televisión, radio y prensa escrita, recibiendo dinero e instrucciones del asesor? Nunca nadie había concebido tan certeramente la intervención de la prensa como un factor de articulación entre el juego de maniobras jurídicas y la acción de los órganos electorales. ¿Qué posibilidad hubieran tenido de imponer sus planes sin una prensa capaz de tergiversar la realidad de manera sistemática logrando afectar la conducta y las decisiones de las personas.

No se trataba de la casi normal parcialización de los medios y de la ventaja de prensa de la que siempre han gozado los que tienen dinero. Era mucho más que eso. Un plan sistemático por el cual cada órgano cumplía un papel, sin saber necesariamente los que se le había asignado a los otros. Había que desinformar (tergiversar la información), alarmar (sembrar miedos y dudas), silenciar (no dejar ver a ciertas personas o hechos), desviar (crear cortinas para que no se vean los problemas principales), desprestigiar y destruir (caerle al adversario principal con todo lo que se puede hasta que se empiece a hacerle daño) y otros tantos efectos de campaña. Uno puede apreciar hoy cuánto se ha aprendido y no olvidado de estos oscuros tiempos.

Un caso especial fue el de la llamada “prensa chicha” cuya misión era enlodar directamente y sembrar anticuerpos contra los que el gobierno quería ver caer. Este era el trabajo de baja policía y el mayor perfil mafioso. Hoy lo que queda de esos diarios es totalmente marginal, pero en las conductas de medios más grandes y supuestamente serios se aprecia de qué forma ha penetrado la cultura montesinista. Carátulas sobre el puño senderista de Susana Villarán, encajarían perfectamente en “El Chino” del año 2000, dirigido por José Olaya. Lo mismo los reportes sobre relaciones con las FARC, acusaciones de chavismo y otras sandeces. Es el “achicamiento” de la prensa grande y mediana.

Fujimori y Montesinos no creían en los medios como comunicadores y formadores de opinión, sino como promotores de emociones: adhesiones, odios, miedos, etc. Estas emociones dificultan pensar, hacer elecciones racionales, en un sólo concepto actuar libremente. Alguien celebró el 2006 haber “vacunado” a Lima contra Ollanta Humala lo que habría sido decisivo para la elección de Alan García en segunda vuelta. En resumen una estrategia para dominarnos el corazón y desde ahí el cerebro. Un fraude mediático.

La ONPE en acción

El siguiente eslabón del fraude del 2000, fue la falsificación masiva de firmas para la inscripción del partido de ocasión que Fujimori armó para esas elecciones: Perú al 2000. No es que el gobierno no pudiera reunir las adhesiones que fueran y que el dictador no se mantuviera, a pesar del desgaste, en un alto nivel de aprobación. El punto es que con la falsificación se probaba que todo este asunto de las elecciones era una farsa, en la que se ponían vallas altísimas a los competidores y el oficialismo hacía cómodamente la trampa. Más aún que algunos “partidos” y candidatos que al gobierno le interesaba tener como su contraparte, también eran ayudados a inscribirse con el mismo método de las firmas falsificadas. Es lo que pasó con Rafael Rey y Alejandro Toledo, en este último caso una verdadera paradoja, porque terminó convirtiéndose en el único rival de fuste para Fujimori.

Cuando salió lo de la falsificación de firmas (denuncia de “EL Comercio”), pareció que el andamiaje del poder dictatorial se caía, pero no cayó; como no se derribó Toledo cuando se supo que le debía su inscripción a su peor enemigo y que había tenido arreglos que no se conocía; ni se precipitó García al abismo con los petroaudios, el baguazo o el caso del DL 1097. En realidad la corrupción y la manipulación política han demostrado ser imbatibles. ¿Por qué la ONPE, que usaba una cortadora de pasto para tumbar las firmas de la mayoría de partidos o de las demandas de referéndum, dejó pasar a los falsificadores? Es obvio que fue porque no era tan “técnico” como se decía, y tenía muy claros sus directivas políticas.

Pero el punto culminante del proceso del 2000, fue el recuento de votos a partir de la noche del 9 de abril, el día de la primera vuelta. Aquella vez hubo que enfrentar un sentimiento de victoria que había nacido de los primeros informes a boca de urna que daban en todos los casos como ganador a Alejandro Toledo y anticipando lo que podía ser una derrota final de Fujimori en segunda vuelta. Ahí vimos por primera vez una película que hemos vuelto a ver en estos días. Una ONPE ofreciendo información con cuentagotas, creando un suspenso en las decisiones (¿quién ganó?, ¿habrá segunda vuelta?), jugando a las fracciones de décimas y centésimas cuando se trataba de elegir un presidente.

Nadie que haya vivido esa experiencia podrá olvidar que lo que resolvió la crisis, en la que parecía que se iban a robar la elección y proclamar a Fujimori con una fracción decimal por encima del 50%, fue que Toledo se atrevió a marchar a Palacio con una multitud indignada y que en los días siguientes los jóvenes y la población en general se mantuvieron movilizadas, marchando por la ciudad, haciendo plantones en los locales de la ONPE y concentraciones en la Plaza San Martín con su candidato. ¿Qué no dice eso? Que no se vence la voluntad de fraude con pasividad y debilidad política. Si el concepto es que el poder es corrupto y abusivo, ¿cómo se puede confiar en él? Eso es elemental para cualquiera que haya vivido los avatares de la política en el Perú.

10.10.10
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sábado, octubre 09, 2010

Lourdes ganada en mesa

En la primera vuelta del 2006 (9 de abril), me invitaron a participar como periodista independiente en la presentación de lo que iba a ser el informe de conteo rápido, con una garantía del 99.5%, que entregaría la organización Transparencia en las siguientes horas del cierre de las urnas. Se suponía que esto ocurriría sobre las 8 de la noche. Alrededor mío estaban personas como César Gutiérrez (luego presidente de Petroperú e implicado en el caso de los petroaudios) y José Luis Sardón (actual decano de derecho en la UPC). Y más allá se apreciaban otros conocidos como Alberto Adrianzén, Javier Iguíñiz y otros.

Llegada las 8 de la noche no pasó nada, ni a las 9. Recién después de las 10 de la noche vimos aparecer a los directivos y funcionarios de Transparencia que tomaron su emplazamiento en una mesa que estaba frente a nuestros asientos y la presidenta dio un breve informe. La institución no estaba en condiciones de brindar un informe de conteo rápido, porque la diferencia entre el segundo y tercero en los resultados era tan estrecha que no se podía determinar quién iría a la segunda vuelta.

Transparencia advertía que por responsabilidad no podía adelantar sus cifras y que esperaría el informe de la ONPE. Pero la noche siguió avanzando, se cumplieron las 12 horas y no había el bendito informe de la señora Magdalena Chu. Los que habían sido citados por Transparencia se fueron retirando y la sala se quedó vacía en medio de la incertidumbre. Recién en las primeras horas de la mañana del día 10, la ONPE entregó su primer informe de resultados oficiales al 58.85% de votos escrutados. Ahí se confirmaba que ale primer lugar había sido obtenido por Ollanta Humala, pero a distancia del 50%, lo que significaba que habría segunda vuelta.

Pero lo que interesaba en es instante era el segundo lugar, y ahí aparecía Lourdes Flores con una ventaja de 1.2% sobre Alan García. Al mediodía la ONPE entregó un reporte al 67% que arrojaba 28,7 % para Ollanta Humala, 25,78% para Lourdes Flores y 25,07% para Alan García, que bajaba la diferencia a 0.71%. A las cuatro de la tarde, con un 78.16% de los votos escrutados, los resultados mostraron una variación. Humala se ubicaba cómodamente en primer lugar con un 29.94%. El segundo lugar lo pasó a ocupar Alan García con un 24.93% y Lourdes Flores bajó al tercer lugar con 24.37%.

A las nueve de la noche del 10 de abril , los resultados publicados por la ONPE con un 80,68% de votos escrutados, daban a Ollanta Humala un 30,24%, a Alan García Pérez un 24.93% y Lourdes Flores un 24,03%. Martha Chávez se ubicaba 4ta con un 7,01% y Valentún Paniagua quinto con 5,68%. En cámara lenta, pero no tan lenta como ahora, Lourdes Flores quedó fuera de una carrera que como otras veces lideró casi hasta el final.
Los diarios

Si se revisan los archivos periodísticos del 10 de abril se encontrará un dato extraordinario. Los diarios que había conocido los sondeos a boca de urna que daban el segundo puesto para Lourdes y estaban al tanto de las dificultades de la ONPE aseguraban que lo más probable era una segunda vuelta con García y empezaban a acomodarse editorialmente a la situación encontrándole virtudes al ex presidente que antes nadie le veía.

El 11 fue el deschave. Los medios se olvidaron violentamente de su candidata que seguía pensando que en el 20% que faltaba contar y en las impugnaciones podía voltear una brecha de apenas 0.9%. Para la prensa ex lourdista y ahora alanista, no había nada que hacer, porque la prioridad era ganarle al nacionalista. En los días siguientes, cuando la candidata todavía dudaba en aceptar su derrota, sus amigos de la prensa se le pusieron recios y le exigieron “por el bien del país” aceptar el resultado. Y como otras veces cedió a las presiones.

10.10.10
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Candidata protesta

Lourdes Flores siempre ha creído que el APRA le robó la elección en primera vuelta usando a sus personeros para anular votos y actas, y que luego logró influir en el conteo de la ONPE. Lo extraordinario de todo esto es que a pesar de estar herida por la trampa, no dudó en entregar los votos del PPC en segunda vuelta al candidato de la estrella, como un cheque en blanco. Y hoy está de la mano con él para tratar de torcer el resultado de las urnas que favorece a Susana Villarán.

Susana después de las elecciones

Toda la campaña de Susana Villarán, por lo menos desde el momento en se despuntó de los chicos y empezó a crecer en las encuestas, se vio cargada de explicaciones para negar que existiera una alianza con Patria Roja, porque sólo se traba de algunos “invitados en la lista”, y que tampoco habían pedido el apoyo del Partido Nacionalista porque el proyecto de Fuerza Social era distinto.

Después de la votación y en medio del exasperante conteo de la ONPE: dos días para entregar el 100% de las actas no observadas y el extraño caso del millón 800 mil votos (casi 25%) que han quedado al veredicto de los jueces, lo que hay que negar es que la candidata ganadora de las elecciones, aún no proclamada por el juego de lo retrasos y la negativa de la perdedora y el gobierno a reconocer el resultado, tenga algo que ver con las voces, que incluyen a Baily, el hermano de Villarán y muchos otros, que han expresado su preocupación por lo que podría ser un fraude que burle la voluntad real de los electores.

Según se dice, Fuerza Social confía completamente en las autoridades de la ONPE y el JNE, y aceptan sus explicaciones, y sobre todo asegura que no va a movilizarse en protesta por lo que está pasando, porque no tiene nada porqué protestar. Todos los que han hablado con Susana, Zegarra o Guerra García, saben de sus preocupaciones y angustias de estos días. Pero parece que la “nueva política”, que dicen representar, exige un doble lenguaje y no dar pretextos a los medios para caerles encima.

El chantaje electoral impuso maltratar a los que estaban cerca y asegurar que el gobierno de Fuerza Social sería exclusivo de ellos (¿nueva política?), suponiendo que eso calmaba a la jauría mediática y el ataque derechista, que por supuesto no se detuvo ante las explicaciones y siguió acusando a su candidata enemiga de cada vez mayores maldades, entre ellas la de no ser leal con sus propios compañeros. La aplanadora logró así poner poco a poco a la defensiva a la candidata que al principio aparecía fresca y renovadora, obligarla a explicar lo que no tenía porqué explicarse, y la cargó de dudas, miedos y contradicciones.

Pero si ciertos dichos y contradichos se justificaban en “no perder votos”, lo que da la impresión que nunca estuvo claro es que la derecha no quería sólo asustar con Patria Roja y Humala, sino convertir a la propia Susana y a sus simpáticos amigos en un nuevo cuco de la política nacional, que haga más difícil votar por ella. En el debate con Lourdes Flores todos sentimos que Susana había sido ablandada, que callaba ante los dardos envenenados de su adversaria por debilidad y no por fortaleza, y sobre todo que no podía llevar el debate hacia un terreno propio, que obviamente no podía quedar reducido al de las propuestas técnicas, sino al de la demostración de que efectivamente existía una “nueva política” por oposición a la vieja y tradicional política criolla.

Si Lourdes Flores estaba ahí atacándola con cuánto podía, acaso era porque quería salvar a la ciudad de una ciudadana tan peligrosa como Susana, o porque ella representa a una corriente política que forma parte del poder existente y que ha hecho de la capital un bastión para intervenir en la política nacional. Si estamos descontentos por cómo se dirige el Perú, tenemos que estarlo respecto al PPC, a Lourdes Flores, a su aliado Castañeda y a sus vínculos con Alan García. ¿Es tan difícil decir esto? En todo debate gana el que tiene la iniciativa, y Susana regaló este principio por creer ingenuamente que la población la vería como una estoica mujer soportando un ataque artero y la premiaría con su voto. Se ha visto que no fue así y que por su error de percepción casi pierde las elecciones.

La derecha, por cierto, no ha respetado más a la lideresa de Fuerza Social por haberse comportado como una dama. Cuando vieron que ella no se enfrentaba y no respondía, fueron aún más feroces en su agravios, como si Susana tuviera un millón de rabos de paja por aclarar (que no los tiene, porque es una persona honesta) y la abogada de Cataño, la antigua “mis Tiwinsa”, la defensora de la Constitución de 1993, la que ordenó al PPC no apoyar la derogatoria de las leyes de la selva no tuviera un inmenso techo de vidrio sobre su cabeza. .

Hoy ya no hay electores en juego, pero si funcionarios decidiendo por el resto. Hay una situación anormal respecto al final de las elecciones y cientos de miles de personas esperando una voz de la candidata por la que dieron su voto. Y Fuerza Social sigue mostrando debilidad ante las acusaciones del PPC de estar presionando a la ONPE o temiendo una nueva ofensiva de los medios. Todo esto abre muchas preguntas sobre cómo será el gobierno municipal de los siguientes años y si la alcaldesa que representa la esperanza va tener en cuenta primero y sobre todo las demandas y propuestas del pueblo que la eligió, o las presiones que sus rivales de estos últimos meses van a seguir ejerciendo sobre ella.

Esta es también una interrogante sobre el futuro de Fuerza Social después de la etapa de las elecciones regionales-municipales, y si en su interpretación de la nueva política está el aceptar que existen mandatos políticos como el del 3 de octubre que indican que un gran parte de nuestro país reclama una amplia unidad de sectores progresistas, izquierdistas, nacionalistas para ganarle al mismo bloque que ellos enfrentaron en estas elecciones: el APRA, PPC y el fujimorismo. No es fácil y todos lo sabemos. Pero así como los electores pueden ser generosos al votar, también pueden ser muy duros al castigar, como se vio en ciertas votaciones del 2006 y como les acaba de ocurrir a otros en el reciente proceso.

Por ahora, sin embargo, el futuro de Susana y su partido depende que no sigan dudando ante la responsabilidad de defender su victoria, sin miedo al chantaje mediático y sin falso protocolo. Aún las personas más encantadoras deben ser capaces de tomar el camino d ela firmeza cuando ha llegado la hora.


10.10.10
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Apropósito del Nóbel

Contra lo que cree Jaime Baily, el Perú no fue ingrato con su mayor escritor cuando se negó a elegirlo presidente. Al revés, si hoy día Mario Vargas Llosa ha conseguido ganar el premio Nóbel de Literatura es porque el pueblo lo salvó de ser el que se encargara de lanzar el shock, que el líder del FREDEMO proclamaba por calles y plazas para acabar con la hiperinflación, y el que tuviera a su cargo la etapa final de guerra con Sendero Luminoso, poniéndose al frente de la lucha como indicaba su propaganda.

En la hora más difícil, la derecha se apropió del escritor y lo convirtió en el ariete que necesitaba para volver al poder. Pero eso lo colocaba en el centro de las pasiones políticas. Y en un enemigo de diversos sectores políticos que como lo probó la elección representaban una mayoría que él mismo construyó en su contra. El Perú no lo quiso como político de derecha, pero lo siguió queriendo como escritor lo que explica la algarabía de estos días.

Después de su fracaso de 1990, Vargas Llosa escribió un libro en el que tuvo la habilidad de envolver sus resentimientos en una especie de memorias de su infancia que de alguna manera explicarían la persona en que se convirtió. Luego volvió a lo suyo que es escribir más o menos un libro cada año, artículos cada semana y pronunciarse sobre asuntos internacionales y nacionales cuando le parecía que debía hacerlo.

Vargas Llosa no ha dejado de ser el ponente de causas políticas afines a los intereses de Estados Unidos y sus aliados de occidente, al punto de haber asumido una especie de liderazgo en la política de intervención sobre la Venezuela de Chávez, a conciencia de que la oposición interna no logra constituirse en una amenaza real para el poder existente. Respecto al Perú, ha sido aliado del gobierno de Alejandro Toledo y en estos últimos años se ha hecho fotografiar varias veces en la puerta de Palacio con Alana García.

Ciertamente, también ha tenido momentos en los que ha puesto alguna forma de límite a los excesos de los grupos dominantes criollos, como cuando levantó su voz contra el DL 1097 y lo acusó de propiciar una amnistía encubierta para violadores de derechos humanos, o cuando se separa de la bulla fachistona contra Susana Villarán. Pero el Vargas Llosa metido a la política interesa poco en la gran masa nacional. Estoy seguro que la mayoría de los peruanos no aprueban una “democratización” del tipo de la que Estados Unidos llevó adelante en Irak, o que crean que las explotaciones petroleras y mineras beneficiarán a las comunidades nativas, como lo ha sostenido el escritor.

Tampoco es verdad que mucha gente en el país haya leído sus mejores libros, porque desgraciadamente somos un país que en general lee poco. Si se puede afirmar, sin embargo, que Mario está entre los más leídos y eso ya es bastante. También que Nóbel hará que aumenten los lectores y los admiradores de su obra. Pero por ahora el galardón alcanzado sirve para que un país con hambre de méritos y necesidad de salir de eternos perdedores vuelva a festejar un triunfo que parece de todos, pero que se debe al trabajo y la constancia de un escritor excepcional.

10.10.10
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miércoles, octubre 06, 2010

Adelantando balances

La crisis que ha empezado a abrirse por el retraso de la ONPE en entregar los resultados de Lima, está coincidiendo con un esfuerzo de García por volver al primer plano (tómese nota de sus increíbles declaraciones contra Hollywood por promover el consumo de drogas y su identificación de la propuesta de legalización del uso de estas sustancias con el apoyo al narcotráfico, cuando es exactamente los contrario porque trata de impedir que las mafias sigan lucrando del negocio de la prohibición); con la batahola de medios sobre que no hay ganador cuando todos saben que hay una ganadora indiscutible, pero que se usa para dejar abierta la posibilidad de introducir alguna manipulación en los resultados; y con los primeros balances de la batalla terminada en los que varios van adelantando lo que pretenden sean los sentidos comunes del siguiente período hasta las elecciones presidenciales.

Veamos algunos de estos criterios:

(a) La derecha de todos modos ganó en Lima, porque ganó el mayor número de alcaldías distritales (más o menos 15 sobre 42), mientras que Fuerza Social no obtuvo ni una. Recurso de salida de Lourdes Flores en la noche del 3 de octubre, cuando no sabía como dar la cara luego de haber perdido ante una candidata de trayectoria mucho más reducida y sin partido real, que le arrebató la victoria en plena campaña, cuando parecía segura ganadora. El PPC ha tenido en el pasado mucho mayor número de alcaldes. Pero la elección política del domingo fue la provincial y en esa fracasó la derecha que ahora no dirige ninguna región o ciudad importante en todo el país.

(b) El APRA sin García no gana ninguna elección. Pero el APRA, sin García y sin gobierno nacional, ganó la primera elección regional en el año 2002, conquistando 12 presidencias regionales y numerosas alcaldías de capitales de departamentos. Es más bien con García como presidente de la república, que el partido de Haya de la Torre, ha perdido aplastantemente dos elecciones regionales-municipales, pasando en el 2006 a quedarse con solo dos regiones, y esta vez con apenas una que aún está dudosa (La Libertad) Por tanto asignar a García una especie de poder mágico para cada elección es querer evadir la censura política al régimen que va implícita en la presente elección.

(c) El voto por Susana no es ni de izquierda, ni de oposición, ni de exigencia de cambio, y se debe a que es simpática, se supo acercar a la gente, se apropió de la decencia, la ayudó Baily y otra decena de motivos para que no encaje en ningún patrón de conducta del electorado peruano a lo largo de los últimos veinte años. Pero tendían que haber sido ciegos y sordos los que votaron por ella para no percibir que la decisión se planteó en dos campos uno de los cuales era la vieja derecha, aliada del APRA y el fujimorismo, y los que se ponían al otro lado optaban por la izquierda de esta elección (que no es igual a decir la izquierda organizada tradicional) Es cierto que Susana fue una excelente candidata, pero la gente no solo votó por su sonrisa sino por la esperanza que ella misma decía encarnar, que no es la de tener los mejores técnicos ni la de callar ante los agravios en un debate, sino la de construir un nuevo liderazgo para cambiar el país.

06.10.10
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martes, octubre 05, 2010

Del fraude del 2000 a la elección del 2010

Una sensación de película que ya se vio debe estar invadiendo a los limeños mayores de 30 años. Es como si el tiempo se hubiera detenido y todavía estuviéramos esperando el escalofriante recuento de votos de la ONPE de Portillo que cada tres o cuatro horas botaba un nuevo informe agregando unas cuantas centésimas al fujimorismo del año 2000, acercándolo poco a poco al 50% que le permitiría ganar en primera vuelta. Primero fue la volteada, entre la tarde y la noche del día de la elección, cuando a las encuestas de boca de urna que daban 48 a 45% entre Toledo y Fujimori, se convirtieron en 47 a 44, a favor del dictador reeleccionista.

Pero lo mejor vino después: el 47 fue creciendo, reporte tras reporte, hasta llegar sucesivamente a 48.5%, 48.9%, 49.2%, 49.5%, y todo el Perú quedó inmerso en un tremendo desconcierto. ¿Podía un recuento puramente técnico ajustarse tan milimétricamente a las necesidades políticas de cambiar una tendencia y hacerlo como midiendo las reacciones de los electores que sentían que les estaban quitando algo, sin que terminaran de quitárselo? El suspenso duró tres días y fue cubierto por incontables marchas de jóvenes hacia los locales de la ONPE y el centro de recuento en la antigua Feria del Hogar, en la Avenida La Marina, y dio lugar a varios mítines de Toledo en la Plaza San Martín, en los que no sabía si desconocer los resultados o si esperanzarse en que las cifras pudieran ayudarlo.

Finalmente se emitió el reporte al 99.5% de los votos que anunciaba que Fujimori había llegado a reunir 49.97% de los sufragios, y el jefe de la ONPE declaró de pronto que ya no había que contar más porque “estadísticamente” no se podía alterar la tendencia. Claro que cada quién entendió estas palabras a su manera: los jóvenes y los manifestantes callejeros de esos días, afirmaron que habían ganado porque no se rindieron. Keiko y Absalón, aseguraron que ellos habían convencido al presidente de evitar el enfrentamiento que se venía. Montesinos y la cúpula militar murmuraron que todo esto había sido una cobardía. La OEA saludó la “solución política a la crisis”. Y sólo José Portillo siguió asegurando que estas habían sido elecciones limpias en las que nadie había metido la mano para mover las cifras.

Todo eso ocurrió en medio de invocaciones desde el gobierno y la oposición más complaciente, y sobre todo desde los medios de comunicación, para guardar la calma y aceptar los resultados oficiales cualquiera que fueren. Precisamente por ese manejo de resultados, el señor Portillo estuvo preso hasta no hace mucho tiempo. Es decir la Justicia lo halló culpable de alterar la voluntad popular. Felizmente la mayoría no creyó que la lentitud maliciosa de la ONPE y el ajuste progresivo de los números, eran una extraña casualidad electoral en el país de las sorpresas. Que es lo mismo que pasa ahora cuando la ONPE de Magdalena Chu no sale a negar los sondeos previos y el orden de llegada que favorece a Villarán sobre Flores, pero mantiene ya tres días a la capital bajo el supuesto que “nada está decidido”, porque su organización no reconoce tendencias.

Nadie entiende porqué el domingo la señora Chu, sólo pudo contar el 12%, cuando lo usual era que superara el 40%, en el primer reporte. Pero el efecto fue mandar a todos a dormir sin datos oficiales que valieran la pena, a pesar de tantas invocaciones para que se esperara a la ONPE para hacer cualquier pronunciamiento. Y, por cierto, esta confusión, aparentemente deliberada, permitió a todos los diarios (menos LA PRIMERA) y noticieros de la mañana, titular como que no había ganador. El enredo, además, no acabó la primera noche, porque durante el día siguiente hemos tenido informes parciales que hasta llegar a más del 60% de las actas significaban una diferencia sobre 1.5%; y que sin más trámite al 73% se achica bruscamente a 0.8%, como para dejar nuevamente abiertas las especulaciones para el día siguiente. Otra vez la pregunta es si la ONPE actual está realmente al margen de la contienda y de los intereses de Palacio de Gobierno, del alcalde metropolitano y de la candidata del PPC, que no quieren admitir su derrota y que están calculando hasta donde se puede producir un movimiento de las cifras sin que el intento les estalle en las manos.

Hay más elementos de película vieja en lo que está pasando en estos días. Uno de ellos es Alan García advirtiendo antes de inicio de la votación que nadie se proclame ganador con los primeros conteos porque al final terminará perdiendo; los partidarios de Lourdes señalando que sus propios sondeos los dan por ganadores, cuando todo el resto de la información disponible indican que perdieron; y Susana y su partido que dicen haber “innovado la política peruana”, enfrentando la vieja política criolla, sin saber cómo responder.

06.10.10
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La batalla de los diarios

Concluido el proceso electoral, y resuelta la disputa principal que se escenificó en la ciudad de Lima, los analistas prevén una etapa de intensa discusión sobre lo que pasó y el papel cumplido por los medios de prensa.

Un nuevo término ha sido acuñado en estas elecciones: derecha bruta. Y lo han puesto en circulación a través de la prensa los que se juzgan una derecha digamos más inteligente, que considera que la campaña mediática atroz desarrollada contra Susana Villarán apenas empezó a empinarse en las encuestas, no sólo fue obviamente grosera y mentirosa, sino contraproducente para su propia candidata al levantar la figura de su adversaria y mover sentimientos de solidaridad ante el abuso.

Esta es, sin duda, una discusión que se viene agria y que va a ser crucial para el futuro inmediato, en tanto estamos a muy pocos meses de otro episodio electoral mucho más importantes que el que acaba de concluir. Frente a lo que ha pasado hay quienes opinan que los brutos se embrutecerán aún más, como lo hicieron en los días anteriores a la votación y que acusarán a los periodistas blandos y semiblandos por no haberlos acompañado en la demolición lo que les impidió alcanzar sus objetivos.

La estrechez del resultado final, por comparación con lo que señalaban las encuestas una semana antes, sería la prueba de que lo que faltó fue un poquito más de barro y deshechos para enterrar a la enemiga.

Al otro lado, se dirá que por el camino de los excesos se va a seguir perdiendo terreno y que eso representa una amenaza para las elecciones que se vienen. ¿Cuán fuerte puede ser este derechismo que pasa por más inteligente? Es difícil saberlo. Las opiniones consultadas, recuerdan que en el último tramo de la campaña ya se empezaron a borrar los límites entre la brutalidad y la inteligencia, y como lo graficó Carlín en una caricatura, los llamados medios serios se sumaron a la guerra sucia.

El desacuerdo es un síntoma de crisis posterior a la derrota, y vamos a pasar con seguridad por muchos balances, el problema es si tienen con que sustituir el método de los Picapiedra que fracasó en estas elecciones, y tal parece que no tienen alternativas, opinaron los analistas consultados.

05.10.10
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Un diario independiente

En Lima se editan alrededor de quince diarios, si no incluimos a los dedicados a temas deportivos. De todos ellos, sólo uno dio ayer como ganadora a la candidata cuya victoria ahora todo el mundo da como un hecho irreversible. Antes fue este mismo diario el único que anticipó hace tres semanas que las tendencias indicaban que Susana Villarán desplazaría del primer lugar de las encuestas a Lourdes Flores. ¿Por qué pudimos ver lo que otros “no veían”?

Muy simple, por el mismo motivo que hemos “visto” muchas otras cosas sobre el baguazo, los petroaudios, la privatización del puerto de Paita, la reconstrucción de Pisco y el Forsur, la exportación del gas, etc., ante las cuales otros cerraron los ojos. En las elecciones que acaban de concluir LA PRIMERA estuvo varias veces contra todo el resto de la prensa escrita y ganamos. Esto es lo que están valorando los lectores que compran nuestro diario porque dice la verdad.

domingo, octubre 03, 2010

Tantas veces Lourdes

A Lourdes Flores la recordarán por sus derrotas sufridas cuando parecía tener todo ganado, que simbolizan el hecho que un país reputado muchas veces como conservador no sintonizó nunca con la derecha empresarial neta que el PPC trató de encarnar a través de los abogados especializados en grandes negocios y trasladados a la política para seguir sirviendo a los mismos patrones.

Pero si a mí me pidieran escoger las imágenes que mejor traducen lo que fue el fracaso del proyecto de sucesión de Luis Bedoya Reyes y la frustración de la que pudo ser la primera presidenta del Perú o por lo menos la primera alcaldesa elegida por voto popular en Lima, no escogería las fatídicas fechas de los resultados de 2001, 2006 y 2010, sino tres momentos que me parecen mucho más elocuentes sobre el personaje y la política que le tocó representar.

El primer recuerdo que tengo en la cabeza es la noche en que el Congreso fujimorista votó para modificar la ley de referéndum e impedir que el enorme paquete de firmas (un millón y medio) contra la re-reelección pudiese ser convertido en una convocatoria a la consulta nacional. Introduciendo una “corrección”, que obligaba a sumar a la demanda ciudadana una “ratificación” en el Congreso (dominado por la dictadura) y con el control del JNE, la ONPE y el Tribunal Constitucional, el gobierno se zurró en el país.

Pero en la tarde en que el fujimorismo había dispuesto el asesinato del referéndum cientos, quizás miles de jóvenes, se apostaron en la Plaza Bolívar dispuestos a hacer la vigilia hasta la hora que fuera necesario para encarar a los responsables. La votación fue después de la media noche. La mayoría borreguil aplastó los argumentos de la oposición y luego se retiró presurosa para eludir a la juventud indignada.

Entonces salieron Lourdes y Olivera a informar a los que estaban apostados en la plaza y no se querían retirar. Contaron lo que había pasado y cómo habían sido derrotados por enésima vez. Y anunciaron que continuarían luchando por la democracia.

Fue ahí que empezaron los reclamos cada vez más fuertes de los estudiantes: ¿pero no les da vergüenza ser siempre derrotados?, ¿cómo pueden continuar participando de un parlamento que vota descaradamente contra el país?, ¿por qué no se retiran?, ¿no es la hora de la insurgencia?, ¿cómo se lucha por la democracia acompañando votaciones antidemocráticas?

Y Lourdes y Olivera seguían insistiendo que ellos estaban cumpliendo un papel necesario, que no le podían regalar el parlamento al dictador, que ya vendrían otras “luchas”. Una pifia muy grande se sintió en la noche fría y no era contra el poder autoritario y abusivo, sino contra la oposición timorata y conciliadora cuyos exponentes más conspicuos estaban dando la cara.

- Ustedes son jóvenes aún, y ya entenderán, dijo Lourdes antes de retirarse junto con Olivera.

Dos años después, Lourdes y Olivera eran parte de los sectores políticos que se preparaban para atravesar otros cinco años con Fujimori en Palacio de Gobierno, pero como se sabe, eso se cayó, porque Toledo, empujado por las fuerzas más decididas y democráticas, entre ellos con seguridad los jóvenes de la Plaza Bolívar, se salieron del libreto y le desordenaron los planes al re-reeleccionista.

Lourdes, que estaba en el estrado de los Cuatro Suyos el 27 de julio, había entendido por lo menos en parte que el dictador no se iba a ir por el método que ella y su partido aplicaron duante los diez años de la dictadura. Pero el 28 de julio, cuando la gente se batía en las calles, el PPC y su lideresa no estuvieron por ninguna parte.

Constitución fujimorista

La segunda escena, es la del CADE de diciembre 2005, a la que Lourdes Flores acude en calidad de candidata presidencial, favorita de las encuestas y le reservan la exposición final. Ahí frente a lo más graneado de la clase empresarial, la postulante a la presidencia calculó el punto medular de su discurso y lo disparó en el momento preciso: no vamos a cambiar la Constitución de 1993, para no alejar las inversiones y no crear mayor inestabilidad política.

De inmediato, el auditorio, ciertamente en las antípodas de los jóvenes de la Plaza Bolívar, se puso de pie y la ovacionó por vario minutos. Lourdes había tocado el punto que todos quería oír.

El Perú de Fujimori que Toledo había preservado con el argumento de la “transición” que nunca llegó a ninguna parte, Flores lo garantizaba con su declaración del CADE, ante decenas de hombres de dinero que hicieron grandes utilidades en los 90 y aplaudieron con más o menos el mismo entusiasmo los discurso del “chino”, en los CADE de la época.

Efectivamente debemos tener un concepto muy pobre de la democracia y la decencia, para no distinguir al tipo de político que ha tratado de hacer el puente entre la dictadura y el sistema actual en el que las autoridades son elegidas libremente.

¿Cómo meter la democracia en el corsé de la Constitución de Fujimori?, ¿una garantía de “estabilidad” es igual a una de continuidad de contratos antinacionales, derechos disminuidos y carácter autoritario y represivo del Estado?

Lourdes Flores, que nunca creyó en la idea de enfrentarse a la dictadura y provocar su caída, tampoco ha querido poner en riesgo el sistema económico y político de los 90, que confunde con “estabilidad”, cuando es un mecanismo de privilegios, desigualdades y exclusión social y política, que vemos a cada paso.

Pero en el CADE en La Libertad del 2005, imaginándose segura ganadora la Flores ya no tuvo tapujos y se presentó como la garante de que la Constitución del artículo 82 (los contratos no se tocan), que elimina las empresas públicas, que desconoce los derechos comunales, no sería alterada. Aplausos del auditorio.

Otra Lourdes

La tercera Lourdes que tengo implantada en las retinas, es mucho más reciente. Es la del lunes 27 de noviembre en el debate con Susana Villarán. Esa mujer desaforada, que nunca se plantó así con la dictadura o con el poder económico, estaba visiblemente desesperada por anotar puntos y de ser posible lograr un nockout de su adversaria por el medio que fuera.

Poco antes la habíamos oído expresar su sentimiento íntimo: la municipalidad le importaba un comino, podían meterse la alcaldía al poto (¿quiénes?), lo que venía provocado por la sensación de volver a perder por tercera vez.

Pero nuevamente entonada (¿por quiénes?) pasaba al ataque como si le interesara apasionadamente el cargo que había despreciado. Esta Lourdes de combate, podría explicarse por el orgullo herido, de saberse superada por otra mujer a la que trató de ningunear. Pero quizás no era solo vanidad de ganadora que siempre pierde.

Cuando nos preguntamos a quién responde la Lourdes Flores política, estamos tocando el punto clave que es saber lo que la hace conciliadora con unos (por ejemplo estar en primera línea en el matrimonio de Keiko o inspirar a su partido para que salven a Jorge del Castillo en el caso Petroaudios), o ser extraordinariamente dura con otros (el voto del PPC por la no derogatoria de las leyes de la selva cuando hasta el APRA había cedido; la ponzoña contra Villarán).

O lo que la lleva a considerar muy poca cosa para ella la alcaldía de la principal ciudad del Perú, pero creer que se acaba el mundo si una señora sonriente la derrota en una elección. ¿Cuál es la base política de estas contradicciones mucho más profundas que las que le imputan a Susana Villarán?

Nos atrevemos a resumirla en una sola idea: Lourdes y el PPC son el verdadero partido del sistema, la organización de los abogados del poder económico, el partido del orden represivo, aquel por el que el país, y ahora Lima, se ha resistido a votar, y que permanentemente ha vuelto por la ventana, como co-gobernante o parte de mayorías congresales pro-oficialistas, o como oposición blanda, sometida al mandón de turno, en tanto cautela los intereses para los que trabaja.

03.10.10
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Golpes y elecciones

Después de la votación de la segunda vuelta de 1990, los derrotados de Vargas Llosa se agolparon alrededor del local de campaña del FREDEMO a reclamar un golpe para que el chino insolente, cuyos antepasados no estaban enterrados en el Perú (frase de Chirinos Soto), no se hiciera del poder. En los días siguientes los rumores de una intervención militar crecieron y como después se supo no fueron sólo habladurías sino que sectores militares realmente discutieron la posibilidad de declararse en rebeldía. Esto acabó cuando Montesinos le reveló los planes al electo y le propuso instalarse en el Círculo Militar y no salir de allí durante semanas bajo la premisa que ubicado dentro del monstruo era imposible que pudieran intentar derrocarlo.

Todos sabemos que en esos días decisivos el Fujimori candidato del no shock y del diálogo para la paz, se convirtió en el Fujimori del shock, la privatización, el autogolpe y el grupo Colina. Es decir para hacer viable su gobierno, lo transformó en otro gobierno al que se había ofrecido en las elecciones y había desatado las esperanzas de amplios sectores. El 2000, Fujimori estaba colocado en la situación inversa: era el poder que se resistía a ser reemplazado lo que desató una violenta crisis que incluyó manipulación de resultados, represión, provocación y conspiración, contra los que se resistían a la re-reelección fraudulenta. Montesinos barajó incluso sustituir al presidente por Carlos Boloña apoyado por los mandos militares. Y Fujimori se replegó y terminó huyendo cuando todo parecía desmoronarse.

El 2006, lo que no podía ocurrir era que Ollanta Humala ganara las elecciones y fue tan fuerte e irracional el odio que se concentró en su contra, que pareció lo más normal que en el acto de votación de primera vuelta en la Universidad Ricardo Palma, se armara una batahola con agresiones directas en su contra, que pudieron haber llegado más lejos si los hubieran dejado. Después de ocurridos estos hechos, alguien dijo que Ollanta se había buscado esos golpes y esas reacciones por andar pregonando la violencia contra los ricos. Es obvio que si el resultado final hubiera sido diferente al que dio por ganador a Alan García se hubiera armado la grande. Y es, en verdad, lo que de una manera diferida y en cámara lenta ha venido ocurriendo los siguientes años en los que el país ha sentido una tensión que lo recorre detrás de cada conflicto y como se ha visto en los dos últimos meses, rebrota con todo ímpetu en los momentos electorales.

La derecha no deja el poder tranquilamente. Si no que se lo pregunten a los ecuatorianos que vienen de vivir una experiencia de secuestro del presidente y un fallido intento por hacerlo capitular ante los golpistas, con el soterrado apoyo de los grandes medios de ese país y de la parálisis de las Fuerzas Armadas por casi diez horas. Antes fue el golpe de Honduras y los intentos también fallidos en Bolivia y Venezuela. La violencia periodística de estos días y el desborde de Lourdes Flores convertida en otra persona por efecto de la inminencia de la derrota, anuncian duras batallas. La primera de ellas está acabando hoy día, 3 de octubre de 2010.

03.10.10
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